lunes, 25 de noviembre de 2019

Conferencia y entrevista sobre "Hazañas españolas en el siglo XVIII"

El viernes y el sábado de la semana pasada tuve el honor de, respectivamente, presentar mi última obra, Hazañas españolas en el siglo XVIII, en la librería Tercios Viejos y ser entrevistado por Luis del Pino sobre la misma. Para aquellos que os interese, dejo a continuación enlaces para que podías oír ambos eventos:



domingo, 17 de noviembre de 2019

1808: Madrid, de Julián Olivares y Juan Aguilera

En la reseña de hoy toca hablar de 1808: Madrid, tebeo que cuenta al guión con Julián Olivares (https://www.facebook.com/julian.olivaresdengra) y al dibujo con Juan Aguilera (http://dibujosguan.blogspot.com/).


Francia ha traicionado a España, su aliada: los soldados napoleónicos, aprovechando la coyuntura de la invasión de Portugal, están dejando regimientos acuartelados en las principales urbes hispanas; y no en calidad de compañeros de armas, sino como tropas de ocupación, que abusan de la población civil sin ningún tipo de remordimiento. Poco a poco, la situación se irá tensando más y más hasta que el pueblo español diga basta. Y la chispa que prenderá el polvorín de la guerra estallará en Madrid, el 2 de mayo de 1808.

Todas las naciones tienen fechas importantes en lo que a efemérides se refiere. En el caso español, el 2 de mayo de 1808 es una de ellas. Y no solo por suponer el paso de la Edad Moderna a la Contemporánea, sino por ser el pistoletazo de salida que dará inicio a la vida constitucional española en 1812. Pero no adelantemos acontecimientos.   


1808: Madrid, nos pone en la piel de varios madrileños que vivieron con mejor o peor (sobre todo peor) suerte el 2 de mayo, aquella fecha con la que se inicia la lucha contra las tropas de ocupación napoleónicas. Hay civiles, militares y religiosos de por medio, lo que se hace interesante por ver el levantamiento desde diferentes puntos de vista: la defensa de la patria y los compatriotas, la venganza por las afrentas de los invasores, la protección del cristianismo… Y todo ello a la usanza de las novelas históricas, con personajes documentados y otros ficticios pero que pudieron haber existido perfectamente. Así, entre los primeros, tenemos a los capitanes Luis Daoiz y Pedro Velarde, cada uno bien diferenciado, con el primero más cauto y el segundo más pasional, pero ambos más que dispuestos a salir en defensa de los madrileños a los que están masacrando. Luego tenemos a Mejías y a Alfredo, ambos convictos que salen con permiso de prisión en la batalla urbana para combatir (acontecimiento totalmente verídico), el primero más entrañable y el segundo más solemne, y en cierto modo, el protagonista del tebeo, por las causas que le llevaron a presidio. Sin embargo, narrativamente hay una cosa mejorable: habría que haberse puesto más enfoque en el secuestro del infante Francisco de Paula y en la reacción popular contra ello, por haber sido el detonante del alzamiento. Salvo por esto, la cronología de la jornada está más que bien llevada, incluyéndose en la misma el triste prólogo del 3 de mayo.

Todos los sentimientos, pensamientos, dudas, luchas y temores de los personajes, además de estar bien reflejados en los diálogos, también lo están sobre el papel. En este sentido, Juan Aguilera lleva a cabo una más que excelente labor. Para empezar, lleva a cabo un buen trabajo de documentación, y si bien los más puristas en uniformología verán algún que otro fallo, el dibujante aprueba con nota: la indumentaria de franceses y españoles, el Madrid de la época con algunas construcciones idénticas a día de hoy y otras que no… Las escenas de luchas callejeras están muy bien representadas, ya sea con la carga de los mamelucos o la defensa del parque de Monteleón, y transmiten muy bien la sensación de David enfrentándose contra Goliat. No faltan momentos desgarradores y crueles para los personajes, y no solo por los sangrientos y realistas combates, sino por el desenlace de la obra, la cual culmina en la aterradora estampa de los fusilamientos del 3 de mayo, homenajeándose más que bien al famoso cuadro de Goya en el proceso. Volviendo a los personajes, sin por ello despreciar a las que buenos fondos del escenario, hay que decir que se les hace muy humanos: rostros duros y en muy pocos casos bellos, pero sí sufridos y adustos, con cuerpos que, pese a no ser hercúleos, reflejan resistencia y fortaleza. El coloreado, apagado y con una atmósfera ocre, transmite muy bien la dureza de los hechos que refleja el comic.


En conclusión, si os gustan las obras históricas y la época napoleónica, dadle una oportunidad a 1808: Madrid. Podéis haceros con este tebeo de Cascaborra Ediciones y de 56 páginas por un precio de 15€.

Por último, la dedicatoria en el tomo que me hizo el amable Julián Olivares durante el Machacómic de 2019. ¡Gracias de nuevo!


lunes, 11 de noviembre de 2019

Tres tebeos para los más jóvenes de la casa

Si bien hace unos pocos años era muy difícil encontrar en España tebeos para niños (los más usuales, todavía hoy, son para adolescentes o sobre todo para adultos), la cosa está cambiando. Y menos mal, puesto que en caso contrario las editoriales hubieran acabado con una cantera potencial de lectores destinados a coger el relevo de los actuales.

Y dicho esto, y sin más dilación, reseño brevemente tres comics a tener en cuenta para iniciar a los más jóvenes de vuestra familia y entorno en el mundo de la lectura.

Sallybooks, 14€, 76 páginas

 En primer lugar, tenemos El árbol que crecía en mi pared, de Lourdes Navarro (https://www.facebook.com/lourdes.navarrofalcon). Aquí, Mike Willis es un niño tiene que lidiar a diario con dos graves problemas: las cada vez mayores discusiones de sus padres y dos matones que no le dejan tranquilo. Para empeorar las cosas, en su habitación, una planta cada vez mayor va brotando desde la pared. ¿Estará todo relacionado de alguna manera?

Esta obra es excelente para ver de primera mano temas tan serios como el acoso escolar o el divorcio, pero siempre con una luz al final del túnel: del primero se puede salir gracias a la confianza en uno mismo y gracias a los amigos, y el segundo es trasladado como un problema que en ningún caso es del niño y sin señalar a ninguno de los progenitores como el malo de la historia. Si bien los personajes secundarios suelen ser un tanto maniqueos, no ocurre así con el señor Robinson, botánico a partir del que se entiende la metáfora que da nombre al título; algo similar ocurre con el protagonista, que si bien es un personaje positivo, comete errores y fallos con los que es fácil identificarse. Respecto al dibujo, Lourdes Navarro lleva al papel un estilo amable y plagado de detalles, sorprendiendo en mucho lo expresivo de de los ojos de los personajes dado su sencillo diseño. Si a esto se le añade una gran labor de coloreado, tanto para lo cotidiano como lo aterrador, estamos ante un apartado gráfico más que correcto.

Dolmen Editorial, 15,90€, 64 páginas

En segundo lugar, tenemos el primer tomo de Telémaco, cuyo guionista es Kid Toussaint (https://www.facebook.com/tkid.toussaint) y su dibujante es Kenny Ruiz (https://www.facebook.com/kennyruido). Aquí, varios años tras el fin de la guerra de Troya, Ulises, rey de Ítaca, todavía no ha vuelto a casa. Telémaco, hijo de Ulises, saldrá en la búsqueda de su padre para que la isla de ambos vuelva a su antiguo esplendor. No obstante, Ítaca no es el único lugar que anda intranquilo en Grecia…

El comic es una buena manera de presentar obras clásicas a los lectores neófitos. Y Telémaco supone un buen primer contacto con obras tan importantes como la Ilíada y la Odisea, historias épicas donde las haya. El hecho de empezar la narración de la segunda de estas epopeyas desde el punto de vista de Telémaco es bastante original, y la manera en que este tiene que lidiar con los problemas que su padre fue dejando detrás da mucho juego. La importancia que se le da a las otras potencias helénicas en el tebeo, además de sensación de buena documentación, da realismo a la obra, con un mundo que se sigue moviendo sin esperar a los protagonistas. Las abreviaturas de los nombres propios, sin embargo, no quedan bien y quitan lustre a una obra que combina muy bien acción con humor. Del dibujo de Kenny Ruiz, viejo conocido de este blog, poco diré no dicho ya: diseños muy atractivos tanto en lo humano como en lo mítico, buena expresividad tanto en lo facial como lo corporal, geniales coreografías para los combates… A todo esto hay que añadir el buen hacer de Noiry en las labores de coloreado, ideal para hacer todavía más vistosas las escenas a la luz del fuego o en las que aparecen divinidades como Eolo.

Desperta Ferro, 17,95€, 64 páginas

Por último, tenemos Alonso de Contreras, soldado de los Tercios, obra que cuenta con Juan de Aragón como dibujante (https://twitter.com/FisgonHistorico) y con Alberto Pérez Rubio como adaptador de la insigne autobiografía del corsario: ya desde muy niño, Alonso de Contreras sintió atracción por la vida militar, fijación esta que le llevará a alistarse en los ejércitos de Felipe III y combatir contra los enemigos de España.

Este tebeo es una buena adaptación de las memorias de Alonso de Contreras desde su infancia hasta su madurez y mostrando muy bien la España de la época junto al ambiente mediterráneo, con la encarnizada lucha contra los otomanos. La violencia está atenuada en según qué escenas y sucesos para no herir la sensibilidad de los más pequeños, pero la guerra sigue ahí y de manera fiel a los sucesos históricos. Dicho de otra manera: aunque un tanto suavizado, este es un excelente reflejo de aquel inigualable personaje barroco. Y a ello ha contribuido sin lugar a dudas Juan de Aragón con sus dibujos, simpáticos y humorísticos pero también precisos y limpios, con un más que bello coloreado. Tras toda esta labor, además, siempre se observa un gran ejercicio de documentación en vestido, armas, barcos y demás elementos de principios del siglo XVII.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Protagonista, de Altozano, Lafuente, Ilych y Garrido

En la reseña de hoy toca hablar sobre Protagonista, el comic que cuenta con el guión de José “Dayo” Altozano (https://twitter.com/DayoScript) y con un apartado artístico, es decir, planificación, dibujo y color, en manos de, respectivamente, Ulises Lafuente (https://twitter.com/RataUnderground), Pablo Ilych (https://twitter.com/Pabloilyich) y Andrés Garrido (https://twitter.com/andreslaoveja).


David va a la universidad y acaba de cumplir años. Tras un festejo que no termina de ser ni de su gusto ni del de sus mejores amigos, Pedro y María, el joven vuelve a su casa para descansar y dormir. Cual no será su sorpresa cuando Kawachii, un gato parlante y alado, le despierte, aclamándole como el Heraldo del Cambio, héroe destinado a transformar el mundo. Pero puede que esta no sea una aventura tan sencilla como las de las películas y los videojuegos…
                                                                                                                          
Hay varias maneras de definir Protagonista: una es la parodia de los arquetipos clásicos del manga y el anime; otra es el fracaso de un héroe, y no solo a nivel heroico, sino también a nivel personal y vital. Sea como sea, este comic siempre dirá algo a quién lo lea.

Desde el punto de vista paródico, ya en cuánto se ve a Kawachii uno entiende la referencia a historietas como Cardcaptor Sakura o Sailor Moon, con animales mágicos que hacen de amigos, consejeros y guías de los personajes principales. Y aquí viene el primer golpe de efecto: Kawachii es un compañero fiel, pero es un guía pésimo para David y apenas sabe asesorarle cómo es debido. Lo mismo se puede decir de los estrictos maestros y de los personajes femeninos que solamente son una cara bonita: son puestos en ridículo a través de las figuras de Hagate y Namimi, respectivamente, el primero con una empatía casi nula en lo referente a su discípulo, y la segunda apenas aportando nada a la trama más que el atractivo físico (atacando duramente el fanservice). Tres cuartos de lo mismo se puede aplicar al villano de la obra, Nageku: sabemos que su objetivo es invocar al demonio Asmodeo para destruir el mundo… pero nada más. Ni pasado, ni motivaciones. Está hueco. Y todo esto no es casualidad, ya que Dayo ataca todos estos tópicos nipones para resaltar lo absurdos y/o nocivos que son en muchos casos; y no de manera simpática como ya hiciera Jesulink, sino de forma mucho más caústica.


Respecto a la caída del héroe: David no es un buen ejemplo de persona, con su talante ciertamente egoísta y que mira antes por sí mismo que por los demás. El hecho de que padezca depresión es un aliciente interesante y, sumado a todo lo anterior, es una llamada de atención impactante para afear conductas negativas como las ya referidas. Y como ejemplos de lo anterior, el momento en que David es incapaz de conectar como ser humano con Pedro cuando este está atravesando una experiencia traumática llena de remordimientos o el hecho de que sea incapaz de prestar atención a los problemas de María con Carlos, su antiguo novio. A modo de curiosidad: Pedro y María, amigos reales, son mucho más realistas y mucho menos planos que los ya mencionados Hagate y Namimi. Volviendo a David, vale la pena señalar que si bien sí que quiere ser un héroe y ser el protagonista de un suceso importante, no lo hace en pos de ayudar al prójimo, sino por poderse poner realmente al mando de su vida y sentirse importante, algo que le hará equivocarse y cometer muchos errores de distinto tipo. De criticar algo en este sentido, sería que hay determinados momentos o escenas de su periplo protagónico que no reciben todo el detenimiento que merecen y que dan la sensación de no haberse detallo o explicado todo lo que deberían. Fuera de esto, el final de la odisea de David, tras una primera lectura, Dayo consigue un efecto demoledor: deja mal cuerpo en el lector. Y lo hace con momentos duros, sí, pero más que valiéndose del melodrama, lo logra con el uso de las malas decisiones y malas maneras de afrontar la vida.

Ahora bien, frente a esta manera tan deprimente de acabar el tebeo, hay un pequeño resquicio de esperanza al que uno puede aferrarse. En la segunda lectura, un servidor prestó más atención a una viñeta (página 15, aunque es difícil de decir al no estar numeradas) en la que se aprecia que, en el ordenador de David, este lleva sin tocar un documento llamado “guion”  cerca de un año. Pues bien, los sucesos extraordinarios en la narración no empiezan a suceder hasta después de la visualización de la pantalla y del documento. Y, al estar las últimas escenas del tebeo visualizadas como un comic dentro de un comic, se puede interpretar que David ha canalizado toda su frustración y depresión en una obra artística. Y que me perdone el guionista si caigo (y casi seguro que es así) en la tan peligrosa sobreinterpretación, ya que es eso, o compararnos con David por el paralelismo de la primera y la última página.


Respecto al dibujo, pese a que el proceso de abocetado lo llevó a cabo Ulises Lafuente (de forma muy cinematográfica, además), el trabajo con los lápices y tintas como tal ha estado a cargo de Pablo Ilych. El dibujo de este respeta mucho al guión en lo referente a diferenciar lo realista de lo más inverosímil sobre el papel. Así, mientras que el vestuario de Pedro y María es indistinguible del nuestro, el de Hagate y Namimi parecen más propios de un videojuego o de una película subida de tono. Mención especial para Kawachii, por la apariencia de dibujo anime que contrasta bastante bien con la del resto del elenco. De hecho, brilla con luz propia, casi como si fuera un faro, sobresaliendo en esta labor el coloreado de Andrés Garrido. El susodicho, además, logra usar muy bien diversas tonalidades para transmitir el sentido trágico de la historia, tal y como con los lilas tras el primer encuentro con Nageku o los verdes tras del velatorio. Volviendo a Ilych, es capaz de dar lugar lo mismo a escenas costumbristas, tal y como las de la vida universitaria o las de una discoteca, y al mismo tiempo otras mucho más crudas y desagradables, tal y como la de cierto personaje desangrándose o la de otro siendo asfixiado entre lágrimas. Poca belleza en el sentido estricto de la palabra hay entre las páginas de este tebeo, salvo quizás la mirada de genuino arrobamiento de Kawachii hacia David o la María hacia el familiar.

En conclusión, si os gustan las tragedias que esconden reflexiones tanto sobre la literatura como sobre el ser humano, con unas cuantas vueltas de tuerca ácidas sobre arquetipos varios, no dudéis en leer Protagonista. Podéis haceros con este comic de 166 páginas gracias a la editorial Vivelibro y a los mecenas que creyeron en este proyecto de micromecenazgo por un precio de 25€: https://editorial.vivelibro.com/products/protagonista

Por último, la dedicatoria que me hizo Dayo en el tomo después de la presentación de esta obra en Omega Center, allá por septiembre de 2019 y que yo no habría conseguido se no ser por la amabilidad del autor y la buena fortuna de toparme con él antes de que se alejase demasiado de la librería. ¡Gracias de nuevo!