En la reseña de hoy toca hablar de Gentlemind, tebeo que tiene por guionistas a Juan Díaz Canales y a Teresa Valero (https://twitter.com/CONTRAPASO1) y por dibujante a Antonio Lapone (https://www.facebook.com/profile.php?id=100009786607450).
Una joven que quiere aprender a hacer algo en la vida, un
desencantado abogado puertorriqueño, un equipo artístico descabezado… Todas
estas personas, aunque no lo saben, van a acabar por coincidir y lograr que la
revista Gentlemind levante cabeza y se convierta en una de las más
populares de Estados Unidos. Y, entre tanto, a lo largo de cuatro décadas, tanto
la revista como sus creadores irán viendo cómo cambia su sociedad, país y mundo
entre vaivenes profesionales y familiares.
Antes de que la televisión y los ordenadores estuvieran al alcance de todo el
mundo en el siglo XX, periódicos y revistas tenían grandísima importancia para
que los ciudadanos de a pie se informaran y entretuviesen. Y es justo en esta
época en la que transcurre la narración de Gentlemind, concretamente desde
la Segunda Guerra Mundial hasta el final de la Guerra de Vietnam, y todo ello
mientras transmite muy bien todas las dificultades que hay tras una revista:
estudiar el mercado para saber qué le interesa a tus lectores, conseguir a
buenos integrantes para el equipo editorial, competir con otras publicaciones
de renombre… En este sentido, la historia es muy realista y no es ni mucho
menos idílica, puesto que los protagonistas tienen que enfrentarse con no pocas
trabas. Pero ahí también está la gracia del tebeo, en el ver cómo se enfrentan
a ellas y ver si salen airosos (o no) del desafío con su esfuerzo e ingenio:
testamentos, competencia, rivalidades internas, conflictos políticos (con el
tan interesante como desconocido sobre la lucha de Puerto Rico por su
independencia), pasados tormentosos… No quiero decir mucho más de la trama de
la obra, pues esta se merece ser disfrutada a ciegas mientras uno se sorprende con cómo van navegando por ella unos personajes de lo más variado: soñadores, idealistas,
realistas, cínicos, compasivos, rencorosos, magnánimos,
miserables… Un buen espejo en el que la sociedad humana puede verse reflejada,
con todas sus virtudes y defectos.
Respecto al dibujo, Antonio Lapone lleva al papel un estilo
a medio camino entre el bosquejo y la conclusión de la viñeta, con un
interesante limbo entre ambos planos en el que es una delicia posar la vista.
Da igual si se representan grandes galas, estampas costumbristas, calles abarrotadas,
el encuentro entre dos familiares o amantes, el ajetreo de una redacción, a los
soldados que fueron a socorrer Europa, a los hippies… todas escenas se
disfrutan por igual. Moverse entre lo sugerente y lo erótico no es tarea fácil,
ya que la línea que separa ambos conceptos es muy fácil de cruzar. Sin embargo,
el ilustrador sale muy bien parado de la situación y las distintas portadas de Gentlemind
están más próximas a lo bello que a lo frívolo y son bellísimas pin-ups
por derecho propio. Fuera de las portadas de la revista que da nombre al comic,
los personajes tienen un punto entre lo caricaturesco y lo cartoon muy
resultón, y en no pocos casos con un parecido a tira cómica periodística más
que logrado.
En conclusión, Gentlemind es una lectura muy
recomendable y todo el mundo encontrará en ella algo que le guste: amor y
desamor, amistad, drama, política, superación personal… Podéis haceros con esta
obra de manos de Norma Editorial por un precio de 28€, incluyendo entre sus 176
páginas, además de la historieta en sí, varios bocetos sobre la misma.
Por último, la dedicatoria que me hicieron los amables Juan
Díaz Canales y Teresa Valero en el tomo durante su presentación en Omega Center
en mayo de 2022. ¡Gracias de nuevo!
No se porqué, pero me hizo acordarme de Hataraki Man (o Tokyo Style) un manga que muestra las vivencias que hay en una oficina editorial. Gentlemind me parece genial, al menos el dibujo atrapa, un abrazo gigante.
ResponderEliminarMe apunto el manga para echarle un ojo, a ver cómo es.
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