En la reseña de hoy toca hablar de La marca del guerrero, la
novela de T. F. Famux (http://lamarcadelguerrero.blogspot.com.es/).
Los linajes menores de El Reino se han reunido para conspirar
contra Taivé Cublión, heredero de la Corona gracias a su futuro enlace con la
princesa Milena. Los aristócratas llegan a la conclusión de que la muerte de
aquel es lo mejor para el futuro del reino. Pero el designado como asesino
pedirá algo a cambio del magnicidio: consentimiento y facilidades para el
secuestro de Maltés Aivanek, joven noble de tan solo doce años. Lejos están los
conjurados de saber que estos dos crímenes que están a punto de cometer desencadenarán
una serie de sucesos de imprevisibles consecuencias, tanto para sus Casas como
para el resto de El Reino.
Pese a que las conspiraciones políticas de casas nobles a
más de uno le harán pensar en la famosa saga Canción de Hielo y Fuego, Famux consigue alejarse de ella y crear
su propia historia. Así, la escritora desarrolla un mundo propio cuyo trasfondo
se nota trabajado: la religión, la historia de su universo y división en eras, o
las rencillas y amistades que mantienen entre sí las diversas casas nobiliarias,
sin faltar a su vez un claro mensaje contra la corrupción, con el beneficio
criminal de unos pocos a costa del sufrimiento injustificado de muchos. El
desarrollo de los personajes no se queda atrás tampoco. Para empezar, llama la
atención, en el mejor de los sentidos, que los niños, con la notable excepción
de Maltés Aivanek, actúan como niños con mentalidad de niños, con todo el
realismo y consecuencias que ello lleva aparejado. Respecto a los adultos, hay
unos cuantos más que dignos de mención, tal y como Imanae Salvino, joven señor
que se ve arrastrado a las maquinaciones palaciegas por primera vez en su vida,
o Truton Someti, personaje que demuestra que las apariencias y los rumores pueden
engañar. Mención especial merece Maltés, tanto por ser el protagonista, como
por lo cautivadora que es su construcción: calmado, filosófico, melancólico y
ensimismado, se trata prácticamente de un adulto encerrado en el cuerpo de un
niño, cuyo desempeño y evolución en la trama son de lo más interesantes.
El estilo de Famux es llano y fluido, haciéndose muy ameno
el ir leyendo sus páginas. Es muy de agradecer que permita ver al lector la
historia desde distintos puntos de vista a través de los ojos de distintos
personajes, de tal manera que el volumen se hace así mucho más rico. Lo único
criticable en este punto es que a veces se pasa muy bruscamente de la
perspectiva de un personaje a la de otro, aunque uno se acaba acostumbrando.
Sabe la escritora como tener al lector pendiente de los acontecimientos que
pasan en El Reino, así como también manejarse muy bien en todo lo que tiene que
ver con la creación de complots e intrigas con un más que creíble desarrollo. Por
otra parte, sorprende un poco que las marcas del guerrero, es decir, las
huellas físicas con la que los dioses señalan a aquellos que deben convertirse
en soldados, tenga una importancia secundaria en la novela a la que le da
título, pues era un concepto bastante llamativo y que un servidor considera que
se podría haber desarrollado más, por su potencial. En cualquier caso, la obra
no deja cabos sueltos y, aunque mantiene la puerta abierta para una segunda
parte, sabe cómo dar una más que correcta conclusión a todas las subtramas
abiertas.
En conclusión, si os gustan las novelas de aventuras,
conspiraciones y sorpresas, no dudéis en darle una oportunidad a La Marca del
Guerrero. Podéis haceros con esta obra de Alberto Santos Editor por un precio
de 16´35€, la cual ya va por su tercera edición, e incluye entre sus 492
páginas un más que útil índice con la afiliación familiar de cada personaje en
caso de que alguien se pierda o deje la lectura parada durante un tiempo.
Por último, la dedicatoria que me hizo en el tomo la amable
T. F. Famux durante la Japan Weekend de Madrid de septiembre de 2016. ¡Gracias
de nuevo!