Tuve ayer la suerte de acudir al Teatro Maquina en buena compañía de amigos y fui espectador de La función que sale mal. La hora y media de risas y diversión que nos metimos el público entre pecho y espalda fue espectacular, así que ya desde un inicio recomiendo ir a ver esta comedia.
Pero ¿de qué trata La función que sale mal? Como
espectadores, asistimos a una doble obra teatral, puesto que el reparto interpreta
a un grupo joven de actores que representa Asesinato en la mansión Havesham,
de tal manera que vemos a actores interpretando a actores mientras actúan en
una obra policíaca al más puro Agatha Christie. Si ya la obra tiene así un
interesante punto metaliterario, la idea de fondo es lo que da lugar a una
comedia: ya sea por mala suerte o por la inexperiencia de los personajes, la obra
es un divertidísimo desastre que se va magnificando poco a poco: elementos del escenario
que se desmontan, rompen o desaparecen cuando los actores los necesitan, de tal
manera que se ven obligados a improvisar sobre la marcha; errores por parte del
elenco, que van desde olvidos, equivocar diálogos, leer mal las chuletas,
interpretar mal las ayudas del apuntador o golpear a sus compañeros de reparto.
El hecho de que los técnicos de luz, sonido y tramoyistas también tengan un
papel y se vean envueltos en las complicaciones hace de todo el embrollo algo
más divertido si cabe, sobre todo cuando tienen que resolver algún problema y
se ven forzados a salir a escena, unos con actitud de dejadez y otros hechos un
manojo de nervios. Ver a los actores teniendo una papeleta y lidiando con la
frustración (así como con las interacciones del público, bien en forma de
risas, bien en forma de aplausos) también se hace desternillante.
Los artistas representan muy bien sus papeles de actores de
lo más variopinto haciendo de personajes de thriller. Se contraponen así actores/personajes
muy dignos como el que lleva a los escenarios a Robert, más hiperbólicos como
la que interpreta a Sandra, más novatos como el que da vida a Max… Cada artista
sabe llevar a las tablas humor en distintos grados y medidas, de tal manera que
la obra está más que bien recomendada para todos los públicos: desde los más
niños a los más mayores encontrarán siempre situaciones que le hagan reír bajo
los focos, contribuyendo a ello en mucho las caras y gestos de circunstancia de
los actores, así como sus gracias, unas más universales y otras más castizas, bien
sean estas físicas o verbales. De todas maneras, si hay que poner algún
referente para el humor que gasta la presente comedia, baste citar a dos grandes
muestras de dónde bebe: los Hermanos Marx y los Monty Python.
En conclusión, si necesitáis una tarde en la que pasar un
rato divertido y despreocupado, no dudéis en darle una oportunidad a La
función que sale mal. Podéis ver esta comedia en el Teatro Marquina de
Madrid hasta el 29 de mayo, fecha en la que concluirán (al menos de momento)
las representaciones de la misma en la capital española. Dejo un enlace para
adquirir las entradas a posibles interesados: https://www.lafuncionquesalemal.es/entradas-la-funcion-que-sale-mal-teatro-marquina.html
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