Tras una odisea marítima, Isabellae, Jinku, Masshiroi y
Qiang llegan a Irlanda para que la primera pueda dar cumplimiento a su destino.
Para ganarse el favor de los isleños, el grupo habrá de rescatar al rey
Caindelbain de la prisión en la que Juan sin Tierra lo retiene. Poco sospechan
Isabellae y sus compañeros que, con esta incursión, han iniciado una serie de
acontecimientos que dictarán el destino de la Isla Esmeralda y sus habitantes.
Y, con estos tres volúmenes, queda concluida la saga de la
samurái mestiza y pelirroja. Frente a los tres primeros, que nos relataban las
peripecias de la espadachina mientras realizaba la búsqueda de su hermana Siuko
y la formación de su particular cuadrilla entre Japón y China, estos tres
últimos se centran en la misión de la joven en Irlanda. Esta, que inicia de
forma relativamente sencilla con una operación de rescate, acaba por convertirse
en un complejo conflicto en donde la lucha entre celtas e ingleses (junto a
normandos) queda eclipsado con la aparición de los fomorianos. Todo esto en el
cuarto tomo, puesto que el quinto es una gigantesca batalla de principio a fin,
con un derroche de épica tremendo tras un cuarto tomo que establecía muy bien
el contexto dónde se mueven los personajes. Peor suerte corre el sexto tomo que, tras todo lo ocurrido en su predecesor, pierde fuelle en su clímax y
desenlace: hay alguna que otra incoherencia, decisiones irreales, ganas de
satisfacer a los lectores por puro placer… Todo esto no arruina la saga (ni
mucho menos), pero le quita lustre y deja cierto sabor amargo al cerrar las
tapas del último libro de Isabellae. Para compensar lo anterior, no obstante,
hay que volver a la cuarta parte, y lo bien que se mete al lector en la
ocupación inglesa de Irlanda por parte de Juan sin Tierra mientras Ricardo
Corazón de León guerrea en Francia o en la solemnidad que se transmite a través
de la colina de Tara.
Los personajes pueden dividirse entre veteranos y nuevos. De
los primeros, se pueden decir un par de cosas: Jinku sigue siendo un niño, más
maduro de lo normal por todo lo que ha vivido, pero un niño a fin de cuentas, y
esto es algo que se agradece; se da algo más de desarrollo a Quiang con
detalles como el guqin o los sentimientos que muestra por Eileen; la
consolidación de la relación entre Masshiroi e Isabellae… Del personaje
principal, además, también hay que señalar que ha madurado a lo largo
de los capítulos y años y, pese a ello, sigue cometiendo errores, haciendo todo
esto de Isabellae una figura más humana y disfrutable. En lo referente a los
nuevos personajes, el autor no se ha quedado corto. Para empezar, tenemos a los
irlandeses, con figuras como la de Caindelbain con toda su dignidad o la del
príncipe Lorcan, con la nobleza de su carácter mezclada con la pasión e
impaciencia de su juventud, así como otros cuantos más, tal y como unos
inconsistentes druidas. Por otra parte tenemos a los ingleses, los en un
principio grandes y crueles villanos del arco argumental. Destaca a la cabeza
de ellos Juan I de Inglaterra, figura maquiavélica y que se hace bastante
realista y lógica en su modo de proceder y
actuar, siendo un gran acierto haber puesto a su lado a Godofredo para
internarnos en su mente. La introducción repentina y demencial de los
fomorianos, además de pillar por sorpresa al lector y suponer una buena
introducción a la mitología irlandesa para los no iniciados, queda un tanto
desdibujada al no profundizar en estos seres oscuros, y mostrar a su líder,
Bres, más como un amasijo de músculos que como un monarca. Algunos conocidos de
los mismísimos principios de la saga reaparecen, aunque a un servidor no le
terminan de convencer del todo sus reincorporaciones en suelo céltico.
Respecto al dibujo, Gabor sigue brindando al público un
suculento festín visual. No tiene este artista mucho problema en pasar el
Medievo asiático al europeo y así lo demuestra en este segundo arco argumental.
Asaltos nocturnos a prisiones muy guarnecidas, festejos y celebraciones celtas,
conclaves druídicos, ejecuciones públicas… todo esto y mucho más es lo que se
ilustra maravillosamente. Cabe destacar que, de las escaramuzas que se vieron
en los primeros tres tomos se pasa a auténticas batallas multitudinarias con
buen pie, sin que el lector se pierda en ningún momento entre tanto
combatiente. El abanico expresivo de las viñetas es tan diverso como los
acontecimientos que aparecen en las diferentes páginas: amor, bochorno, cariño,
crueldad, desesperación, determinación, extrañeza…y todo ello con naturalidad,
alejándose de lo hiperbólico. De poner un par de defectos, serían los
siguientes: el desagradable tono verdoso de las páginas 18 y 19 del cuarto
volumen y el hecho de que sea fácil confundir a unas cuantas mujeres pelirrojas
(la madre y la abuela de Isabellae, Eileen, la madre de Lorcan…). Fuera de
esto, poco más hay que añadir salvo señalar los oscuros y devastadores diseños
de los fomorianos, por la potencia y la peligrosidad que desprenden, así como
las ilustraciones que sintetizan la marcha del grupo de Isabellae por el mundo
en pos de Irlanda.
En conclusión, que si os gustaron las anteriores peripecias
de Isabellae, dadle una oportunidad
a su conclusión, pues pese a no ser perfecta, es más que disfrutable y
satisfactoria. Podéis haceros con los tomos cuarto, quinto y sexto (de una
cincuentena de páginas por número) gracias a Norma Editorial por un precio de
14€ el volumen.
Faaaaa, 6 tomos. La verdad que la obra promete, habría que ver si lo puedo conseguir en su totalidad...y el precio final por estos lares XD XD XD. Una brazo Santi, muy bueno como siempre :)
ResponderEliminarSí, es lo malo de las sagas largas... Échale un ojo al primer tomo y luego decide si vale o no la pena hacerte con toda la colección.
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