En la reseña de hoy toca una vez más hablar de diversas secuelas de distintos tebeos patrios:
En Dragones de frontera: Azote, de Gregorio Muro Harriet (https://www.facebook.com/ profile.php?id=100009406192228 ) y Pedro Camello (https://www.instagram.com/ pedro.camello/), Azucena es la hija de un rico terrateniente y ganadero de la Texas española. Pero las cosas empiezan cambiar para esta dura y adusta mujer cuando conoce a un joven creole llamado Armand Beaubien y con la entrada de España en la guerra de la Independencia de las Trece Colonias, ya que tendrá que conducir ganado desde San Antonio hasta Kaskaskia por un territorio con bestias hostiles y enemigos tanto indios como de franco-canadienses.
El segundo tomo de la saga Dragones de frontera tiene como primera virtud no depender apenas del primero argumentalmente, por lo que puede leerse independientemente, aunque algunos jinetes de los dragones de cuera repiten. Por otro lado, en esta secuela vemos otro elemento tan propio del western como es el de los vaqueros y el cuidado y transporte de ganado y con muy buen telón de fondo en la segunda parte del tebeo en lo histórico, con las alianzas indias como algo clave. La protagonista, por otra parte, es una mujer de armas tomar y no va a dejar indiferente a ningún lector y menos con el espectacular dibujo de Pedro Camello, responsable de los lápices de este tomo de la saga, con una documentación cuidada, personajes muy expresivos y grandes escenas hípicas, todo ello complementado más que bien con los colores de Dani Seijas.
En Contrapaso 2: Mayores, con reparos, de Teresa Valero (https://www.instagram.com/ tervalero), con León ya asentado en el periódico La Capital junto a Sanz en sucesos y con una relación todavía tirante con Paloma, los acontecimientos se suceden: a España comienza a llegar capital extranjero con la apertura de 1956, la industria cinematográfica nacional crece con ello y... un censor de la misma aparece muerto durante una proyección con un trozo de película en la boca. Y según León y Sanz avancen en la investigación del crimen, más escandaloso y terrible este es.
Si en el primer número de Contrapaso se hacía hincapié en la censura dentro de la prensa, este segundo se centra en la que le tocó pasar al cine. El trío protagónico sigue dando lugar a buenas tramas humanas: el pasado conjunto de Paloma y León, la investigación del asesino de las cuerdas de Sanz, el conformismo frente a intentar hacer lo que uno considera correcto pese a las consecuencias o "el qué dirán", el querer llegar a lo más alto por Paloma... No faltan buenos secundarios que a ratos te animan la lectura y a ratos te rompen el corazón y lo mismo te muestran en una página lujo y lo mejor del ser humano que miseria (moral y económica) en la siguiente o todo lo anterior mezclado. Y todo ello con un estilo de dibujo tremendamente elegante que ayuda en mucho a amar u odiar a los personajes que pueblan las páginas del tebeo.
En Capablanca: Dos muertes, de Joan Mundet (https://jmundet.blogspot.com/ ), tras lo visto en el primer tomo, Joan Montada sigue en Llacera, maltratado o ignorado por sus dos hermanos mayores y solo cuidado por su cuñada, Jerónima. Pero el niño todavía tendrá que sufrir más desgracias: huirá de su hogar tras perder una mula so pena de ser muerto a golpes por Sebastiá cuando la enemistad entre las familias Dalmau y Muntada ha provocado el asesinato de un niño de los primeros... y para sobrevivir a Joan no le quedará otra que huir a Barcelona y unirse a una cofradía de pícaros.
A medio camino entre Oliver Twist y Rinconete y Cortadillo, Joan Mundet hace que sientas gran empatía por el niño protagonista en un mundo que le es tremendamente hostil e injusto en su mayoría. Muy esclarecedores son los orígenes de Joan, de tal manera que se ve de dónde viene la mala relación con sus hermanastros. El dibujo sigue igual de bueno que en el primer tomo, con rostros que reflejan lo mismo la mayor de las vilezas que la mayor de las inocencias, así como mucha miseria y humildad.
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