En la entrada de hoy toca hablar sobre el Salón del Cómic de
Valencia, evento que empezó el 28 de febrero, acabó el 1 de marzo y al que tuve
el placer de asistir con pase de prensa gracias a generosidad de la
organización.
VIERNES 28
Tras recoger mi acreditación y dejar mi abrigo en el guardarropa, vi
de primera mano el calmado ambiente del evento a eso de las 11:30. Los viernes suelen
ser en estos festivales los días más tranquilos, al estar la mayor parte del
público todavía en el trabajo e incluso en los estudios; aunque esto último no
quitó que unos cuantos colegios e institutos llevasen a sus alumnos de visita
escolar, iniciativa más que cultural y digna de admiración.
Con la tranquilidad que concedía que el evento no estuviese
abarrotado, empecé a circular por su interior. Cuál no sería mi sorpresa al ver
el larguísimo pasillo dedicado al Artist Alley: quizás no tan grande como el de
la Japan Weekend de Madrid, pero muy bien situado, junto a la entrada y con un
arco desde donde se anunciaba al patrocinador del Callejón de Artistas: Planeta
Cómic.
Mis compras empezaron justo en este corredor de casi sesenta
artistas en la mesa de Miguel
Ángel Ruiz, ya que adquirí a este ilustrador el primer número de Le Fay en inglés, por no haber sido este,
o el resto de la colección, editados todavía en España.
Avanzando por el Artist Alley, no mucho después, me encontré
con la mesa de Juanma Fernández y Altiegg,
no pudiendo resistirme a adquirirle a la segunda la baraja inspirada en el
zodíaco que podéis ver en la foto de abajo a la derecha.
El comic promocional del videojuego de mechas Void of Heroes
también caería en mi poder tras pasar delante de él, así como el primer número
de Onyx Hunters de la siempre
encantadora Oreliane y el
cuaderno rolero Ready for Adventure
de Alma. Incluso se vinieron a mi mochila, dentro de un sobre sorpresa, algunas de las pegatinas de Teresa Serrano,
dibujante a la que daba gusto ver animar a otros artistas para que persistieran
en sus sueños.
Cuando logré salir del hipnótico Artist Alley, me propuse
darme una vuelta por la siguiente sección de puestos, es decir, los
comerciales. Uno de los más transitados por los cazadores de firmas sería el
de Greyhskull Cómics, librería dónde esa mañana pude reencontrarme con el muy
cercano Roger Bonet, dibujante que
me dedicaría tanto el primer número de Freelancers como el divertidísimo Cazadores
de gonzos, todo ello mientras hablábamos del tebeo tanto en USA como
en España y de los desafíos particulares y generales de ilustradores y
escritores.
Como hasta la siguiente sesión de firmas en mi agenda
todavía quedaba un buen rato, aproveché para explorar el pabellón
número 7 de la Feria de Valencia. Además de todo aquello dedicado al comic, los
asistentes podían divertirse de varias maneras. Para los más peques, por
ejemplo, además de un recinto dedicado enteramente a Playmobil, también había
otro de Nerf y Fornite para tiroteos con balas de goma espuma, así como duelos de
softcombat.
Para los mayores también había todo tipo de entretenimientos
fuera del noveno arte, tal y como decenas de mesas con juegos de rol para todos
los gustos, ya preparados para iniciar partidas con árbitros que los conocían.
Exposiciones como la de Manuel Gago o la de Orígenes Secretos también
contribuían a deleitar la vista del público.
Junto a estas alternativas de ocio, había otras muchas más,
tal y como talleres y charlas, como ya se verá más adelante. No obstante, en
aquel momento, decidí hacer un alto para comer en el mismo Salón. Aquí la
organización del evento se esmeró, colocando un merendero bastante grande
rodeado de foodtrucks asequibles y para todos los paladares.
Para bajar la comida y estirar las piernas, volví a la zona
comercial para ver las editoriales participantes en el evento. Ya pronto pude
darme cuenta de lo profesionales que eran muchos de los dibujantes españoles
que habían acudido a firmar a las mismas, pues muchos de ellos ya estaban
posicionados esperando a los fans mucho antes de la hora oficial de sus
sesiones. Tal fue el caso de Chuma
Hill, el cual ya estaba en Ominiky Ediciones por lo menos noventa minutos
antes de lo estipulado. Charlamos animadamente un buen rato sobre George R. R. Martin,
Fromsoftware y Bloodborne entre que aquel me hacía un precioso dibujo de
Lady María en su Artbook.
Hecho esto, me dirigí hacia el stand de Cascaborra Ediciones,
editorial que ha hecho mucho por devolver su Historia a los españoles a través
de la épica bélica. Pues bien, ya a los lápices se encontraba Daniel Torrado, el cual, al
igual que Hill, ya estaba en su puesto de combate mucho antes de lo obligado: algo
más de dos horas. Mis objetivos con él eran claros: 1539. Castelnuvo y 1740.
San Agustín. Y mientras me los dedicaba, además de comentar sobre el
público de Cascaborra, estuvimos hablando, como no podía ser de otra manera, de
Historia. Mucho ha evolucionado su estilo desde que recreó las peripecias de Bernardo
de Gálvez, como ya se reseñará en el blog en otra ocasión.
En un pequeño paréntesis de las editoriales, volví al Artist
Alley para, además de charlar un rato con el genial creador de dragones Juan Arrabal sobre la
baraja de naipes que ha sacado por Kickstarter amén de otros proyectos, también
recoger un encargo de unas pocas horas atrás relacionado con Zombicide
de la estupenda Paloma Sauvage,
dibujante a la que es un placer volver a ver por el circuito de eventos
españoles, lanzado a modo de reto: ver su estilo tan mono (por favor, ver sus homenajes
a Pokemon y Disney) con un personaje duro y macarra del ya citado juego.
A eso de las 16:00 acudí al puesto de Spaceman Project, ubicación
dónde ya se encontraban dos de mis objetivos de aquella jornada: Caro Waro y Jonatan Cantero. La primera me
dedicó su Crepanquine mientras el segundo hacía lo propio con su Korokke,
con mucho humor y charlas sobre el Japón feudal de por medio.
Las dos últimas paradas del día correspondieron a Fadogamia
y al puesto de Fnac. En la Gran Efe estaban dedicando Dayo y Manuel Álvarez, dedicándome el
segundo El último cómic de la historia entre que hablaba de humor loco con él y del síndrome del impostor con el primero. Hecho esto, marché hacia Fnac y, tras un poco de
espera animada por el resto de gente en la fila, llegaron Fidel Tovar y Dani
Bermudez, dúo que me dedicaría la última parte de Liquid Memories
mientras hablábamos del desenlace de este thriller. Hecho esto, tan cansado
como satisfecho, y tras dar una última vuelta para sacar algunas fotos, me
dirigí hacia la salida para descansar hasta el siguiente día.
SÁBADO 29
Aquel nuevo día lo dediqué sobre todo al turismo, de tal manera
que pude visitar el Oceanogràfic, el Museo de las Ciencias y el Hemisfèric de
Valencia para mi disfrute. Aunque ello no me quitó de acudir nuevamente la
Feria para alcanzar mis últimos objetivos.
El sábado por la tarde el evento estaba sin duda más
transitado que el día anterior, aunque sin impedirte circular con comodidad por
los pasillos… salvo en un caso muy sangrante: el Artist Alley. El Callejón de
Artistas tenía buena ubicación y una longitud considerable como corredor, pero
fallaba en la anchura del mismo, de tal manera que se formaban unos atascos
bastante molestos dado el éxito que tuvo. Pese a ello, pude hacerme con Seven
seas of Rhye, curioso por ver que hacía su autora con la canción de Queen en este fanzine benéfico.
Volviendo a terreno relativamente despejado, a eso de las
cuatro y media, volví a Greyhskull, localización donde compré el tebeo de Hernán
Pérez del Pulgar (el cual tenía muchas ganas de leer desde el Manchacómic) y
obtuve la dedicatoria de su autor, Roberto García.
Y, finalmente, la última compra del evento estaba ante mí: Historias
para no dormir, tebeo antológico de Pedro Rodríguez donde lleva a las viñetas relatos de terror famosos como El ladrón de
cadáveres o El gato negro. Esta última adquisición pude finalmente permitírmela
tras haber logrado conservar algunos euros en el bolsillo tras la jornada
turística y levantina.
Y, aunque todavía rondé un rato más por la convención, a
efectos prácticos mi paso por el Salón del Cómic de Valencia ya había acabado.
Recapitulando: muchas actividades relacionadas directa o indirectamente con los
tebeos, muchas editoriales (una veintena en la que se incluyen Fandogamia,
Panini, Norma, Cascaborra, Ominiky o Letrablanka, por citar solo algunas) y muchos
autores (los 120 traídos por las editoriales y la organización, más los casi
sesenta del Callejón de Artistas), de tal manera que el entretenimiento estaba garantizado
para los seguidores del noveno arte. A mejorar ahora mismo solo se me ocurre el
ancho (que no la longitud) del Artist Alley, aunque estoy seguro de que ese
punto se mejorará en las siguientes ediciones por ser fácil de resolver.
Algo que me llamó la atención fue el escaso número de
cosplayers en comparación con otras citas como Madrid o Barcelona, aunque eso
no quita que hubiera representantes más que dignos, tal y como este Reaper de Overwatch.