miércoles, 12 de julio de 2017

Elfos, de varios autores – Tomo 1

En la reseña de hoy toca hablar del primer volumen de la saga de Elfos, el cual contiene los capítulos “El cristal de los elfos azules” y “El honor de los elfos silvanos”.


En primer lugar, en el volumen aparece “El cristal de los elfos azules”, del guionista Jean-Luc Istin (http://www.jeanlucistin.com/) y del dibujante Kyko Duarte (https://www.facebook.com/kyko.duarte). En este tebeo, la elfa azul Lanawyn y el humano Turin se topan durante uno de sus viajes con un espectáculo dantesco: todos los elfos de la aldea de Ennlya han sido asesinados. Mientras buscan al culpable, la también elfa azul Vaalaan deberá enfrentarse a una dura prueba relacionada con la obtención de un cristal mágico.

En este tebeo, las dos tramas principales, es decir, la de Lanawyn y la Vaalaan, están excelentemente desarrolladas en paralelo, mostrándose sucesiva y alternativamente los avances en cada una, hasta que al final, en el clímax, se acaban conjugando en una sola. Así, Lanawyn, que sabe actuar lo mismo de diplomática que de investigadora, se dedicará a indagar sobre la matanza de Ennlya, llevándole sus pasos en pos del culpable a descubrir una siniestra conspiración de la que aquel crimen será el detonante. Al mismo tiempo, la trama de Vaalaan, frente al tono policíaco y político de la anterior, tiene más de viaje iniciático y heroico, con una grandísima sorpresa final para el lector. La relaciones entre los distintos personajes también están muy conseguidas, tal y como se puede ver con Lanawyn y Turin, que gozan de una química excelente, o incluso la de Gal y Rinn, cuyo desarrollo y conclusión se hace bastante realista. Mención especial a los orcos de esta historieta, por alejarse su personalidad de los estándares típicos de la fantasía. Y tres cuartos de lo mismo puede decirse sobre los elfos azules, más abiertos y cercanos que los de otras obras, y con una interesante relación simbiótica con el mar.

Respecto al dibujo, Kyko Duarte aporta un estilo realista y sumamente atractivo que entra rápidamente por los ojos. Los elfos azules, además de por el distintivo color de su piel y sus puntiagudas orejas, son dotados de muy diversos rasgos: atractivo, dignidad, elegancia, gracilidad… En contraste, los humanos yrlaneses son mucho más toscos y burdos, con una más que adecuada apariencia vikinga. Las prendas, armas, barcos o arquitectura de cada uno de estos pueblos también contribuyen a marcar las diferencias entre ambos. Y precisamente a raíz de lo último, vale detenerse un poco en los fondos del tebeo: ya sean escenarios marinos o poblaciones costeras como la impresionante Elsemur, el lector quedará maravillado con su preciosidad, sensación que queda reforzada por una magnífica labor de coloreado. A modo de curiosidad, cabe destacar el hecho de que Duarte le haya puesto a Aamnon, líder de los elfos azules, del rostro de Hugo Weaving, por su característico papel de Elrond en la trilogía de El Señor de los Anillos.



Por otra parte, está “El honor de los elfos silvanos”, del guionista Nicolas Jarry y del dibujante Gianluca Maconi (http://gianmac.blogspot.com.es/). Aquí, la princesa humana Llali desea salvar Eysine, ciudad amenazada por los Reyes del Archipiélago, buscando la ayuda de los elfos silvanos, pueblo con el que el suyo mantuvo una alianza centenaria. Tras adentrarse en el bosque de Duhhan conocerá a Yfass, elfo silvano dispuesto a llevarla ante los Ancianos para reestablecer los lazos entre sus dos pueblos.

Empezando in medias res, esta historieta va poniendo al lector en situación poco a poco a través de varias análepsis o flashbacks. Aunque no de manera tan pronunciada como en el otro capítulo, se ven dos tramas paralelas: el periplo de Llali a través de los dominios de los silvanos por un lado, y el asedio cada vez más agresivo sobre Eysine. La primera explora el entendimiento entre culturas por medio de la empatía a través de la relación entre Yfass y Llali, mientras que la segunda sirve para denunciar el expansionismo avaricioso y especulador. El contraste entre los elfos azules y los silvanos es notable, no solo en lo cultural, sino también en lo moral, guardando este último pueblo un secreto  tremendo, siendo de agradecer  que no todos los elfos sean iguales y que al mismo tiempo se alejen en cierta medida de los estándares marcados por Tolkien. Por otra parte, este comic tiene cierto sabor shakesperiano en sus viñetas, tanto por la relación entre Llali e Yfass en contraste con la que hay entre sus pueblos, la situación de sitio a la que se ve sometida la ciudad de la primera, la crisis que debe atravesar el rey de Eysine para hacer lo mejor por sus súbditos o la relación que este último tiene con el príncipe Elian, su hijo y sucesor en el trono, así como la relación que mantiene este con su hermana, Llali, sin poder olvidar, naturalmente, el desenlace. De criticar algo, sería solamente un detalle: la protagonista, además de con espada, va armada con una pistola, pero no aparecen más armas de fuego en lo que resta de volumen, resultando todo esto en un detalle un tanto raro.

Respecto al dibujo, Gianluca Maconi tiene un estilo más cartoon que el de Duarte, pero igual de agradable a la vista. Este dibujante es capaz de igual manera de ilustrar frondosos bosques que bulliciosas ciudades, así como tranquilos ríos o baluartes amenazados. Con predominio de los verdes y los bronces, el coloreado también está muy conseguido, aunque no permite distinguir inmediatamente si estás viendo humanos o elfos como en el anterior capítulo. Las escenas bélicas también están muy conseguidas, ya se traten de pequeñas escaramuzas o de imponentes asedios, combinando adecuadamente lo violento y lo épico.


En conclusión, si queréis disfrutar de un tomo con dos tebeos llenos de magia y aventura, dadle una oportunidad al primer número de Elfos. Podéis haceros con él gracias a Yermo Ediciones, incluyendo este volumen de 25€, entre sus 114 páginas, las dos historietas mencionadas, que pese a formar parte de una gran saga son, en este caso, totalmente autoconclusivas.

Por último, la dedicatoria que me hizo en el tomo el simpático Kyko Duarte durante las Jornadas Comiqueras del Fnac Callao de 2016. ¡Gracias de nuevo!

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