domingo, 18 de mayo de 2025

Crónica del Festival de Cómic Europeo de Úbeda 2025

Hoy toca crónica del Festival del Cómic Europeo de Úbeda de este año, el cual celebró su decimotercera edición los días 8, 9, 10 y 11 de mayo.

 


El viernes 9 inició el evento tranquilamente sobre las 17:30, con una plaza de Andalucía bastante desangelada. El problema: sin contar con apertura de los puestos comerciales, aquella jornada solo había cuatro actividades. Estas eran las firmas de Jordi Bayarri, Josep Busquet y Agustín Padilla, así como la visita guiada de la exposición de Shi por Josep Homs, su autor.

 


Ya que solo se podían hacer las cinco cuestiones señaladas, empecé por la segunda, obteniendo del incombustible Jordi Bayarri una firma en su Historicómics: Prehistoria mientras hablamos, entre otras cosas, sobre sus futuros proyectos, tal y como del siguiente número de Entre tinieblas. Por otra parte, también tuve oportunidad de desvirtualizar a Javi de La cueva de Blacklobi, hablando con él un ratito sobre, entre otras cosas, la locura que fue la reciente y primera Feria del Cómic de Madrid.

 


No mucho después, echando un ojo entre las tiendas, la prudencia y el instinto me recomendaron comprar tanto Imperios como la primera novela ligera de Gryphoon, ya que tenía la muy fundada sospecha de que ambas publicaciones corrían el peligro de agotarse durante el festival. Hecho esto, me dirigí al antiguo Hospital de Santiago, lugar solemne donde estaban a disposición del público las cuatro exposiciones que serían guiadas y comentadas por sus propios autores a lo largo de la feria. Y todo ello sin necesidad de pagar entrada, igual que el resto de la cita comiquera.

 


El viernes le tocaba a la de Homs y allí me personé junto a un buen grupo de aficionados. La actividad no defraudó: Homs hablaba de manera muy humilde y explicando los distintos procesos creativos que sigue según la obra, fueran tradicionales, digitales o mixtos de forma muy esclarecedora, de tal manera que la charla, pese a durar casi una hora, se hizo bastante amena. 

 


Me hubiera gustado hacerme aquel día con una dedicatoria de Agustín Padilla en el segundo tomo de Monstruos ibéricos, pero quiso la mala suerte que todavía no estuviesen en el stand de la editorial Maldragón por haberse retrasado sus porteadoras. Resignado, tocaba ya a eso de las 20:00 retirarse al hotel y coger fuerzas para un sábado que se previa movido, puesto que iba a haber muchas firmas para las que hacer cola.



Ya en sábado 10, tocaba el día potente de la feria. Como primer objetivo del día: hacer cola en el stand de firmas para Miguel Ángel Ruiz, del cual Yermo Ediciones sacaba la ya citada novedad, lanzada en el evento antes de en cualquier otra parte, de Imperios. Primer susto del día: la organización me mandó a hacer cola a un sitio incorrecto, puesto que había dos stands de firmas. Cuando me di cuenta del error, fui corriendo a la posición correcta y, tras explicarle lo que había pasado al resto de gente en la cola, me dejaron ponerme el primero, puesto que varios me habían visto haciendo cola por un buen rato en el otro lado. Igual que ellos tuvieron esa gentileza conmigo, yo tuve otra: intercambié posiciones con el segundo de la cola por tener este que irse de Úbeda más pronto de lo que le gustaría. Así, con gente educada y bien dispuesta, este tipo de civismo y galanterías no son raras. Tras unos minutillos, llegó sobre las 11:00 Miguel Ángel Ruiz y estuvo departiendo con los asistentes animadamente mientras le daba a los lápices y acuarelas. Cuando me tocó el turno, le di a elegir entre cierta guerrera de su historia y cierto monstruo, decantándose por la primera, enterándose, con no poca sorpresa al poco rato, de que de los 30 tomos que había originalmente en el stand de firmas de Imperios, ya quedaban menos de diez que, no mucho después, terminaron de agotarse.

 


Ya con el primer tomo del día dedicado, me acerqué al stand de Maldragón y allí, además de obtener firma de en el sobrenatural thriller policíaco Los misterios de la sangre por su guionista, Boris Ramírez, fui obsequiado por la editorial con el segundo tomo de Monstruos Ibéricos ya firmado por Raúl Cordero y también Boris Ramírez, detallito que le vuelvo a agradecer a la editorial desde esta publicación. Tuve por aquí, además, la suerte de coincidir con Justo “El cinmerio”, gran reseñista de tebeos y tener una corta pero buena charla con él. Si queréis echar un ojo a su crónica e impresiones del evento (donde se dicen cosas muy bonitas de un servidor), aquí os dejo el enlace: https://www.youtube.com/watch?v=n3_91EyJW8I

 


Tocó volver al segundo puesto de firmas de la organización, aquel que tenía a la venta las obras de los autores asistentes, de tal manera que me posicioné para obtener dibujillo de Carmen Cantero en El cerrajero, puesto que la editorial Serendipia tenía allí la caseta compartida con la ya mencionada. Entre que terminaba la muy amable Cantero de hacerme una dedicatoria de lo más bonita a rotulador, llegó la organización para repartir números para Jaime Calderón. Y es que, tras la larguísima fila que se había montado para Miguel Ángel Ruiz, aquella no era mala idea para evitar tapones y masificaciones ante la caseta y el Artist Alley. Lo malo es que el reparto se hizo con un tanto de descontrol, pero un servidor tuvo la suerte de estar en el sitio correcto y en el momento correcto, así que me agencié el número 7. Igual que el año pasado para Philippe Luguy, este número permitía que, si por falta de tiempo, el ilustrador no podía terminar la sesión de dedicatorias de la mañana, había continuidad numérica en la sesión de la tarde.

 


Acto seguido, me encaminé al puesto de Cascaborra ediciones para obtener rúbrica y dibujo de los allí firmantes, a saber: José Manuel Espina y Juan Alcudia, que estaban dedicando, respectivamente, Zoco el Telatza y Cuéllar, mientras comentábamos proyectos futuros y la mejor manera de colaborar entre guionista y dibujante a la hora de elaborar un tebeo a cuatro manos.

 


Retorné entonces a Maldragón para quitarme la espinita clavada del día anterior con no haber obtenido dibujo de Padilla. El chico que tenía delante llevaba consigo los dos tomos de Monstruos ibéricos y tuvo a bien que le dedicará Padilla el uno en primer lugar, luego cederme el paso para que me dedicasen el segundo y, finalmente, volver él a la carga con también la segunda parte. Entre esa muestra de camaradería y el sentido del humor y contagiosa risa de Padilla, fue aquella una sesión de firmas bien maja.

 


No mucho después nos fuimos arremolinando los fans en torno al primero de los stands de firmas al haber anunciado previamente que allí se repartirían números para la sesión de Homs. La mayor parte de la gente fue civilizada e hizo cola pacientemente, pero entre que el chico de la organización que repartía los números era muy despistado o muy inocente y había gente bastante mayor que se le coló con bastante descaro se empezó a generar malestar entre los asistentes. Me tocó un número 10 que habría sido menor en tres o cuatro dígitos de no haber mediado la sinvergonzonería… pero había que resignarse. Al menos este año. 

Mientras tenían lugar en paralelo las sesiones de firmas de Homs y Calderón en los dos stands de la organización a las 13:00, como ambos dedicando un buen tiempo a cada dibujo, me lo tomé con calma a sabiendas de que tenía números con muchas papeletas para ir a la sesión de la tarde, volví a la caseta de Maldragón y estuve en la sesión de firmas de Always Halloween de Gonzalo García y Juan “Elchinodepelocrespo” Alcudia; pero como la carne es débil, del segundo al final me animé a coger también otro par de obras como son  su Gilgamesh y su Historia del príncipe Alcaraván, el segundo por la preciosidad del dibujo y el primero por la recomendación que de él me hizo otro lector que llevó su ejemplar a firmar.

 


Aproveché que las colas que para las que tenían número seguían más o menos en el primer o en el segundo puesto y me puse a explorar el Artist Alley en busca de fanzines y autoedición, de tal manera que cayó en mi poder el segundo número de El sonrisillas. Por otro lado, tuve oportunidad de conocer al cercanísimo Raúl Lara, creador del cartel de la edición de 2025, al que le adquirí su Women’s Tober 2024 y, entre que me dibujaba la preciosa Harley Quinn de más abajo, estuvimos comentando las distintas interpretaciones de la misma, siempre saliendo ganadora la de la serie noventera de Batman.

 


Tuve la suerte de que al rato Jorge, aficionado al noveno arte con el que compartí taxi para llegar desde la estación de tren a Úbeda, me invitó a comer con él y con otros comensales de lo más majetes como Raúl Lara o el también dibujante Juanma Aguilera y su familia, así como con Támara y Pelo. Ocasión muy bonita y de la que me alegro mucho haber formado parte.



Ya comido y tras un ligero descanso en el hotel, volví al evento y, gracias a Sal Donaire, completé el tomo con las cuatro firmas de los cuatro autores del segundo tomo de Monstruos ibéricos asistentes a Úbeda para la décimo tercera edición del reseñado festival.

 


A las 18:00 decía en el programa que volvían a dedicar Homs y Calderón, el primero a dedicar a partir del número 8 y al segundo a partir del 6. La cosa pintaba complicada por estar ambos autores en casetas distintas y poder solaparse en horarios mis boletos, pero Támara, a la que había conocido en la comida, me dijo que, ya que ella tenía el 21 para Calderón, me hacía el favor de esperar en la cola con mi tomo en caso de que se cumplieran los peores pronósticos. Muy agradecido, marché donde Homs para que me dedicase su El Ángelus, obra sobre la que estuvimos platicando un buen rato. Allí me enteré de que se habían retrasado unos minutillos en acudir por haber estado en la comida y en la sobremesa dedicando y dedicando tomos para que nadie se fuera de vacío, gesto que les honra mucho.

 


 Mis preocupaciones por llegar tarde a mi turno con Calderón se mostraron infundados, ya que todavía estaba a mitad del legionario romano que le estaba haciendo al número 6. Como Támara ya estaba, la pobre, cansada de esperar para el turno, preguntó si podía adelantarnos al resto de gente a la espera de obtener, únicamente, dedicatorias sin dibujo y solo con nombre. El resto accedimos de buena gana, pero una serie de circunstancias caóticas derivaron en confusión, mal ambiente y escándalo. 

Por una parte, Calderón creía que era Támara la sexta persona con ticket y no la vigésimo primera, tanto por ya haber perdido este la cuenta de lo que llevaba firmado como por haber tenido el número 6 la nada recomendable idea de pegarle su ticket a uno de los tomos de Támara; por otra parte, Támara repitió varias veces que solo quería firma y nada de dibujos, pero si había alguna posibilidad de que el lío se esclareciera, esta se evaporó cuando alguien de prensa apareció espontáneamente y declaró, sin saber exactamente lo que ocurría, que si un autor quería colar a alguien en su sesión de firmas este tenía todo el derecho del mundo. La bronca que se montó fue de campeonato, con varias quejas a la organización y con Támara pasándolo bastante mal y con ansiedad los treinta minutos que Jaime Calderón le hizo la dedicatoria, tanto por la situación como por los sapos y culebras que salían de las bocas de la gente de la fila. Eran más o menos las 19:00 cuando ya me tocaba el turno, pero acudió desde la zona de prensa el personal de Mecanismo Friki para entrevistarle. El preguntó si se podía llevar mi tomo de Isabel. La loba de Francia, para dedicarlo entre tanto; le dijeron que sí. Pregunté yo si podía presenciar la entrevista en directo y ver cómo me hacían el dibujo; también dijeron, muy amablemente, que sí. Podéis ver la entrevista de Mecanismo Friki en el siguiente enlace, puesto que fue de lo más interesante en lo que a hacer cómic histórico se refiere, tanto por parte de entrevistadores como entrevistado: https://www.youtube.com/watch?v=3gVHUGIzlGU

 


Al poco de acabar la entrevista en paralelo al espectacular dibujo que me hacía, tras darle las gracias a Calderón por su buen hacer y felicitar a todos los presentes por la magnífica entrevista, me encontré con Loreto Aroca, la cual acaba también de terminar una entrevista. Como se le había alargado mucho su sesión de firmas de La guerra de Audrey de las 18:00 y me había dicho que al terminar su entrevista me la dedicaba en un momento, dio cumplimiento a su palabra mientras departíamos sobre la Segunda Guerra Mundial. Cabe volver a hacer mención al compromiso y dedicación que tuvieron los artistas con su público, ya que fueron enormes.

 


Quedaba ya el último objetivo del día, con Luis Montes dedicando la primera novela ligera de Gryphoon, su manga. Aquí otro lío de la organización: le retornaron a su caseta desde la de firmas, igual que a Bea Castillo. En esta fila volvió a imperar el decoro y la educación, puesto que todos los que la formamos nos comportamos divinamente y eso que de la decena de sus integrantes, la mitad eran niños pequeños, lo cual debería avergonzar no poco a los adultos que se colaron por la mañana. El caso es que, además de explicarnos cosillas de Planeta Manga y de la publicación de Gryphoon, Montes me dedicó la mencionada Espada del viento y Bea Castillo, pese a no tener allí el noveno número de la revista, me hizo un dibujo de Rackham en una de sus láminas. Un encanto ambos, particularmente por regalos como la postal que le escribe a Noha su hermano.

 


Y así quedaron todos los objetivos cumplidos, con una caza de dedicatorias de lo más completa y satisfactoria pese a los percances mencionados. Tomaría todavía algún aperitivo a modo de cena con casi toda la misma estupenda gente con la que había cenado y me retiré para descansar de cara a visitar Bailén al día siguiente. Mientras escribo esto, puedo decir que lo bueno ha superado con creces a lo malo, pero para evitarlo para futuras ediciones en este magno evento, aquí van algunas reflexiones:

 

1) Que los viernes vuelva a haber más actividades y firmas, puesto que así se descongestionan las del sábado y domingo.

 

2) En las sesiones de firmas de autores que se prevean masivas, como las comentadas de Ruiz, Calderón o Homs, organizar un sistema de tickets más serios que simples posits y poniendo a los caraduras que se cuelen en su lugar, es decir, al final de la fila.

 

3) Quizás (ojo, quizás) convendría un recinto más grande para el festival, puesto que hubo varios momentos de embotellamiento y atasco.  

 

Sea como sea y pese a algunos fallos, el evento ha sido de lo más disfrutable y entretenido, de tal manera que es más que probable que el año que viene también acuda a esta cita con el noveno arte.


Aquí Jaime Calderón, todavía dedicando tomos de noche pese a haber terminado
sus sesiones muchas horas atrás

4 comentarios:

  1. Para mí también fue un placer el compartír unas palabras en mi ciudad y poder presentarnos formalmente ya que el año pasado a pesar de vernos no nos conocíamos amigo Santiago 😉👍

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  2. Me gusta mucho eso de que los propios autores te guían a través de su exposición y te expliquen su proceso creativo y, seguro, anécdotas varias (creo recordar que en algún otro evento has comentado este tipo de actividad... o quizá fue en ediciones previas de este mismo festival).

    En las colas se ve que viviste tanto cosas sorprendentemente positivas como el lado "oscuro" de las mismas, algo que parece inevitable mientras haya personas con la jeta muy grande y dura (aunque lo del malentendido en la firma de Calderón que explicas es otro cantar, desde luego). Cómo se comportaron los dibujantes con los asistentes también me parece algo muy encomiable, es de lo mejor que se puede hacer para crear afición (y mantenerla).

    Tu tour anual por eventos comiqueros siempre es una interesante lectura. ^^

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    1. Efectivamente, la visita guiada previamente mencionada fue de una edición anterior del festival de Úbeda también.

      Sí, lo mejor es quedarse con eso, que se ha visto allí, además de lo peor, también lo mejor.

      Y en nada... Feria del Libro de Madrid, que también viene cargada de firmas comiqueras.

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