El Síndrome del Hilo Enredado, de Lolita Aldea y Miguel Gómez-Cabrero

En la reseña de hoy voy a hablar sobre El Hilo Enredado, el manga obra de Lolita Aldea (http://www.lolitaaldea.com/) y Miguel Gómez-Cabrero (http://enredosycafeina.blogspot.com.es/).

Alex es una joven que trabaja en una librería llamada El Mensajero. Se dedica a ello para sacarse un dinero hasta que una editorial quiera publicarle un libro, pues su sueño es ganarse la vida escribiendo. No obstante, tiene un problema: padece el Síndrome del Hilo Enredado, un bloqueo de escritor por el que no puede terminar las obras que empieza. Un buen día, Ángela, su compañera de piso, le anima a participar en un concurso literario. Si bien no le interesa mucho en un principio, su orgullo le lleva a participar en él, debido a que conoce a Marc,  otro aspirante a escritor profesional, empujándose a ello para superarle. ¿Superará Alex su problema a la hora de escribir novelas?

Enlazando con la tradición de la literatura dentro de la literatura,  este tebeo nos ofrece una lectura en todo momento entretenida, y a pesar de partir de una premisa un poco tristona, no se llega a hacer cuesta arriba, entre otras cosas gracias a un buen número de momentos cómicos, sin estar exento por ello de momentos serios, transmitiendo el relato valores tan importantes como la sinceridad, la perseverancia y el ser fiel a uno mismo. El repertorio de personajes es muy variopinto y completo. Se encuentra encabezado por Alex, abarcando su personalidad desde el estado de ánimo más alto hasta el más bajo, como si cuando está animada pudiera con cualquier desafío, pero cuando las cosas no salen bien se deprime en seguida, no siéndole difícil al lector tenerle compasión y aprecio. El reparto coral sigue con Ángela, la compañera de piso de la protagonista, un ejemplo de buena amiga que está ahí para ayudar a Alex cuando más falta le hace. Luego estaría Marc, el otro aspirante a escritor profesional de la historia, teniendo con Alex, su competencia directa, una relación muy interesante, no de “ponerse la zancadilla”, sino limpia. Luego estaría Ulises, el jefe de Alex en la librería, tipo intolerante e irrespetuoso, que hace pensar en la situación de Alex con respecto a él, y compararla con la de los sirvientes del ogro del cuento de El gato con botas, que lo hacían para ganarse el pan y por no tener otro remedio; tienen los autores de la obra el acierto de no hacer de él un personaje maniqueo, por un discurso muy importante que da a la mitad de la historia, y que no desvelo, porque vale la pena leerlo. Por último, completa el quinteto de personajes principales Amelia, una anciana encantadora de la que se pueden aprender un par de cosas. También cabe destacar las reflexiones que se dan en la obra en lo que se refiere a materia literaria, tales como en la poesía o la concepción de una novela.

Respecto al dibujo, cuenta Lolita Aldea con un estilo preciosista, con personajes muy detallados y expresivos, mereciendo señalarse que el dibujo de la ropa y de los fondos contribuye en mucho a darle a la obra un toque que, además de realista, también es costumbrista, bien pudiéndose haber desarrollado el comic en cualquier parte de nuestra geografía. Un dato curioso es que Alex y Marc, al realizar sus novelas, imaginan a los personajes que en ellas se mueven como los personajes del tebeo, quedando como resultado algo muy curioso y bien condensado, pues se resume una novela en solamente dos páginas.

En conclusión, si deseáis leer una historia de superación personal, con mucho humor y drama de por medio, dadle una oportunidad a El Síndrome del Hilo Enredado. Os podéis hacer con este manga de Norma Editorial por un precio de 7´50€, teniendo entre sus 176 páginas, además de la historia en sí, extras como el proceso de creación de la obra y homenajes por parte de otros autores. Aquí os dejo un enlace a las primeras páginas del tebeo: http://www.normaeditorial.com/Sindrome_del_hilo_enredado_pag/

Por último, la dedicatoria que me hicieron en el tomo los amigables Miguel Gómez-Cabrero y Lolita Aldea en el Expocomic 2012 de Madrid. ¡Gracias de nuevo!