En la reseña de hoy toca hablar Historia del príncipe Alcaraván, tebeo que tiene por guionista a Juan “Elchinodelpelocrespo” Alcudia (https://www.instagram.com/elchinodepelocrespo/) y por dibujante a Miguel M. Barbero (https://www.instagram.com/migamigami/).
El rey de Alcaravania está gravemente enfermo y, en paralelo
a él, su reino también entra en decadencia y agonía. Pero una tormentosa noche
un misterioso embozado le ofrece un tónico para curarle y, para sorpresa del
monarca, cura su mal… pero solamente por unas horas. El embozado informa al
príncipe Alcaraván, heredero del monarca de que, si quiere un remedio
permanente, deberá viajar hasta la tierra de Helivath en un plazo de una
semana. Decidido a salvar a su padre, Alcaraván emprende un viaje hacia tierras
desconocidas que pueden ser tan maravillosas como peligrosas.
Hay historias que tienen buenos finales y otras que los
tienen regulares o incluso malos. Hay historias que tienen finales más o menos
abiertos y otras que tienen finales cerrados, así como hay historias con
finales felices y otras con finales trágicos. Todas ellas, sin embargo, tienen
un desenlace. Y aquí radica el problema más gordo de Historia del príncipe
Alcaraván: no tiene final ni resuelve los conflictos de la trama. ¿Salva
Alcaraván a su padre? ¿Quién es el misterioso embozado y por qué ha hecho lo mismo
en otros reinos? ¿Para qué necesita este que el príncipe viaje a Helivath? ¿Y qué
hay en Helivath?
Si bien Alcudia en el epílogo del volumen intenta explicar
la falta de conclusión en la obra (mal asunto este si ya se preveía un rechazo
por parte de los lectores) mientras alude a la par a la inspiración de Industrias
y andanzas de Alfanhuí y los simbolismos alquímicos y esotéricos, este
texto no quita en absoluto el mal sabor de boca que deja la inconclusión del
relato. Es más, pese que hay comentarios interesantes, la sensación que queda
al final es de mala excusa.
Y es que Historia del príncipe Alcaraván tenía elementos muy buenos para triunfar como tebeo: sus personajes, su misterio y su dibujo. Para empezar, tanto sus personajes principales como secundarios son de lo más diversos; así, si ya al protagonista se le coge cariño por tanto por el amor hacia su padre, su responsabilidad y su inocencia, hay en su camino un gran abanico de secundarios de lo más diverso muy en la tradición de El Principito: otros buscadores de Helivath que o se perdieron o cejaron en su periplo, un arquitecto entre pícaro y solemne, juguetes macarras y resentidos con la humanidad… Y todos ellos tienen tras ellos más chicha de la que parece por la ya mencionada simbología. El misterio sobre el embozado y Helivath, con mucha épica de fondo, junto a la cuestión latente sobre para qué se necesita a distintos herederos reales en esta ubicación, serían otros elementos atrayentes de alcanzarse una conclusión. Y el dibujo de Miguel B. Barbero es una delicia visual que sería idóneo para la animación, con unas ilustraciones a las que casi ves moverse. Ya sea lo mismo con bosques, ciudades modernistas, ruinas o parajes oníricos, todos los escenarios son muy llamativos, con especialmente buen tino para escenas nocturnas. No hay dos personajes iguales, con todos y cada uno de ellos teniendo algo que les identifica y les hace sobresalir con respecto al resto, casi siempre con un toque encantador de un modo u otro.
Por todo lo dicho: ¿recomiendo Historia del príncipe
Alcaraván a posibles lectores, con sus 110 páginas y sus 25€ de precio con
la excelente edición de la editorial Maldragón? Lo haré solamente cuando se
haga una conclusión del presente comic, puesto que puedo asegurar que la obra
no es que pueda tener una secuela, sino que debe tenerla para que toda
esta historia no sea una tomadura de pelo. Y, más importante aún: desvincularse
dentro de lo posible todo lo que se pueda del Alfanhuí, por respeto a la
negativa de la viuda de Sánchez Ferlosio. Alcudia y Barbero pueden hacerlo,
puesto que tienen buenas ocurrencias como se puede ver en ilustraciones extras
aquí y allá, y yo sinceramente desearía ver alguna de ellas en una futurible
segunda parte.
Por último, la dedicatoria que me hizo en el tomo el amable Juan Alcudia durante el Festival de Cómic Europeo de Úbeda de 2025. ¡Gracias de nuevo!