Primera crónica del año, es este caso dedicada a la Japan Weekend de Madrid de este mismo mes y en la que hay que dar las gracias a la organización por concederme una vez más pase de prensa.
Para esta edición de la Japan Weekend estaba muy presente lo que había pasado en la de septiembre de 2022: público asistiendo masivamente al evento de tal manera que no se podía entrar a los pabellones (o tan siquiera pasar de uno a otro) hasta que el aforo bajase. La organización tomó buena nota de esto y, para remediarlo, hizo que la única manera de acceder a los pabellones fuera a través de las calles del propio Ifema, de tal manera que los accesos entre los pabellones 6, 8 y 10 quedaron cerrados al público. ¿Funcionó esta medida para evitar embotellamientos? La verdad es que sí, ya que no se vivieron aglomeraciones de público como las de septiembre. A este mejor ambiente no solo contribuyó esta medida por parte de la organización, sino también la manera de actuar de los visitantes: muchos de estos, conscientes de lo que había pasado cinco meses atrás, evitaron estar en exclusiva por los pabellones más allá de para las compras y la asistencia a charlas y espectáculos, de tal manera que se distribuyeron para comer o disfrutar de la compañía y de la atmósfera del festival por el resto de Ifema.
El pabellón 6 era el dedicado a las tiendas más genéricas de figuras, posters y merchandising vario, con tiendas bastante clónicas si somos sinceros, con la notable excepción de la dedicada a productos alimenticios japoneses. Aquí caerían un par de cajas de mochis, ya que uno es muy goloso, que se le va a hacer. Por lo ya dicho, no era esta la sección más transitada del evento y el público no tardaba mucho en acudir al octavo pabellón.
Podemos decir del pabellón 8, por contra, que fue el más visitado del evento, ya que en este edificio estaban lo mismo editoriales como ECC, Fandogamia o Norma y una buena cantidad de artistas patrios tanto de la zona no comercial como del Artist Alley. Fue por estos lares donde quien esto escribe más compras hizo: en lo que a editoriales se refiere cayeron, por parte de la cada vez más veterana Fandogamia, el segundo tomo de La brujita oficinista y, por parte de la novel Kibook Ediciones, Bibliomania.
A unos pocos pasos de allí se encontraba la zona de artistas y no comerciales del pabellón octavo, el área más concurrida del festival. Como viene siendo habitual, aquí uno puede encontrar todo tipo de productos que, bien totalmente originales, bien homenajeando a otras obras, se presentan en multitud de formas: dibujos personalizados, estuches, llaveros y bisutería, postales, tebeos... Respecto a estos últimos, un servidor iba a la caza de fanzines, siendo una pena que hubiera poquitos disponibles para ser comprados. Pese a ello, un par cayeron en mi poder: el stechbook de Mar Reig Medina (https://twitter.com/mareig3) y En época de lluvia, de Carmen Aguilera Carrillo (https://twitter.com/BooCharmi).
Ahora bien, algo a mejorar de cara a próximas ediciones tiene que ver con el pabellón 10: era con diferencia el más vacío de los tres que formaban la Japan Weekend de Madrid. ¿El motivo? Faltaba señalización que indicase que aquí proseguía el evento con, entre otros puestos, la mitad del Artist Alley (90) y de los no comerciales (132). Una lástima esto último, pues había productos interesantes por allí, tal y como el cuaderno rolero que adquirí en la mesa de INK-U Studio.
No faltaban otras actividades durante el festival para pasar el rato, tal y como el karaoke, zonas de videojuegos o un ring de wrestling rodeado por un público muy entregado mientras los luchadores batallaban entre sí.
Tampoco faltaron los cosplayers que personificaban a sus personajes favoritos para regocijo del resto de asistentes, siendo los más comunes aquellos que lucían como los protagonistas de Chainsaw Man, pues no faltaron unos cuantos grupos con sus respectivos Denjis, Powers y Makimas.
Concluyendo: la organización de la Japan Weekend ha demostrado ser capaz de corregir sus errores con respecto a la edición pasada, de tal manera que ya no ha habido embotellamientos que lamentar. Y, pese a que el evento ha sido bastante divertido y entretenido, con actividades para todo el mundo, para que el evento sea perfecto habría que informar y señalizar mejor todo lo que se extiende el evento por el Ifema. Teniendo en cuenta lo que ha ido mejorando el evento año tras año, estoy seguro de que este problema será capaz de resolverse.