Otras páginas interesantes

domingo, 29 de noviembre de 2020

Hijos de la ira, de Damián Campanario y Nico Naranjo

En la reseña de hoy toca hablar de Hijos de la ira, tebeo que cuenta al guión con Damián Campanario (https://www.facebook.com/damian.c.hernandez) y al dibujo con Nico Naranjo (https://www.facebook.com/niconaranjoart).

 



La ciudad de Trivissa es el objetivo de la Confederación de los Estados del Norte (o CEN) debido a las riquezas de sus minas. Gracias a sus poderosas máquinas de guerra, el primer asalto de la CEN contra la urbe es demoledor, dejando tras de sí un gran rastro de ruinas y muertes. Sin embargo, Trivissa no se rinde y sigue plantando cara al invasor, al cual no le queda más remedio que formalizar el asedio. Lo que CEN no sabe es que la ciudad que ambiciona está preparando un ambicioso contraataque en el que combatirá fuego con fuego…

 

Las obras con robots gigantes pilotados o mechas están en el imaginario del noveno arte gracias a clásicos japoneses como Mazinger Z, Escaflowne o Evangelion, siendo este un subgénero bastante consolidado dentro del shonen y del seinen. Ahora bien, esto no que quiere decir que no se puedan poner enfoques originales a las obras de esta temática. Y ejemplo de ello lo tenemos en Hijos de la ira, obra española para más señas. ¿Y por qué subrayar (sobre todo en este blog) la nacionalidad de la obra? Por el carácter asimétrico de su guerra, es decir, su temática guerrillera: la ciudad de Trevissa tiene muchísimos menos recursos que la Confederación en terrenos como el económico, tecnológico, humano o industrial, por lo que inician la guerra en seria desventaja. ¿Cómo paliar esto? Con tácticas guerrilleras: ataques relámpago, conocimiento de la zona de combate, apoyarse en las ventajas del terreno (tanto para provocar emboscadas, aprovechar la cobertura o tender trampas), usar lo saqueado en contra de sus propietarios originales, operaciones de sabotaje, contar con el respaldo de la población local… Algo muy, muy similar a lo que se vio en Zaragoza durante los asedios napoleónicos de 1808 y 1809. Todo ello logra una experiencia bélica verosímil y lógica pese que estemos hablando de un hipotético universo de ciencia ficción, un tanto lejano de la actualidad. Por otra parte, las bajas civiles por bombardeos y derrumbamientos sitiadores contribuyen a recordar que, pese a que la guerra tiene un componente épico importante, también tiene otro mucho más oscuro: el trágico, el que destruye familias y hogares.

 



Ahora bien, si hablamos de las obras de mechas, no pueden dejarse sin mencionar a los pilotos que los tripulan, por ser piezas fundamentales de la trama. Tal y como mandan los cánones del género, estos son adolescentes por un par de motivos argumentales, aunque no deja de ser interesante el cómo se aborda el espinoso asunto de los niños soldado y de cómo la psicología de la propaganda, la venganza y la emoción los seduce. Yendo ya a los personajes principales, podemos hablar de cinco. Para empezar, tenemos a Kir, el único que ya pertenecía al ejército de Trivissa antes de que comenzase la guerra, por lo que es el más marcial y centrado del grupo; la estoica Zoya; el macarra de Kolov; el impulsivo Marek; y la carismática Wira. Me ha gustado especialmente que sean personajes con desarrollo, así como los momentos de amistad y camaradería que comparten entre ellos entre batalla y batalla, aunque es una pena que los autores no le hayan podido dedicar alguna viñeta más a todo esto, pero el espacio es el que es. Más crítico hay que ser, sin embargo, con que los antagonistas (con la notable excepción de Lia), sean en general bastante maniqueos, sin puntos con los que empatizar. Mucho más complejo en este sentido es el padre de Kir, militar de carrera, pese a estar dispuesto a emplear niños soldado aprovechando los deseos de venganza de estos, tal y como se verá según avanzan las páginas del tomo.

 

Respecto al dibujo, Nico Naranjo ha consolidado en mucho su estilo frente a anteriores obras suyas por aquí reseñadas, como por ejemplo La patrulla Tucán, tal y como se puede ver en elementos como las caras o las siluetas de los personajes, mucho más definidas. Choca el contraste con los paisajes anteriores de este ilustrador, sustituyendo lo verde y boscoso por los grises y ocres de lo urbano, con devastadas ruinas propias de un bombardeo. Pero vayamos a los importante de una obra de mechas: los robots. Estos son bastante grandes sin llegar a ser colosales, es decir, están más próximos a un tercer piso que a un rascacielos, algo bastante práctico si tienes que luchar en un entorno urbano mientras te desplazas por las calles y buscas cobertura. Mientras que las máquinas de guerra de la CEN, con excepción de la capitana, siguen el mismo modelo uniforme, bien distinto es el diseño de los robots de Trivissa, pues no hay dos iguales: el de Kir recuerda a un samurái con sus protecciones, el de Wira a una rapaz por su cabeza y sus piernas… Además, se ha hecho un esfuerzo visual por demostrar los problemas que se han tenido para fabricar cada mecha con piezas de distintas procedencias y materiales, detalle que se debe apreciar. Los combates son tan espectaculares como uno se puede imaginar, aunque más que usarse la fuerza bruta sin más, hay cierta estrategia detrás de ellos, con la ya comentada guerra de guerrillas, y hay detalles aquí y allá que ayudan a plasmarlo: no poder disparar con un aliado en medio de tu línea de fuego, coordinación, dirigir los golpes a puntos débiles del enemigo…

 


En conclusión, si os gusta el género de los mechas, no dudéis en darle una oportunidad a Hijos de la ira. Podéis haceros con este tebeo de Nuevo Nueve de 142 páginas por un precio de 22€.

 

Por último, la dedicatoria que me hizo en el tomo el amable Nico Naranjo desde su mesa de trabajo hace algunas semanas, y es que con la actual pandemia se aprecian este tipo de detalles (orquestados por Omega Center) para suplir de alguna manera el vacío que está dejando la ausencia de eventos comiqueros. ¡Muchas gracias!


domingo, 15 de noviembre de 2020

Tres lecturas para los más peques

En la entrada de hoy toca hablar de tres tomitos cortos pero muy interesantes para los lectores más jóvenes de la casa, sobre todo si están dando sus primeros pasos en el mundo de la lectura.




El primer volumen es El nido, escrito por Rocío Campos Ramírez (https://twitter.com/merendarconmama) e ilustrado por Elene Urquijo (https://www.instagram.com/lilhydra/). Aquí asistimos al desencanto de Sandra, gran admiradora del otoño que ve con tristeza y enfado la llegada del invierno, estación que solo le está trayendo disgustos. ¿Cambiará la mala racha de la niña?


En la vida muchas veces nos encontramos ante temporadas o situaciones incómodas y desagradables… aunque ello no es motivo para no poder sacar algo bueno de todas ellas. El nido es reflejo de esto último, enseñando los lectores más jóvenes que se puede encontrar la felicidad donde menos se lo espera uno. Y ello a través de una protagonista con la que es fácil identificarse y verse reflejado. El texto, además de ser tan bonito como didáctico, está acompañado de ilustraciones más que entrañables coloreadas en preciosos tonos pastel.

 



En Equipo H y un lío cósmico, escrito por Jo Bright e ilustrado por Isabel Vílchez (https://www.facebook.com/isa.vilchezmiguel), cinco haditas asisten a clase de Astronomía en el Colegio Wisteria cuando, repentinamente, las estrellas del cielo se apagan. ¿Qué ha ocurrido? Solo Helena, Haiti, Hilda, Holly y Heire lograrán averiguar la verdad.



Equipo H ya va teniendo una buena serie de aventuras a sus espaldas, mostrando el presente tomo la segunda de ellas. La historia en sí es ideal para que los más pequeños le vayan cogiendo afición a la lectura: un misterio chocante, un quinteto protagónico muy divertido y diverso tanto en personalidad como en habilidades, y cierta moraleja sobre la resolución de problemas mediante la lógica. Las ilustraciones que acompañan a la narración le van como anillo al dedo, con la dulzura y simpatía de las haditas quedando más que patente, así como la manera de ser de cada una en sus gestos y atuendos.





En Superprincesa, de Rafael Segado (https://www.facebook.com/rafael.segadoholgado), Rosa, la princesa del Reino Encantado, socorre a un unicornio de nombre Uni, el cual le concede poderes mágicos para enfrentarse al mal.

Original combinación del género de fantasía y superhéroes por parte de Rafael Segado y que, mediante el formato del tebeo, no deja de transmitir valores como el de la amistad, ayudar a los demás o servir a ideales como la justicia de manera entretenida para los más chiquitajos. En el apartado gráfico de Superprincesa, se nota cierta evolución en el trazo de su autor, aunque todavía tiene que seguir mejorando en aspectos como las proporciones, si bien también hay que reconocer que su labor de coloreado es bastante agradable a la vista.

domingo, 1 de noviembre de 2020

Cute N Creep

En la reseña de hoy toca hablar de Cute N Creep, fanzine obra de varios autores, con casi todas las historias del mismo estando a día de hoy publicadas en las plataformas de Faneo o Tapas.

 


Este fanzine se divide en cuatro partes, con historietas que son autoconclusivas o bien suponen el inicio de tramas más largas. Pues bien, la primera de ellas es la cortita Sucker Pink, de Jankie Hands (https://twitter.com/jankiehands), en la que Kara, una chica muy seria y adusta, se ve obligada a convertirse en una guerrera mágica para defender a los justos e inocentes. Lástima que odie su vestido de heroína por lo rosa y coqueto que es…

Aunque la premisa de esta historia ya se ha usado alguna vez, eso no quiere decir que esté agotada. Ni mucho menos, ya que sigue siendo bastante divertida de ver, por la incomodidad que le producen sus poderes a la heroína, por las galas que tiene que vestir para poder usarlos. El dibujo es además bastante agradable, con un coloreado que alegra rápidamente la vista. 

 




En Ciudad Halloween, de Afrosús (https://twitter.com/afrosus), hay un instituto al que acuden los jóvenes monstruos, extraterrestres, espíritus y demás seres más allá de lo humano…

De esta historia no puede hablarse mucho, ya que al ser un primer capítulo se atacan varios frentes y al final no se profundiza en ninguno* más allá de parodiar a los institutos y a los seres de leyenda, tal y como con las brujas en el aeropuerto. Sin embargo, en el apartado gráfico, hay que señalar que el autor crea diseños bastante interesantes y atractivos dentro de los monstruos.

*Esto es distinto en Limbs, obra en la que el autor se maneja mucho mejor en un ambiente que combina ciencia ficción, terror y thriller; aquí cambia incluso el registro del dibujo, mucho más inquietante.

 

En Océanos de Silencio, de MINKrose (https://twitter.com/DibusMink), una sirena acaba de nacer en lo más profundo de los mares. Sin embargo, no encuentra a nadie como ella a su alrededor… ¿Dónde está el resto de su gente?

Historieta triste y dura pero que engancha rápidamente para ver qué ocurre con su protagonista, la cual tiene que aprender a desenvolverse en un mundo extraño y lleno de peligros prácticamente desde que nace. La trama apenas emplea el lenguaje verbal (más allá de los cantos de sirena) y hay que estar atento al lenguaje físico, algo atípico en el buen sentido, por otra parte. El dibujo es sencillo y de colores muy llamativos y pese a poder parecer un tanto infantil en un comienzo, sorprende la crueldad que puede reflejar según la sirena va avanzando en su periplo vital.

Esta es el único de los tebeos de Cute N Creep que sigue en desarrollo a día de hoy y, desde el enlace de su título, a través de Faneo, podéis seguirlo periódicamente.

 



En Take me out of this Otome, de Kazumi Nekota (https://twitter.com/KazumiNekota), María es una estudiante a la que un buen día, Kazu, su creadora, decide convertirla en la protagonista de un otome, los juegos japoneses de romances… pese a que María esta tónica no le hace ninguna gracia.

Pese a que esta publicación ha entrado en hiatus, si sois de los que gustan mucho humor referencial (en este caso al manga) y rupturas de la cuarta pared, no dudéis en echar un ojillo a sus páginas, pues la comedia de este tipo abunda. Lo mismo se puede aplicar al dibujo: chibis, caras paródicas, figuras hiperrealistas cuando hace falta… todo ello está ahí para sacar sonrisas a los lectores.

 



En conclusión, Cute N Creep nos ofrece un buen puñado de jóvenes artistas a los que seguir la pista según van avanzando en el panorama del noveno arte. Podéis haceros con el volumen físico de este fanzine de webcómics y sus 40 páginas por un precio de 5€, bien en la próxima convención comiquera que se celebre y asistan sus autores, bien en algunas tiendas especializadas, como Viñetas.

 

Por último, la dedicatoria que me hicieron en el tomo los amables Jankie Hands y Afrosús durante la Japan Weekend de Madrid de febrero de 2020. ¡Gracias de nuevo!