En la entrada de hoy toca hablar sobre el Salón del Cómic de Zaragoza de 2022, cita a la que tuve acceso, una vez más, gracias a la generosidad de la organización mediante pase de prensa. Ya hacía unos años que no iba a tan magno evento comiquero, concretamente desde 2019 y debido, como no, a la pandemia que tanto ha trastocado. Afortunadamente, ya la situación es otra…
No mucho después de las 10:30 llegue al Auditorio de
Zaragoza, lugar donde se celebraba una vez más el Salón. La cola se disgregó en
el interior del recinto rápidamente, ya que no era especialmente larga, debido
a que el número de visitantes estuvo muy controlado por la organización: 1500
entradas vendidas por tramo, con un tramo de mañana y uno de tarde por cada uno
de los tres días del evento. Lo bueno de aquello: por norma general no llegó a
haber embotellamientos o sensación de agobio durante el festival; lo malo: hubo
gente que no pudo acudir al Salón y cierta atmósfera tristona de cuando en
cuando para los que conocíamos el panorama de años anteriores, fuéramos visitantes
o expositores.
Empezó la jornada del sábado 17 con la búsqueda del puesto
de GP Ediciones, lugar donde ya se encontraba Laura Rubio dedicando la saga de Zilia
Quebrantahuesos, entregándole un servidor la segunda parte de la misma para
obtener la primera dedicatoria del día mientras hablábamos ambos de Elden
Ring.
Como andaba complicada la cosa para acceder por el momento a
las firmas de David Rubín a eso de las 11:00, estuve errando un rato hasta
toparme con el puesto de la editorial Karras, lugar donde El Torres ya estaba
entregado a sus lectores treinta minutos antes de la hora oficial. Me tocó el
turno no mucho rato después y anduvimos hablando lo mismo de tebeos que de
Robert E. Howard mientras me firmaba El Puritano.
Avancé tras esto hacia la zona firmas para darle una
oportunidad a una autora que hasta el evento no conocía: Anabel Colazo. Tras un
ratillo de cola comenzó a dedicarme Espada mientras platicábamos de
videojuegos, y más concretamente sobre Elden Ring y Final Fantasy,
dando gusto hablar con alguien que siente tanta pasión por las obras que le
gustan.
Tocaba ahora explorar un ratillo con detenimiento el
pabellón en vistas a mi próximo movimiento. Guiado quizás por la memoria de
otros años o por el instinto, me dirigí a la tienda de Taj Mahal Cómics a pedir
número para la firma de David Rubín. Se me entregó para la cola un nada
halagüeño número 13, tanto por el mal fario de la cifra como por no tener muy
claro que me fuera a dar tiempo a enlazar con el autor gallego. Por otra parte,
la cada vez mayor afluencia de público iba dotando de ambiente a los pasillos
del lugar, con muchas familias y gentes de todas las edades, algo más que
encomiable para la cultura.
Como no podía ser de otra manera, al ver el puesto de
Fandogamia me acerqué a saludar a sus editores y autores, puesto que la Gran F
siempre sabe llevar buen humor e interesantes lecturas allá por donde pasa. The
y El duelo serían las obras que cayeron en esta ocasión firmados por sus
respectivos autores, así como La brujita oficinista y La librera
calavera Honda-san por lo bien que me la supieron vender Pedro Medina y
Rubén Solas.
En la zona de fanzines la portada de Adoquín me
sedujo rápidamente y cayó en mi poder junto a una dedicatoria de David Maynar
de Goya de niño mientras hablábamos de los tebeos dedicados a este grandísimo
pintor (Lo sublime. Terrible y Saturnalia). Casualidades de la
vida, no muy lejos de allí estaba la editorial Cascaborra, lugar donde puede
hablar con Manuel Gutiérrez y Julián Olivares un ratito sobre la vida y la
Historia, como no podía ser de otro modo en semejante editorial; la tentación
aquí fue demasiado grande y se vino a mi mochila un Tucson: Dragones del
desierto.
Vuelto a la zona de firmas, hice cola para Julia Cejas ya a eso
de las 13:20 y pasé un rato de lo más entretenido y animado hablando con ella
sobre Japón mientras me dedicaba Hanan y Genji.
Quedaban 15 minutos para que el evento cerrará de cara al
descanso de la comida. En la cola de Rubín, el número 12 por delante de mí.
Cuando quedaban 10 minutos, me llegó la vez y volví a encontrarme con este autor
y, mientras me dedicaba El fuego, estuvimos rememorando la charla tan
interesante que había dado en el evento en 2019 mientras dibujaba elegante y
rápidamente para que la gente a mi retaguardia también se llevase una
dedicatoria.
Tras el descanso para la comida y aprendiendo de mis yerros, me acerqué al poco de abrir la feria nuevamente hasta la tienda de Taj Mahal Cómics y pedí número para David López. Como todavía quedaba un buen rato para su firma, aproveché para enredar un rato por las cercanías. Así, por ejemplo, pude vislumbrar el buen nivel de los cosplayers asistentes al evento, tal y como se puede ver en estas fotos de una arquera elfa o de Chainsaw Man.
Cabe destacar que en el turno de tarde la asistencia de
público fue considerablemente más notable que por la mañana, y para muestra un
botón con las presentes fotos, con la cola para entrar al Auditorio desde su
inicio hasta su final.
Los autores volvieron a hacer acto de presencia en el evento,
ya fuera en la zona de firmas o en las distintas editoriales y librerías, tal y
como Javi de Castro, el cual tuvo a bien dedicarme Villanueva, siendo
este momento tan bueno como cualquier otro para agradecer a los dibujantes la
entrega y cariño que dedican en estos eventos a los lectores y aficionados al
mundillo.
Exposiciones buenas a las que echar un ojo entre actividad y
actividad tampoco faltaron, destacando particularmente la de The Zaragozian,
situada en el Centro Cívico y, por tanto, justo frente al evento principal.
De vuelta en el puesto de Taj Mahal, aproveché para hacerme
con el tercer tomo del Sistema D13 dado que Joan Tretze estaba dedicándolo.
Así, mientras dibujaba, parlamentamos mucho sobre rol, uniéndose no mucho después
a la charla David López a la par que me dedicaba su Rumbo a Bosque Perdido
mientras hablábamos de Vampiro: La Mascarada y La llamada de Cthulhu.
Ya solo quedaba un objetivo por completar: la dedicatoria de
Lo que más miedo te dé por parte de Angel Abellán y Luis Armand, cosa
que logré tras una espera no demasiado larga que, además, me permitió reencontrarme
con Juanfer Briones en el puesto de GP Ediciones y, además de felicitarle por
el éxito de La pitillera húngara, hablamos un rato de lo más agradable
sobre Historia.
Y, ya cerca de las 20:00, concluía así mi paso por el Salón
del Cómic de Zaragoza. La experiencia, como siempre, fue muy disfrutable: muchas
tiendas de tebeos frente a sola unas pocas de merchandising; gran cantidad de
editoriales presentes (Anillo de Sirio, Astiberri, Cascaborra, ECC, Fandogamia,
GP, Karras, Norma…); autores en buen número y para todos los gustos; un público
entregado y majo… De lo poco que se me ocurre para mejorar es la cuestión del
aforo, cosa que probablemente ocurra en la próxima edición del evento cuando la
seguridad ante la pandemia esté mucho más consolidada.
Completa la nota, se nota que la disfrutaste, un saludo y que pases estas fiestas conociendo más cómics, mangas y obras magníficas, que el 2023 arranque con todo.
ResponderEliminarSaludos desde Argentina
¡Igualmente, majo!
EliminarEché un vistazo a las fechas del evento y comprobé que ya tenía planes (con entradas compradas) para ese fin de semana, así que descarté la posibilidad de pasarme. Habiendo leído tu paseo por esta edición, y tus comentarios previos, no descarto en próximas ediciones pasarme a hacerle una visitilla (y turistear de paso).
ResponderEliminarMuy recomendable tanto lo uno como lo otro si tienes un par de días para enredar por Zaragoza.
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