lunes, 3 de marzo de 2025

Crónica del Salón del Cómic de Valencia 2025

Hoy toca crónica del Salón del Cómic de Valencia de 2025, no sin antes agradecer a la organización los pases de prensa para mí y para mi fotógrafa, Raquel Asorey Gil.

 


El sábado 1 de marzo amanecía nublado y con llovizna, pero eso supuso poco obstáculo para la gente que quería pasar un buen día rodeada de tebeos. Buena cola había ya para el evento casi media hora antes de que este abriera, por lo que esta siguió y siguió aumentando, como ya se vería más adelante en el interior del recinto.

 



Esta edición quedó organizada en los pabellones 7 y 8 de la siguiente manera: tras la validación de entradas y pases de prensa, se recorría un jardín con cafetería, se entraba en un primer pabellón con varias exposiciones del festival comiquero y, tras unos pocos pasos, ya a la zona comercial y lúdica. Una vez allí, en un principio, los visitantes se encontraban con el pasillo principal y el de la derecha repletos de editoriales, mientras que el de la izquierda daba lugar a tiendas varias y zonas de juegos de mesa; más allá de esto, la Zona Asia con sus charlas y los talleres de la Escola Joso y luego el Artist Alley y la zona de hostelería junto al escenario.

 


Ya con los pases de prensa en nuestro poder, empezamos por hacer un rápido reconocimiento de dónde quedaba cada editorial y librería y si en estas había que pedir número o hacer colas para sus autores. Había dos objetivos iniciales: a las 11:00 Ana Oncina, que no pudo asistir al Salón del Cómic de Zaragoza, y a las 11:30 Paco Roca, puesto que apetecía tener su rúbrica en la estupenda La casa. Tocó hacer cola para recibir número de Paco Roca en Astiberri, con tan mala suerte que mientras nos lo daban ya se había formado una buena fila para Ana Oncina. Tras mucho deliberar, tocó ir primero con Paco Roca para no perder la vez, con el valenciano derrochando buen humor y simpatía ante las decenas y decenas de lectores que acudían a obtener su dedicatoria.



Lograría Raquel, no mucho después de esto, además de obtener también un dibujo en su La casa, encontrarse finalmente con Ana Oncina en Planeta, autora encantadora con la que pudo hablar tras unos veinte minutos de cola que se hicieron bastante llevaderos hablando con la familia que nos precedía. Raquel, que además de las fotos que ilustran este artículo, también crea muñecos de lana como con los de la imagen (enlace aquí por si estáis interesados en uno), le regaló estos dos a la autora, de tal manera que Oncina se ilusionó mucho de ver a sus personajes volverse corpóreos.

 


Con los dos objetivos más perentorios cumplidos, el resto del salón podía hacerse con algo más de calma. De esta manera, me encaminé hacia el puesto de Fnac para obtener allí de Carlos Moreno un dibujo en el primer tomo de Céüs, de tal manera que no solo me agració con eso, sino también con un boceto extra en la lámina promocional de este inicio de trilogía. Cabe destacar la generosidad de este ilustrador, puesto que en dicha lámina yo le pedía exclusivamente que la dedicase a mi nombre, pero el decidió ir un paso más allá, engalanando esta crónica con la siguiente virguería.

 


Si algo bueno tienen estos eventos es que te permiten conocer nuevas obras y autores por coincidir con ambos en el espacio y tiempo; y tampoco hay que olvidar que esta es una muy buena manera de destacar en un mercado literario que, para bien y para mal, viene cargado de novedades cada vez más a menudo. El caso: le eche un ojo en el stand de Planeta a la obra El día más largo y me hice con ella dedicada por su creador, Mario Barrachina, aunque con la sospecha de que su lectura me va a sacar alguna lagrimilla.

 


Los pasillos vacíos vistos a las 11:00, ya para las 12:15, eran solo un recuero ilusorio: el festival tenía sus pasillos colmados de visitantes y en unas cuantas zonas había que ir con paciencia para ni atropellar ni ser atropellado. Lo bueno de esto: da gusto que ver tanto público en actividades culturales y, como ya he mencionado otras veces, de muy distintas edades y tipologías: amigos y familias, ancianos, adultos y niños u hombres y mujeres, de tal manera que el noveno arte va adquiriendo más y más aceptación en la sociedad.



Algo escondido detrás de una columna y de una escalera mecánica estaba el puesto de la Escola Joso y dentro del mismo, entre otras invitadas de postín como Alba Cardona, la cual me dedicaría La leyenda de Hakutaku, obra con un más que bonito mensaje. Raquel hizo lo propio no mucho después y compramos a pachas un par de las bonitas postales de la dibujante aprovechando la oferta sobre ellas.

 


A poco que el lector me haya leído, sabrá que la Historia me encanta… así que Cascaborra, editorial que se dedica a este género de historietas, iba a aparecer en mi itinerario antes o después: Aquelarre, Espada y pluma, Los comuneros y Alonso de Ojeda: Tierra firme cayeron en mi poder a lo largo de la mañana, capturas que se hicieron más dulces todavía al dedicármelas sus autores, fueran estos guionistas o ilustradores con los que pasamos muy buenos ratos hablando de temas históricos, humorísticos o culturales, tal y como Álvaro Aparicio, El Torres, Jorge Esteban Urubayen, Gol o Moisés Tolosa. A modo de curiosidad: coincidimos en la cola con Rubén López González, excelente reseñador y divulgador al que os recomiendo ver en su canal de Youtube El archivo de Teralyn.

 


De la estupenda revista Planeta Manga asistieron al evento también unos cuantos autores, así que en ellos también tenía la mira puesta. Dos de ellos fueron el dúo formado por Dani Bermúdez y Fidel Tovar, que me dedicaron el tomo recopilatorio de Perfiddion mientras comentaba con ellos y otro fan sobre los desenlaces de este par. Por otra parte, llegué justo a tiempo para ser el primero en la cola para Lolita Aldea, la cual me dedicó el también recopilatorio de Hysteria, la obra cyberpunk que creó junto a Sergio Hernández para la ya mentada revista. Hernández, por otra parte, no tardaría en hacer lo propio, si bien el encuentro con él se produjo a posteriori, pero igualmente en muy buen ambiente.




Tocaba ya hacer una pausa para comer poco después de las 15:00, retrasada hasta ese momento en parte para ir tachando encuentros de la lista, en parte por lo llena que estaba la zona de hostelería de visitantes recuperando energías gracias a lo ofertado por los foodtrucks, tanto en lo que a mesas ocupadas como en lo que a colas para hacerse con comida se refiere. Sin mucha ceremonia y con trabajo de equipo, nos hicimos con dos sillas y una cabecera de una mesa y, mientras Raquel custodiaba el asentamiento, yo fui a hacerme con unas señoras hamburguesas de Smoke on the Road.

 


Con las tripas llenas y las pilas recargadas tras la sobremesa un poco antes de las cinco, tocaba cumplir los últimos objetivos. Mientras nos dirigíamos hacia Nuevo Nueve vimos cosplayers de aquí para allá, tal y como a lo largo de toda la mañana, de los que van aquí algunas fotos: de Elden Ring con Malenia y Melina y de Resident Evil 4 con Leon Scott Kennedy.

 


Ya en Nuevo Nueve y tras no demasiado rato de cola, tocó obtener firma de Andrés Garrido en Carcoma, su nueva historieta, entre que hablábamos de temas tan variados como la vivienda o su siguiente obra o las influencias de Bloodborne en esta. No mucho después, además, me crucé con Ariel Montalbán Andreo, a la que agradezco en mucho las bonitas palabras que le dedicó a este blog cuando nos desvirtualizamos por unos breves momentos, puesto que tenía que ir corriendo a buscar sitio para la siguiente charla de la Zona Asia.

 


Y es aquí cuando volvimos a cruzar nuestros caminos con Ana Oncina, concretamente mientras esta daba una charla sobre sus experiencias en Japón por haber sido allí galardonada y la influencia de distintos mangas de su juventud en su manera de entender el comic. A modo de consejo para la organización: que de alguna manera la Zona Asia esté más aislada en el futuro, puesto que había alguna que otra dificultad para escuchar a los ponentes por actividades de baile o karaokes cercanos.

 


Acabado el coloquio tras la ronda de preguntas del público, vi en Fnac a Víctor L. Pinel casi solo, sin largas filas de fans a diferencia de una hora antes o por la mañana, así que sin dudar me hice con Piezas en el puesto y esperé a que terminará de dedicarle un tomo a, creo recordar, Pedro Manuel Ruiz (mil perdones si me equivoco y lees esto). No poca alegría me llevé mientras me rubricaba el tebeo, pues llegué a estar convencido de que Pinel iba a ser el único de los autores planeados del que me iba a quedar sin firma.

 


Tocaba explorar en profundidad el Artist Alley en busca de los siempre agradecidos fanzines y alguna cosilla más, como la espectacular miniatura que me lleve de Toxic Village para pintar y rolear o el segundo tomo de Capablanca del veterano Joan Mundet.

 



Respecto a los tomos autoeditados, me hice con unos cuantos: Error 404: Not found de Raquel Martín Rubio, Eterna. La leyenda de las dos lunas, de A. Salvatierra o los cuatro primeros números de Wymeria, una tierra helada, de Project IX (al que, si le hacemos caso, le di buena suerte, pues tras mi compra todo el mundo empezó a acercarse a su mesa a hacer lo mismo).

 



Ya con los bolsillos considerablemente más vacíos, nos dirigimos hacia la salida de la Feria del evento, no sin antes pasar por Fandagomia y estar un rato de charla con los allí presentes, tal y como los editores Pedro, Manuel o Rubén o artistas como Xian Nu Studio o Kamapon y saber que el evento les había ido bastante bien. Y poco después de eso y de recoger los abrigos en el guardarropa, Raquel y yo iniciamos el camino de regreso a Madrid, con la enorme suerte de encontrar un taxi que nos llevara con buen margen de tiempo a la estación de trenes de Joaquín Sorolla.

 

Y este fue nuestro paso por el Salón del Cómic de Valencia de 2025, cita cultural que no defrauda y ha vuelto otro año cargada con muy variados autores y un buen abanico de actividades hasta el punto que, salvo para comer, prácticamente no paramos quietos.Muy, muy recomendable.