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lunes, 28 de febrero de 2022

Sorteo rolero por el 10º aniversario de Caballero de Castilla

Ya que el blog cumple diez añitos, vamos a celebrarlo con un sorteo. Y este tendrá por premio las dos primeras partes de la campaña de Vástagos de Shub-Niggurath junto a la pantalla de director de juego de Cthulhu D100 (cuyo reglamento colgó en este enlace, gratuita y amablemente, la editorial Shadowlands).

 


¿Cómo entrar en el sorteo*? Pues siguiendo estos tres pasos:

1)Siguiéndome por Twitter

2)Retuiteando y dándole a favoritos a este tweet:

3)Responder al anterior tweet, contestando a esta pregunta: ¿Qué es lo que más te gusta de dirigir partidas de rol?

*Solo participantes de la Península y Baleares para no dejarme demasiado dinero en el envío de los tomos, que también los pagaré yo. Discúlpeme toda la gente de más allá.

 

Para agradecer a mis lectores más veteranos su fidelidad, todos aquellos que me siguiesen desde antes del décimo aniversario y que se animen a participar en el sorteo, obtienen dos participaciones de vez de una, doblándose así sus posibilidades de ganar la rifa.

 

El 28 de marzo será el último día para poder contestar y obtener los dos primeros tomos de Vástagos de Shub-Niggurath. ¡Suerte a todos!

sábado, 26 de febrero de 2022

Décimo aniversario del blog

Pues... este humilde blog cumple en este día una década de existencia. Y, aunque Blogger, por un motivo o por otro, tenga cada vez menos adeptos y visitantes, vosotros, insignes lectores, con vuestras visitas y comentarios, hacéis que siga valiendo la pena escribir tras tantos años, ya que uno ve que no predica en el desierto.


Este año, además, supone la superación del límite de las trescientas mil visitas, con concretamente 305.190, un número que no está nada mal. Si hacemos cálculos, además, esto supone que, desde las 264.003 visitas cosechadas durante el noveno aniversario, se han acumulado algo más de 41.000 nuevos visionados, dato que me supone no poca alegría.


Respecto a las entradas más leídas entre el noveno y el décimo aniversario, las que siguen:

5. Contrapaso, de Teresa Valero: excelente thriller periodístico que, con gotas de suspense e investigación, se merece sin duda todas las buenas críticas que ha recibido a lo largo de este año.

4. Tres dibujantes españolas y sus obras: ay, los fanzines... viejos tesoritos que parece que pueden volver a ser encontrados gracias a que los eventos comiqueros vuelven a reabrir poco a poco. Ya van diez años dando a conocer a jóvenes artistas patrios y  será un placer seguir haciéndolo. 

3. Tórax, 1975: investigación y terror pueden hacer muy buena combinación... y como ejemplo, este tebeo. 

2. Historias para no dormir: ¿clásicos literarios de terror del XIX llevados al tebeo? Pues sí, y bastante bien adaptados a la viñeta, tanto para lectores veteranos como para neófitos que los lean por vez primera.  

1. Aventuras y semillas roleras españolas: horror cósmico: el rol goza de muy buena salud en España y es que, pese a la pandemia, este tipo de ocio no solo no ha decaído, sino que incluso ha experimentado un alza gracias a las numerosas plataformas telemáticas a disposición de los jugadores. Un servidor, sin ir más lejos, encuentra especialmente interesantes las tramas de horror cósmico que, con su combinación de elementos terroríficos y labor investigadora (combo que hace triplete en este ranking), son muy entretenidas de dirigir y jugar... Y con seña española, vaya.


Para ir acabando esta entrada, no sin antes volver a agradecer vuestra fidelidad, solo un párrafo más: si gustáis del rol, estad atentos al blog, pues muy pronto haré un sorteo para celebrar estos diez años de actividad. ¡Nos leemos!

martes, 15 de febrero de 2022

Crónica de la Japan Weekend de Madrid de febrero de 2022

El pasado fin de semana tuvo lugar una nueva edición de la Japan Weekend de la capital española y un servidor tuvo una vez más el privilegio de asistir como acreditado mediante pase de prensa, así que toca comentar la experiencia allí transcurrida.

 



La cita, como viene siendo costumbre, reunió a una gran cantidad de público que iba desde infantes hasta adultos pasando, naturalmente, por jóvenes. Y allí estaban muchos de ellos, desde bien temprano, ya fuera con las entradas normales o anticrisis, que permitían entrar a las 10:00, o las Early Access, que daban acceso a las 9:30, para ir haciéndose con buenos sitios, unos cuantos de ellos en familia.

 


Es obligado señalar la enormidad del presente festival: los pabellones 4, 6 y 8 del IFEMA, con solo el primero de ellos conteniendo ya la friolera de casi 400 puestos de artistas (148 del Artist House y 245 no comerciales). Lo bueno de esta gran cantidad de stands: muy raro era no encontrar alguna cosa de tu gusto creada con el buen hacer de tan diverso abanico de artistas españoles. Lo malo radicaba en el hecho de que hubiera tantos y tantos puestos, puesto que si ibas con dinero limitado era recomendable darse dos vueltas (una de reconocimiento y otra de compras como tal), pudiéndose experimentar dificultades para hallar nuevamente un puesto.

 



Pero, frente a la última Japan Weekend de Madrid, en esta hay que señalar que era más difícil manejarse por los pasillos de los pabellones, pues el público se movía en tropel por ellos, con algún molesto atasco o cuello de botella de cuando en cuando que impedía el desplazamiento. Un servidor lo achaca a que los aficionados no se distribuían homogéneamente por los tres edificios de la feria, ya que había zonas mucho más atrayentes que otras para según que asistentes. Así, por ejemplo, el Artist House y las zonas de los no comerciales atraían, con razón, a mucho público, ya que frente a los puestos comerciales aquí se ofrecían productos artesanos que iban desde tebeos, libros de arte, dibujos por encargo, bisutería, dados roleros hechos a mano, etc., que solo podían conseguirse de manos de sus propios creadores y no a través de tiendas. De un puesto a otro la cosa podía cambiar mucho en cuanto a precios, en unos casos con unas comisiones y tomos de precios más que asequibles y en otras con unas ediciones de lujo que no estaban al alcance de todos los bolsillos.

 



En la zona comercial como tal, variando mi conducta habitual en estos eventos, aproveche para hacer algunas compras en Japón Market 24h, tienda que ofrecía a sus clientes un buen surtido de dulces, postres y aperitivos nipones. Y como muestra, un botón: un “alijo” ideal lo mismo para hacer algún regalo que para darte un capricho.

 



En el resto del evento más que como comprador estuve como observador, con una oferta nada desdeñable de espectáculos ofrecidos por la Japan: exposiciones varias, muestras de wrestling, conferencias, conciertos, clases de taiko, muestras de body painting… Dicho de otra manera: bastante oferta de entretenimiento para no tener que pagar más allá de la entrada.

 




No faltaron a la cita, por supuesto, un buen número de cosplayers, caracterizados como sus personajes de ficción favoritos. Y no en poco número, ya que el cosplay tienta a un público cada vez mayor, entre los que paulatinamente hay más y más niños acompañados de sus padres, estampa muy distinta a la que se veía hace unos años. Lo malo de estar todavía de pandemia es que las mascarillas, si bien en muchos casos tuneadas para encajar con el resto del atuendo, sacaban rápidamente de la ilusión. Sin embargo, hubo cosplayers tan hábiles como astutos que sabían disimular muy bien este problema o incluso convertirlo en ventaja, tal y como con los siguientes de Guts de Berserk, el Demonio Bomba de Chainsaw Man u All for One de My Hero Academia.





Para ir concluyendo esta crónica, esta Japan Weekend ha sido efectivamente gigantesca, probablemente la más grande que tiene un servidor en su memoria, tanto en lo referente a puestos como a asistentes, ya que mucha gente que terminaba con sus compras salía de los pabellones pero no del recinto ferial, de tal manera que contribuían, mientras comían, charlaban, jugaban y descansaban a darle buen ambiente al festival. La única medida de mejora que se me ocurre ahora sería una mayor distribución en el evento por parte del público, ya que en la primera hora del sábado la entrada al pabellón 4 estaba vacía sin saber la gente que podía entrar por allí hasta que la Gran F puso cartas en el asunto para resolverlo. Y única medida por haber sido el evento en líneas generales bastante completo y divertido, de tal manera que se salía agotado, pero ciertamente satisfecho.

 

Respecto al resto del botín, podemos empezar por las presas hechas en editoriales, Artist House y la Zona No Comercial, quizás no tan numerosas como otras veces, pero muy gratas. Así, por ir en orden de adquisición en lo que a tomos de papel se refiere, de la buena gente de Fandogamia cayó Mi primera invasión mundial, tebeo que se me vendió como ideal para los más peques de la casa; luego, de las manos de Marina Zap (https://twitter.com/MarinaZapart), le tocó el turno a su Donde conviven los monstruos, obrita que me llamo la atención por la cotidianidad de sus criaturas sobrenaturales; a esta le siguió Isla Ánima, de Carmen Siplick (https://twitter.com/Siplick), prólogo de la visual novel que está realizando la citada autora y que a un servidor le gustaría jugar en el futuro; y, por último, pero no menos importante, The Art of Zoul’s Law, webcómic de María Valentina (https://twitter.com/mvpurple_art) del me avergüenza confesar que todavía no he leído el final.

 



No faltaron tampoco un par de postales de Carolina Álvarez (https://twitter.com/KaiselKa) y Little Brisby (https://twitter.com/LittleBrisby), perteneciendo a la primera otro webcómic (Forgotten Sons) que también tengo pendiente desde hace demasiado.

 



Un par de comisiones también se vinieron con quien esto escribe para su colección personal, en este caso con Power y Makima, de la muy gamberra y disfrutable Chainsaw Man, de los lápices de Blanca Sobrino (https://www.instagram.com/b.sobrino/?hl=es) y Estudio Tineo (https://twitter.com/Ahharu_arr).

 


Un placer haber coincidido con tante gente maja y encantadora y, mis agradecimientos a la organización tanto por el pase de prensa como por haber hecho semejante gala posible. ¡Nos leemos!

lunes, 7 de febrero de 2022

El beso de Copacati, de Víctor Conde

En la reseña de hoy toca hablar de El beso de Copacati, novela obra de Víctor Conde (https://www.facebook.com/profile.php?id=1159093506).

 



En el año 1533, el conquistador Francisco Pizarro y una tropa de confianza se internan en las selvas peruanas para recuperar el cadáver del emperador Atahualpa.

En el año 1953 un equipo de cineastas estadounidenses viaja a las mismas selvas para rodar una película de monstruos aprovechando los paisajes naturales de la zona.

Ambos grupos no lo saben, pero sus respectivas expediciones se encontrarán con algo mucho más ancestral y tétrico que el ser humano…

 

Películas de monstruos clásicas como Drácula, Frankenstein, La momia o El hombre lobo son historias que han ido volviendo una y otra vez a los cines, incluso hasta nuestros días. No así otra cinta clásica como El monstruo de la Laguna Negra, obra que no se ha vuelto a recrear más allá de un par de secuelas cincuenteras… hecho que es más que bien aprovechado por Víctor Conde para crear el presente libro. Para bien y para el mal esto se refleja en la portada: para bien, por hacer referencia al ya señalado monstruo, de manera especialmente atrayente para los seguidores de Lovecraft; para mal por revelar el aspecto de la criatura antes de empezar la trama, algo que se debe evitar a toda costa en las historias de monstruos.

 

Bien, en lo que a estilo novelístico se refiere: la obra está muy bien escrita e incita a leer más y más. La parte de Pizarro ya desde el principio tiene trazas de novela de aventuras y la de Hollywood, si bien en un principio tiende más hacia lo artístico e incluso lo costumbrista, en seguida juega con la expectación del lector al hacer saber que los estadounidenses van a ir a las mismas latitudes que los españoles cinco centurias atrás. De criticar algo: la parte de los españoles tiende a recrearse dolorosamente en la Leyenda Negra, así como en otros errores históricos (tal y como al equiparse a Pizarro con un florete en vez de con un estoque o montante, por solo mencionar uno). La parte de los cineastas, en ese sentido, está mejor documentada, con unas anécdotas y chascarrillos que es fácil extrapolar a los actores, productores, guionistas y directores de los 50.

 

Los personajes son un tanto arquetípicos, pero cumplen bien con su papel, con un Francisco Pizarro y un Dooley Cooper como protagonistas más importantes de cada bloque temporal, siendo ambos auxiliados por sus respectivas e inteligentes heroínas, del primero Inés Jerén del Busto, su segunda y ficticia esposa y del otro Magdalen Polly, la actriz principal de la película. El más divertido de leer es probablemente Elías Zanuck, el productor de la película, por los comentarios que tiene para retratar el mundo del espectáculo. El monstruo de la novela no tiene mal trasfondo detrás de sí y sus apariciones son bastante tremendas, algo que es de agradecer. Lástima que el desenlace lastre un poco todo lo anterior, aunque al lector le quedará un mejor sabor de boca gracias al doble epílogo.

 

En conclusión, si os gustan las obras de monstruos y las ucronías, dadle una oportunidad a la muy bien narrada novela de El beso de Copacati. Podéis haceros con esta obra de Dolmen editorial de 243 páginas y de amena lectura por un precio de 16,95€.

 

Por último, la dedicatoria que me hizo en el volumen el amable Víctor Conde durante el Celsius de 2021. ¡Gracias de nuevo!