Entre el 14 y el 17 de marzo de 2024 se ha celebrado la primera edición del Salón del Cómic Hispano Portugués y un servidor estuvo allí, así que toca crónica. No obstante, por salir un poco de lo habitual, la haré en forma de listado, con todo lo bueno que tuvo y con alguna cosilla mejorable:
Entrada gratuita: Últimamente, como en casi todo, ha
habido un incremento en el precio de las entradas de los eventos comiqueros.
Por eso mismo, que no haya que pagar nada por poder asistir a una cita cultural
de este tipo, se agradece mucho, tal y como ocurre en Úbeda o Granada, por otra
parte.
La ubicación del evento: El CICUS (Centro de
Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla) fue una excelente elección
para dar cabida al Hispacómic, y aquí los motivos. Para empezar, un gran gesto
de la Universidad de Sevilla al considerar como cultura los tebeos. En segundo
lugar, por las distintas localizaciones del recinto: un gran patio para los
puestos y las mesas de sesiones de firmas, una cafetería para picotear y
combatir la sed y el cansancio gracias a sus muchas sillas, varios auditorios
para las charlas, presentaciones y talleres… En tercer lugar, la posición
geográfica: en pleno casco histórico de Sevilla, te permitía alternar estar
entre historietas y ver maravillas como el alcázar o la catedral de Sevilla
tras andar unos siete minutos, así como tener una amplia oferta gastronómica
para las comidas y cenas.
Los puestos del festival: En los últimos tiempos, da
cierto cansancio ver que en salones de cómic hay stands que poco tienen que ver
con los tebeos. Pues bien, aquí no ha sido el caso: prácticamente todas las
mesas eran de editoriales, tal y como Cartem, Cascaborra, GP, Karras o Norma,
por solo citar las que recuerdo ahora mismo. Con todo esto, en mi humilde
opinión, se le da a la ocasión un ambiente más solemne, como de feria del
libro.
La amabilidad y diligencia de la organización: Los
miembros de la organización contribuyeron en mucho al buen ambiente del
festival. No solamente por haber montado todo el tinglado, sino por resolver
dudas a asistentes e invitados, estar siempre solícitos e incluso acompañarlos
de un lugar a otro cuando no conocían en lugar de alguna actividad.
El plantel de autores: Una sesentena de invitados (mayormente
dibujantes y guionistas, pero también algunos divulgadores y editores) da lugar
forzosamente a un elenco de lo más variado. Así, lo mismo había autores
veteranos como Horacio Altuna que coincidían con otros bisoños como Frankman
Román, que autores con los que nunca había tenido la oportunidad de coincidir
(Pablo Portillo o Manuel Díaz) y otros con los que hacía años que no charlaba
(Irene Roga o Montse Martín). Estos, además, tocaban bastantes géneros
distintos, de tal manera que raro era que sus distintas obras no atrajesen la
atención de algún asistente: ciencia, drama, fantasía, historia, humor, negro, thriller…
La iniciativa de estrechar lazos entre España y Portugal:
ya sea por un motivo u otro, españoles y portugueses no hemos estado tan
hermanados como deberíamos. Por ello, iniciativas como el presente salón que
suponen un nexo agradable entre ambos países ibéricos muy de alabar. Un
servidor pudo conocer gracias a todo esto al guionista y músico Filipe Melo,
compartiendo con él una animada charla, además del visionado de la exposición
dedicada a su obra Balada para Sophie.
Las actividades: Los invitados hicieron talleres
tanto para los más grandes como para los más chicos de dibujo y guionizado
(como el de El Torres, por solo poner uno), presentaciones de sus obras (como
la de File Number o la del cómic de La Tabla Periódica)
entrevistas y las siempre entretenidas sesiones de firmas con los autores. Para
estas últimas, un consejo en el futuro para que todo sea perfecto: que la
organización deje claro media hora antes de cada sesión donde se va a sentar
cada autor, para evitar así líos, no ahora cuando el evento es pequeño, sino
cuando se engrandezca, pues si el año que viene sigue haciendo todo lo bueno de
la presente edición, crecerá en número de asistentes.
El público: El público estuvo a la altura del evento
y ayudaron con su presencia a contribuir al buen ambiente. Nunca hubo tanta
gente como para tener que ir abriéndose paso uno a empujones (algo de
agradecer), aunque en las actividades y charlas que presencié viernes y sábado
nunca faltó un puñado de personas. Todo esto tiene explicación: al ser la
primera edición del festival, tiene que ir ganando renombre. Pero, como ya se
ha dicho antes, no creo que esto sea un problema dentro de unos años dadas las
virtudes del salón.
En definitiva, el primera Hispácomic ha sido un evento bonito,
entretenido y potente, de tal manera que un servidor muy probablemente repita
en futuras ediciones.
Qué razón tienes con eso de los puestos que no tienen que ver con los tebeos, con suerte mercadotecnia de series famosas... y es muy triste que en un evento comiquero (de obras de cualquier origen) apenas haya presencia de editoriales, librerías, autores, editores, divulgadores... no ha sido este el caso, por suerte.
ResponderEliminarMira, yo visité Sevilla con la excusa de "El viento se levanta", que no se estrenó en la provincia de Cádiz, que es donde vivía en aquel tiempo, y tú sigues tu particular tour por la geografía nacional visitando eventos dedicados al cómic, y dándonos más excusas para visitar urbes con tanta historia como la capital andaluza.
Interesante crónica, muy clara y directa.
A ver si la cosa sigue así, que impresiona para bien (tal y como una feria del libro, vaya).
EliminarY visto que ha gustado el formato, se intentará repetir a posteriori. Por cierto, este finde tiene lugar el primer Salón del Cómic de Toledo... Ahí lo dejo.