miércoles, 1 de marzo de 2017

Ad Mortem, de Blanca Mira y Eduard Balust

En la reseña de hoy toca hablar de Ad Mortem, obra que cuenta al guión con Blanca Mira (https://twitter.com/Shirayukihimeh) y a los lápices con Eduard Balust (https://twitter.com/EduardBalust).


En un mundo donde los nigromantes controlan a la población mundial gracias a la amenaza que suponen sus poderes sobrenaturales, Sigurd Arakami ha sido testigo de cómo su madre ha sido asesinada por los no-muertos. A raíz de ello, este joven mestizo viajará a Europa, marcándose como meta vengarse del nigromante que acabó con la mujer que le dio la vida. Pero para ello deberá primero hallar a su padre, un alemán al que conoce solo por el nombre: Ludwig von Rosemberg.

Resulta muy interesante como la guionista ha combinado dos elementos tan distintos entre sí como el siglo XIX, con su técnica, locomotoras y barcos a vapor, y algo tan místico como la nigromancia para crear un excelente escenario para su historia. Y por este marco tan llamativo se mueven unos personajes relativamente sencillos, cosa prácticamente obligada en un manga restringido a un único tomo, pero bien construidos y con los que en varios casos es fácil empatizar. Así, con Sigurd comprendemos el deseo de venganza, mientras que con Emil, joven germano que pronto simpatizará con el anterior, se representan de forma muy creíble sentimientos como la amistad y el compañerismo, por no decir incluso la hermandad.   

La trama es en todo momento entretenida y fluida, no llegándose hacer pesada en ningún momento, al saber aunarse la búsqueda y crecimiento de Sigurd con momentos de acción, drama, humor y tensión. De destacar algo en concreto de ella, sería todo lo que tiene que ver con los nigromantes. Se nota el trabajo que ha habido detrás de ellos para convertirlos en enemigos que puedan poner en jaque a la humanidad con su magia, con sus distintos poderes, sus debilidades en forma de “reclamos” (vulnerabilidades asociadas a los pecados capitales) o sus distintas jerarquías. En este punto vuelve a salir a relucir el hecho de que este tebeo esté compuesto por un único tomo, puesto que hay determinados elementos, como el trasfondo que hay detrás del líder de los nigromantes, que para un buen desarrollo hubiera venido de perlas la existencia de un segundo volumen.


Respecto al dibujo, Eduard Balust plasma magníficamente la historieta ideada por Mira. De este modo, los muertos vivientes movidos por la brujería parecen realmente recién levantados de sus tumbas, contrastando con el vigor de los nigromantes. Ahora bien, ambos especímenes son igual de aterradores, los primeros por ser cadáveres andantes en distinto estado de descomposición (más cerca de esqueletos o de seres vivos según el caso) y los segundos por la magia negra que manipulan, pudiendo llegar a convertirse en abominaciones monstruosas. Y todo ello queda reflejado en el apartado gráfico, con un buen ejercicio de imaginación en varios casos. Pero Balust no solamente sabe dibujar muerte y destrucción, sino también estampas más tranquilas y naturales. Así, por ejemplo, no faltan algunas vistas paisajísticas germánicas muy cuidadas, estén estas en medio del campo o de la urbe (tal y como la de Berlín a vista de pájaro) o incluso alguna escena de carácter erótico. De criticar algo en este apartado sería la vestimenta de alguno de los personajes de a pie, es decir, no la de los nigromantes o la de los que a ellos se enfrentan, ya que a ellos se les supone lo fantástico, sino a los de paisano, por desentonar un poco con el resto de lo decimonónico. Por otra parte, y salvo obviamente los zombis, todos los personajes son muy expresivos, hasta el punto de que se les puede leer a casi todos las intenciones a través del lenguaje facial y corporal.

En conclusión, si queréis una sangrienta historia de magia negra que combine aventura, búsqueda de venganza y algún que otro momento humorístico, dadle una oportunidad a Ad Mortem. Podéis haceros con este manga de Norma Editorial por un precio de 8€, incluyendo el susodicho un total de 192 páginas.

Por último, la dedicatoria que me hizo en el tomo Blanca Mira durante la Japan Weekend de Madrid de febrero de 2017. ¡Gracias de nuevo por tu simpatía! 

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