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lunes, 14 de abril de 2025

Kneel!!, de Víctor Puchalski

En la reseña de hoy toca hablar de Kneel!!, el tebeo obra de Víctor Puchalsky (https://x.com/PuchalskiVictor).

 


La futura emperatriz de la violenta Blastover, Kim Tarleen y un guerrero de la casta más baja de Fangover, Kneel, se enamoraron. Lamentablemente, la primera quedó incapacitada física y mentalmente, por lo que su padre ha convocado un torneo: todo aquel combatiente que lo desee puede participar y, en caso de ganar el multitudinario combate y superar luego un periplo, se ganará el derecho a ejecutar a la heredera imperial y convertirse en el sucesor al trono de hierro negro. Y Kneel, por una vieja promesa que le hizo a Kim, luchará por ser su verdugo. Pero… ¿se verá corrompido por Blastover o resistirá y seguirá siendo él mismo?

 

Aunque pueda parecer una simple lectura macarra, Kneel!! es bastante más que eso, ya que, dentro de su planteamiento distópico, se puede dividir a los personajes en dos grupos: los que se dejaron consumir y moldear por su entorno y los que siguieron siendo ellos mismos. Así, entre los segundos, tenemos a personajes muy interesantes como Marlboro o Taiga, señal que se uno puede tener libre albedrío y hacer lo que es correcto aun con el resto de la sociedad en contra. Por el otro lado, personajes que se dejan llevar, disfrutan, aprovechan o se resignan para mal con un mundo erróneo, con bastante de denuncia hacia ellos por parte del autor, por ser culpables activos o pasivos de los males del mundo. En este sentido, los personajes no son demasiado complejos, ya que muchos se construyen alrededor de una idea: el placer del combate, sometimiento, idealismo caballeresco, despotismo, clasismo… pero funcionan bien pese a esa muchas veces construcción unidimensional. Sin contar con el atractivo que supone ver cómo evolucionará el protagonista hacia un lado o hacia otro del espectro moral, el otro gran aliciente de la lectura de este volumen radica en el mundo distópico que crea, a medio camino entre lo espartano y Mad Max, pero con cierto componente místico de fondo del que se da alguna que otra pincelada; y, naturalmente, los retos que le van saliendo a Kneel en el camino para cumplir la promesa a Kim.

 

Respecto al dibujo, el estilo de Víctor Puchalski es muy ochentero: a medio camino entre Los caballeros del Zodíaco y El puño de la Estrella del Norte, por lo que crea unos personajes bastante estilizados y atléticos y unas armaduras y vestimentas muy interesantes en lo visual, con el añadido de que los primeros se mueven por entornos de lo más oscuro y sucio, particularmente por lo que tiene que ver con la sangre. Y es que en las viñetas de este comic hay mucha, pero que mucha sangre y otros elementos que añaden desagrado por todo lo corrupto y salvaje que implica Blastover, tal y como con las pesadillas en las que aparecen los esqueletos o la del parto dantesco. Muy simbólico resulta, por otra parte, que las ratas no se consideren gráficamente como algo malo por parte de Kneel, sino más bien al contrario, como guerrero de casta inferior que es, con todo lo que ello implica. De poner alguna crítica sería la de la falta de fondos en muchas viñetas, pero tampoco es algo especialmente lacerante para el lector, ya que esto queda más que compensado con las espectaculares escenas de lucha que pueblan las viñetas de esta historieta y que le añaden mucho de épico a la misma.  



En conclusión, si os gustan las historias de luchas, mundos hostiles, casquería y cierto idealismo bárbaro, dadle una oportunidad a Kneel!!. Podéis haceros con esta obra de Ediciones Inuit de 288 páginas por un precio de 17,95€.

 

Por último, la dedicatoria que me hizo en el tomo el amable Víctor Puchalski durante la Feria del Cómic de Madrid 2025. ¡Gracias de nuevo!


lunes, 7 de abril de 2025

Tres mangas españoles

Hace casi 15 años recuerdo haber asistido a una conferencia en el Expomanga de Madrid en la que se presentaba la Línea Gaijin. Pese a que no faltaron críticas y escepticismo sobre si lo que allí se hacía podía ser considerado manga o no, se dió el pistoletazo de salida a una tendencia que ha seguido avanzando: ya por aquellos años también Nowevolution y Ediciones Babylon ayudaron a cimentar la validez del término y, andando el tiempo, Planeta Manga lo terminó de consolidar, de tal manera que cada vez más editoriales apuestan por el manga patrio. Y de eso va la presente entrada: tres mangas españoles de distintas editoriales y de muy distinta naturaleza.

 



En Happy Egg, de Kaise (https://www.instagram.com/kaise_art/), Pinipa es una chica que, al igual que sus mejores amigos, está obligada a desempeñar trabajos muy repetitivos y tediosos hasta que sea anciana y se jubile, siendo una de sus pocas diversiones los recreativos y las series de televisión. Pero un día como cualquier otro, por un fallo del sistema, Pinipa pasa a ser considerada como una jubilada, sin saber muy bien qué hacer con tanto tiempo libre. ¿Conseguirá obtener así el Happy Egg, un premio de las recreativas que garantiza la felicidad a su poseedor?

Lo que empieza aparentemente como una obra alocada, desenfadada  y con bastante de absurdo (como la mítica Bobobo), degenera poco a poco en algo mucho más serio, profundo e incluso oscuro. Así, de esta manera, se tocan temas como la depresión, nuestro lugar en el mundo, el tener o no tener metas vitales, la psicosis, el libre albedrío... por lo que su lectura tiene bastante de filosófica y psicológica. La obra, por tanto, puede hacerse durilla de leer, sin faltar momentos desagradables o desesperanzadores para Pinipa y los suyos, muchas veces con un aura de delirio y pesadilla. Esto queda bien plasmado en las viñetas gracias al buen hacer de su dibujante, puesto que Kaise es capaz de ilustrar lo mismo escenas introspectivas y de tormento o sadismo, que otras más tranquilas, de amistad, hermanamiento, esperanza o de comedia de muy distinto tipo, con unos sombreados con bastante trabajo detrás. 

 



En Hysteria, de Segio Hernández (https://www.instagram.com/sergiohernandezautor/) y Lolita Aldea (https://x.com/LolitaAldea), Marcus es un detective de la ciudad de Hysteria al que le mandan investigar un caso de lo más extraño: averiguar por qué Linda, la hija adoptiva del rico y poderoso Nathaniel Sellers, pese a tener ya 9 años, sigue teniendo el aspecto y el tamaño de un bebé.

De esta obra ya empecé a reseñar sus primeros capítulos cuando estos fueron saliendo en los números 17, por un lado, y del 18 al 20, por otro, de la revista Planeta Manga. Lo bueno de tener el tomo ya acabado en las manos es que se puede apreciar que la mayor parte de las inconsistencias no eran tales (salvo la supervivencia sin medidas de seguridad de la que cuidadora de los drogadictos monstruosos y antropófagos del segundo capítulo). La obra, como relato cyberpunk, cumple de maravilla: ciudad gigantesca con muchísima corrupción y crimen, una humanidad muy avanzada en lo tecnológico pero que degenera en lo moral e incluso en lo físico, sensación de decadencia generalizada con elementos como la droga Novum o que ya no haya apenas niños... El tebeo, por otra parte, tiene una doble narración que hace que cada capítulo sea muy entretenido, por ir saltando entre dos puntos de vista muy distintos: el principal, el de los detectives Marcus y Verónica tras el misterio de Linda, y el secundario, con Nina, una joven que, tras vivir mucho tiempo en la naturaleza, tras una tragedia familiar, inicia un periplo para llegar hasta Hysteria por ser de allí su madre biológica; las dos historias, como no podía ser de otra manera, acaban por coincidir y, aunque hay una gran revelación que se puede ver venir, el final deja con buen sabor de boca. El dibujo de Lolita Aldea, por otra parte, se adapta muy bien a la presente distopía, lo mismo con escenarios que reflejan lujosos rascacielos que páramos o antros infectos, que con personajes que entran rápidamente por los ojos como Marcus, Verónica, Nina o Damon, así como con lo que a transhumanismo se refiere, como por ejemplo con todo lo relacionado con el Culto.




En Panda Emporium Café, de Kamapon (https://www.instagram.com/kamapon_art/), Liam es un traductor de una editorial explotado por su jefe y que, tras entrar en una cafetería en horas bajas, tiene un flechazo con Alex, el camarero. Pero entre que el uno es muy tímido y el otro es distante y tiene heridas del pasado todavía abiertas... ¿triunfará el amor entre ambos?

Historia de amor bastante bonita y que, a fuego lento, se toma su tiempo para ir fraguando la relación de los dos protagonistas. Cada uno de ellos tiene una personalidad bien marcada que les hace diferenciarse con facilidad pese a algunos puntos en común y se hacen muy tiernos de ver interactuando. Eso sí y sin entrar en detalles: tras una escena en la que casi se perpetra una violación, lo último que le debería apetecer a la víctima es tener sexo. Pese a este fallo, la obra se deja leer muy bien: dan ganas de ver cómo mejora la vida de Liam y Alex, la tía de este último es una amor de persona, también dan ganas de que obtenga la cafetería más clientela... El dibujo de Pandapon, por otra parte, ha mejorado en mucho desde que se reseñase por aquí Otakus y mazmorras y si bien es cierto que hay poquitos fondos, queda esto más que compensado con la expresividad facial de Liam, Alex y compañía, así como con lo apetitoso que resulta a la vista los platos y cafés preparados en la cafetería que da nombre al tebeo.