domingo, 15 de septiembre de 2024

Monstruos Ibéricos: Tras los pasos de la Quarantamaula, de Raúl Cordero y Sal Donaire

 En la reseña de hoy toca hablar de Monstruos Ibéricos: Tras los pasos de la Quarantamaula, tebeo que tiene por guionista a Raúl Cordero (https://www.facebook.com/raulpizarra) y  por dibujante a Sal Donaire (https://www.facebook.com/salvador.donaire). 




En la España de Felipe II, lejos de las luchas en el extranjero contra enemigos como los ingleses, hay una guerra incluso más importante: la del interior contra seres oscuros y malignos. Es por ello que el Duque de Alba ha creado un pequeño grupo de combatientes especializados en enfrentarse a las fuerzas del mal para defender a los españoles de lo sobrenatural y diabólico.


España siempre ha tenido un potencial enorme para ser llevada a la viñeta, tanto a nivel histórico como a nivel folclórico, así que si ambas vertientes se unen pueden dar lugar a obras muy disfrutables. Y este es el caso de Monstruos Ibéricos: Tras los pasos de la Quarantamaula, comic que se lee del tirón (para bien y para mal) y deja muy buen sabor de boca por varios motivos. Para empezar, por rescatar de la tradición española diferentes mitos como el de María Enganxa o la criatura de que da título al volumen y ponerlos como enemigos a batir por parte de los protagonistas, de tal manera que la lectura se hará muy del gusto de los fans de Geralt de Rivia. A propósito de los protagonistas: forman estos un grupo tan variopinto como rolero, con un espadachín atormentado, un monja americana, un bardo gitano y un niño trampero, todos ellos con un punto heroico por enfrentarse al mal con diversas virtudes y algún que otro defecto que los hace más humanos; tienen todos, además, algún que otro misterio en lo tocante a su pasado que ayuda a darles profundidad e invita a leer los siguientes volúmenes de esta historieta, con uno de ellos muy próximo a salir en librerías, por cierto. En lo referente a los secundarios, ayudan a dar forma al mundo de la obra, ya sea con las víctimas de los monstruos o con los históricos, tal y como con un Duque de Alba en el que da gusto ver que no se ha caído en lo leyendanegrista. 


Respecto al dibujo, Sal Donaire cumple su labor en lo que a dar una ambientación oscura a las viñetas se refiere, ya sea con emboscadas a la luz de las hogueras, tormentas o pesadillas, así como con criaturas de diseños tan siniestros como interesantes, tal y como con el fraile Motilón, por poner un solo ejemplo. Ahora bien, también es capaz de dibujar escenas más luminosas y bonitas, tal y como las que tienen que ver con la camaradería de los protagonistas o con la corte de Felipe II (se agradece aquí romper con los tópicos, una vez más). Las escenas de acción rezuman épica ya se efectúen estas mediante espada, daga, arcabuz, honda, garra o colmillo; eso sí, las escenas cotidianas también están logradas, tal y como con viajes por los caminos o los reposos en ventas. 



En conclusión, si os gustan las historias que incluyen leyendas patrias y buenas dosis de acción, dadle una oportunidad a Monstruos Ibéricos: Tras los pasos de la Quarantamaula. Podéis haceros con este comic de la editorial Maldragón por un precio de 20€, incluyendo entre 78 páginas, a modo de extra, un par de historias cortas adicionales de autores invitados o el proceso de creación tras la historieta. 


Por último, la dedicatoria que me hizo en el tomo el amable Sal Donaire durante el Festival de Cómic Europeo de Úbeda de 2024. ¡Gracias de nuevo!



domingo, 8 de septiembre de 2024

Charlie Moon, de Carlos Trillo y Horacio Altuna

En la reseña de hoy toca hablar de Charlie Moon, tebeo que tiene por guionista a Carlos Trillo y por dibujante a Horacio Altuna (https://twitter.com/HoracioAltuna).

 


Charlie Moon es un adolescente que al que le ha tocado vivir la Gran Depresión en Estados Unidos, por lo que va de lugar en lugar y de empleo en empleo para sobrevivir día a día.

 

La Gran Depresión es un telón de fondo tremendo para contar historias, tal y como con Las uvas de la ira o Los intocables. Pues bien, Charlie Moon tiene más que ver con la primera de estas dos obras, pero más si cabe con El Lazarillo: con el cómo un niño tiene que buscarse la vida en unos malos tiempos en los que no puede tener a la familia como soporte. Ahora bien, Charlie no es un chico especialmente listo o fuerte, por lo que sus historias suelen tener mucho de cotidiano y en la que actúa más como testigo que como protagonista: la decepción de ver cómo tus héroes no son merecedores de admiración, los primeros impulsos sexuales, el ver que la línea entre buenos y malos a veces no es tan clara como pueda parecer… En este sentido, además, su día a día da paso a una más que buena descripción de cómo eran los Estados Unidos de la depresión, con sus cosas malas y buenas: el racismo hacia los negros (presente a veces con cosas tan sencillas como con los carteles que prohibían su entrada en locales) o la búsqueda constante de trabajo y el gran temor a perderlo, por una parte, sí, pero también cierta camaradería entre compañeros de trabajo y jóvenes, así como aura majestuosa remanente de los Locos 20 que no desaparecía todavía. De ponerle una pega a la obra es su corta duración: unos cinco capítulos autoconclusivos que dejan con ganas de mucho más.

 


Respecto al dibujo, el de Horacio Altuna es una preciosidad cargada de detallismo, con personajes de todo tipo: hermosos y feos, de rostro amable y desagradable, jóvenes y ancianos… y con los que te podrías cruzar por la calle un día cualquiera. Los escenarios son una delicia particularmente en lo urbano, con esas calles y unas vitrinas de tiendas de gran encanto, aunque los parajes campestres también tienen su aquel. El blanco y negro de las páginas le va como anillo al dedo a la narración dada la época tratada, con un entintado más que bueno.

 


En conclusión, si os gustan las historias de descubrimiento y de madurez, dadle una oportunidad a Charlie Moon. Podéis haceros con esta historieta de Astiberri por un precio de 14€, incluyendo entre sus 56 páginas, a modo de extra, la biografía de sus autores.

 

Por último, la dedicatoria que me hizo en el tomo el amable Horacio Altuna en el Hispacómic de Sevilla de 2024. ¡Gracias de nuevo!


domingo, 1 de septiembre de 2024

Más continuaciones

Tal y como reza el título de la entrada, hoy toca hablar de nuevos capítulos de obras ya reseñas por aquí anteriormente.

 




En Monstruos conectados, de Diana Fernández Dévora (https://twitter.com/adraxmonsters), Summer persigue a un motorista para saber qué está transportando, de tal manera que no le queda otra que infiltrarse en un crucero de lujo. Haciéndose pasar rápidamente por una camarera de abordo, cual no será su sorpresa cuando se topé en el viaje con Rayo Negro y con el Domine. ¿Es casualidad este encuentro o hay mucho más de lo que parece tras él?

Si en el primer volumen de la saga se hacía una buena presentación de los personajes y su mundo con su buena dosis de acción y humor gamberro, y en el segundo se daba más importancia a los sentimientos como método evolutivo de los personajes, el tercer volumen podemos decir que tiene dos mitades diferenciadas: la primera con un humor muy picante, particularmente al poner a Rayo Negro en situaciones comprometidas, con ilustraciones que potencian todavía más el efecto de la narración; la segunda mitad, por otro lado, tiene grandes revelaciones sobre la trama, tal y como el porqué de la construcción de Adrax o la verdad tras los orígenes de Summer y Rayo Negro que se hacen interesantes. Y todo ello con la emoción de estar los protagonistas frente a peligros tanto externos como internos que lo van a poner todo patas arriba, ayudando aquí en mucho también los dibujos de Diana para dar presencia a las escenas que tienen lugar entre este dúo.

 




En los volúmenes 3 y 4 de Telémaco, de Kid Toussaint (https://www.facebook.com/tkid.toussaint) y Kenny Ruiz (https://www.facebook.com/kennyruido), mientras que Telémaco y compañía siguen buscando a Ulises, Ftía y Argos prosiguen con la conquista de Grecia. No obstante, si tal y como parece, Neoptólemo no es el verdadero líder de los mirmidones… ¿quién se está haciendo pasar por él y por qué?

Una reinvención de la Odisea que a los puristas no les terminará de convencer (Penélope ya no es la fidelidad en forma humana, la meta de Ulises ya no es la vuelta al hogar…), pero de la que se pueden sacar cosas positivas: el cómo Telémaco va madurando a lo largo de los capítulos, la combinación de momentos humorísticos con otros mucho más dramáticos y serios, mensajes contra el racismo y el sexismo, moraleja sobre que no debemos dejar arrastrar por los odios de nuestros antepasados… El dibujo de Ruiz sigue siendo tan resultón como de costumbre, con diseños interesantes por parte para representar lo mismo a dioses que a héroes, monstruos y otros seres de la mitología griega, con un precioso coloreado por parte de Noiry que no hace sino mejorar algo que de por sí ya entraba por los ojos.

 




En Bárbara la bárbara. La maldición de Chirigay, de José Oliveros Segura (https://twitter.com/GuionbyJOS) y Manuel Díaz (https://www.facebook.com/mdiazdibujante), Bárbara y Kragnag se ven forzados a echarse a la mar para rescatar a Clenk (y de paso a Chang, que le acompaña), que está en paradero desconocido tras haber acabado por accidente de polizón en un barco de contrabandistas que iba hacia Vigyo.

Buena combinación de aventuras y humor gamberro, tal y como en los anteriores arcos argumentales. Y hablando de esto último: pese a que esta saga de cuatro números en una continuación directa de El origen de la bárbara, tiene la ventaja de que se puede leer de manera independiente. Por otra parte, frente a las anteriores historias de Bárbara, esta destaca por el papel que tienen los dioses en ella, con reflexiones sobre la divinidad a medio camino entre lo helénico y Terry Pratchett, por lo que hay cierta reflexión, pero también comicidad. Precisamente lo paródico se destila mucho en este ámbito: carga contra vikingos, piratas y supersticiones del mar al mismo tiempo que hace guiños en el apartado gráfico a actores célebres, tal y como Gemma Cuervo o Quique San Francisco.