En la reseña de hoy toca hablar de Una corona de flores, aventura rolera para El rastro de Cthulhu de Ángel Vela (https://twitter.com/Carnuzer).
En el Valle de Hecho, dentro del Pirineo aragonés, la
Guardia Civil ha descubierto el cadáver de un niño asesinado un mes atrás en un
antiguo yacimiento arqueológico. Y lo que es peor: junto al pequeño no
solamente se hayan más cuerpos, sino que hay varios indicios de que los
asesinatos pueden tener detrás un componente ritual. Pero… ¿quién puede haber cometido estos crímenes? ¿Y con qué propósito? Sea como sea, más le vale
a los investigadores dar respuesta a estas preguntas o las consecuencias podrían
ser devastadoras.
Tener rol español en las manos siempre es un motivo de
alegría por ver como las editoriales patrias apuestan por nuestros autores. Y
si el volumen en cuestión supone una buena trama de investigación y horror,
mejor que mejor. Respecto a esto último, Una corona de flores se divide
en 4 actos: el primero nos presenta el escenario del crimen y las primeras
pistas; el segundo permite ir investigando los hallazgos encontrados y Hecho y
alrededores junto a sus habitantes; el tercero, en función de si los jugadores
han obtenido una pista clave u otra (o ambas), la investigación se encamina
hacia su final; y el cuarto, en función
de cuestiones que aquí no se deben mentar para no estropear el clímax, la obra
puede acabar de varias maneras. Estos actos, en conjunto, forman un todo
bastante compacto y que se puede dividir bastante bien en una sesión larga, dos
medianas o cuatro cortas según los jugadores que se enfrenten a ellos. Sobre
los jugadores: por una parte, lo idóneo es que sean de 3 a 5 y, por otra,
tienen un buen plantel de personajes a escoger y para todos los gustos. Así,
por ejemplo, la periodista y el guardia civil, por asuntos pendientes entre
ellos, pueden dar mucho juego en mesa, de la misma manera que el vigilante
forestal que desea redimirse por su violento pasado.
Respecto al apartado gráfico, Alberto Martínez “Kisama” (más
que buena labor la suya en El
aullido de las quimeras, por cierto) vuelve a repetir con
Shadowlands, de tal manera que brinda al lector unos retratos más que
satisfactorios de los personajes del módulo, sean protagónicos o secundarios,
así como otras estampas que ayudan a la inmersión dentro del mismo. Y hablando
de inmersión: excelente y detallada descripción del Pirineo aragonés por parte
de Vela, con el Valle de Hecho como epicentro, junto con la naturaleza que le
rodea. A esto hay que sumar la detallada descripción de las costumbres de los
lugareños y las principales y más útiles localizaciones del lugar. Como cosa a
mejorar: el término “locales” se vuelve muy repetitivo y hubiera estado bien
verlo intercambiado más a menudo por sinónimos (lugareños, vecinos, paisanos…).
Por otra parte, las ayudas de juego también ayudan en mucho a meterse en la
partida, así como a dar en ocasiones importantes pistas de lo que está
ocurriendo en el lugar.
En conclusión, si os gustan las partidas de rol
lovecraftianas, no dudéis en darle una oportunidad a Una corona de flores.
Podéis haceros con esta aventura de Shadowlands en físico (34,95€) o en digital
(12,95€), con un total de 95 páginas em ambas versiones, entre las que se
incluyen por igual buenas ayudas para el director de juego.
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