En la reseña de hoy toca hablar de No lo abras jamás, tebeo obra de Ken Niimura (https://twitter.com/ken_niimura).
El folclore japonés tiene algo sumamente atrayente que sigue
seduciendo al público a día de hoy. Y a ello le saca muy buen partido No lo
abras jamás, una antología de tres relatos nipones basados en cuentos y
leyendas (tal y como los de Urashima Taro o Tsuru no Ongaeshi).
Las tres tramas del tomo (un niño pescador que es recompensado por salvar a una
tortuga; dos aprendices de monje haciendo trastadas; y un pilluelo que se acaba
enamorando de la más candorosa de las mujeres) tienen en común dos temas: algo que se prohíbe y unos protagonistas que son incapaces de resistirse
a la tentación y acaban de violar esa prohibición con funestas consecuencias.
Todo esto no es ni mucho menos ajeno a nuestra cultura
occidental (con Pandora y su caja como primer paralelismo que se nos vendrá a
la cabeza a muchos), pero son tramas interesantes de los que a día de hoy se
pueden seguir sacando partido: lo prohibido es tabú por algo y muchas veces
el no confiar en la gente cercana acaba por estropearlo todo. Ahora bien, estos
tres relatos no se limitan a contar cuentos clásicos, sino que Niimura va un
paso más allá: cambia el desenlace de cada uno de ellos para hacerlos más acorde
a sus gustos. Con esto obtiene el autor dos triunfos: sorprender al lector
veterano que se encuentra con algo que no esperaba y despertar el interés de
aquellos que no conozcan los cuentos originales, de tal manera que, una vez
leen el tebeo, buscan cómo es la leyenda original para ver qué cambia. Y todo
esto durante un gran ejercicio de narración, caracterizando a los personajes rápida
y certeramente para meterse de lleno a contar la historia.
Respecto al dibujo, Ken Niimura tiene un estilo engañosamente
sencillo. Y lo de “engañosamente sencillo” porque, si bien es cierto que dibuja
a los personajes con unas pocas líneas antes de pasar a la siguiente viñeta,
ahí radica su maestría: en el hecho de poder crear un personaje a partir de
unas pocas pinceladas y dotarlo de gran expresividad, muy a lo cartoon. Los
fondos de la obra siguen el mismo patrón, con lo que Niimura demuestra que
puede hacer escenarios que dejen a las claras los lugares que transitan los
protagonistas con un puñado de líneas; esto no quita, no obstante, que de vez
en cuando haga grandísimos paisajes, todo sea dicho, tal y como alguna costa transitada por un puñado de navíos pesqueros que ocupa una bella y relajante doble página. Por otra parte, el
coloreado se basa principalmente en blancos y negros, con algunos grises aquí y
allá, así como con un rojo muy visual reservado por el autor para momentos y
elementos importantes de cada historieta.
En conclusión, si os gusta el folclore japonés y queréis
recrearos en dibujos sencillamente encantadores, no dudéis en darle una oportunidad
a No lo abras jamás. Podéis haceros con este comic de 408 páginas de
Astiberri por un precio de 20€.
Por último, la dedicatoria que me hizo en el tomo el amable
Ken Niimura durante su sesión de firmas de julio de 2021 en Omega Center.
¡Gracias de nuevo!