Por variar un poco con la tónica habitual del blog, la presente entrada voy a dedicar a hablar de un trío de obras japonesas bien distintas entre sí, pero que tienen en común entretener cada una a lector de una forma u otra.
Por ir en orden alfabético, empezamos por Baltzar: El
arte de la guerra, de Nakajima Michitsune. En un difícil mapa político,
Bernd Baltzar, mayor del ejército de Weissen, es mandado por su nación a la
vecina Baselland en calidad de instructor y asesor militar para modernizar el
ejército del país limítrofe. Ahora bien, esta no es su única misión, ya que su
gobierno también lo usa como investigador para saber más del reino que va a
estar en el punto de mira de otras potencias extranjeras por ser su anexión un
bocado demasiado apetecible. Ahora bien, cuanto más tiempo pasa Baltzar en
Baselland, más cariño le va cogiendo al país vecino y a los cadetes a su cargo.
¿Primará para el oficial más el deber o el querer?
Si os gustan las obras de temática histórica que tienen lo
mismo espacio para lo bélico que para las intrigas políticas, no dudéis en
echarle un ojo a este manga. Con muchos paralelismos con la Europa de mediados
del siglo XIX (la de la unificación alemana, particularmente), los aficionados
a la Historia verán trasuntos políticos aquí y allá muy bien narrados y
descritos, aunque dejando espacio para elementos originales. Lo castrense
también está a la orden del día, con todo lo bueno y lo malo que esto conlleva:
así, si no esconde lo sanguinaria, cruenta e incluso fría que puede ser la
guerra, también se muestra la camaradería entre los soldados de un mismo bando
o el uso de la estrategia, inteligencia y tecnología sobre la fuerza bruta. El
dibujo es tan detallado como documentado, con unas batallas y combates muy
dinámicos (e incluso gores a veces), los cuales alternan con momentos más
tranquilos que engloban lo mismo al mayor confraternizando con los cadetes que
lidiando conspiraciones de gabinete.
Continuamos con Bilbliomania,
de Obaru y Macchiro. Aquí seguimos los pasos de Alice, una niña que ha acabado
en un extraño edificio con seiscientas sesenta y seis habitaciones. Allí es
recibida por su sonriente anfitrión, Serpiente, el cual le dice que en su cuarto
cualquier deseo que tenga se hará realidad. Ahora bien, si intenta salir del
edificio, cuanto más se aleje de su cuarto, más se corromperá y mutará su
cuerpo… hasta que finalmente muera. Pese a ello, Alice se acaba decidiendo por
volver al exterior, aunque la tarea no será fácil, pues su habitación es la 431…
y deberá atravesar las 430 anteriores para lograr su propósito.
Este tebeo combina muy bien dos cosas: terror y reflexiones sobre la psique humana. Respecto al terror, el ambiente de la obra tiene ya desde el principio algo de apocalíptico (el número de habitaciones del espacio de la trama no es ni mucho menos casual), con una amenaza que de alguna manera está acechando ahí fuera; ahora bien, a este se le añade una muy buena dosis de horror corporal según el cuerpo de Alice va degenerando y cambiando paulatinamente, contribuyendo a esto enormemente los inquietantes dibujos de Macchiro. Respecto a las reflexiones sobre el ser humano, no deja de ser interesante ver lo que hacen los huéspedes de las salas por las que pasa Alice con la capacidad de obtener lo que quieran: obsesiones y excesos en los que más de un lector se puede ver reflejado. A todo lo anterior solo queda añadirle una cosa más: el giro de tuerca que hay hacia el desenlace de la obra, con viñetas hiperbólicas y tremendas.
Por último, terminamos con La brujita oficinista,
de Maka Mochida. Aquí tenemos a Misono, el nuevo de la oficina, muy serio y
profesional. Pronto conoce a Shizuka, compañera de empleo tímida y buenaza que,
además de oficinista, también es bruja. Poco a poco se irán conociendo más y
más y los sentimientos del uno por el otro irán en aumento.
Esta es una historia de amor entrañable con toques de
comedia y un poquito de fantasía aquí y allá que hará las delicias del público
que quiera pasar un buen rato. La narración es muy bonita y, además de describir
una relación de lo más sana y tierna aprovecha también para avisar de los
peligros de las relaciones tóxicas y abusivas (el exnovio de Shizuka), del ser
demasiado bueno hasta ser tonto, el sobreesfuerzo en el trabajo… El dibujo es
todo lo bonito que se puede imaginar, yendo de la mano en monería con la trama.
No hay demasiados fondos, pero tampoco le hacen falta a las viñetas, ya que los
personajes ya las llenan de sobra con su acciones, gestos y diálogos.
Tres mangas la mar de distintos y, parece, disfrutables. "Baltzar" tiene muy buena pinta pero dudo mucho que me lo haga, pero tengo pendiente de leer "Bibliomania", que me recomendaste y, como bien sabes, caí.
ResponderEliminarBuena reseña múltiple.
Saludos.
Baltzar vale la pena, pero como ahora mismo está paradilla en España... tampoco te lo reprocho. Y que nuestras estanterías tienen un límite, claro.
EliminarY ojalá Bibliomania te guste.