lunes, 2 de marzo de 2020

Crónica del Salón del Cómic de Valencia de 2020


En la entrada de hoy toca hablar sobre el Salón del Cómic de Valencia, evento que empezó el 28 de febrero, acabó el 1 de marzo y al que tuve el placer de asistir con pase de prensa gracias a generosidad de la organización.


VIERNES 28

Tras recoger mi acreditación y dejar mi abrigo en el guardarropa, vi de primera mano el calmado ambiente del evento a eso de las 11:30. Los viernes suelen ser en estos festivales los días más tranquilos, al estar la mayor parte del público todavía en el trabajo e incluso en los estudios; aunque esto último no quitó que unos cuantos colegios e institutos llevasen a sus alumnos de visita escolar, iniciativa más que cultural y digna de admiración.


Con la tranquilidad que concedía que el evento no estuviese abarrotado, empecé a circular por su interior. Cuál no sería mi sorpresa al ver el larguísimo pasillo dedicado al Artist Alley: quizás no tan grande como el de la Japan Weekend de Madrid, pero muy bien situado, junto a la entrada y con un arco desde donde se anunciaba al patrocinador del Callejón de Artistas: Planeta Cómic.


Mis compras empezaron justo en este corredor de casi sesenta artistas en la mesa de Miguel Ángel Ruiz, ya que adquirí a este ilustrador el primer número de Le Fay en inglés, por no haber sido este, o el resto de la colección, editados todavía en España.


Avanzando por el Artist Alley, no mucho después, me encontré con la mesa de Juanma Fernández y Altiegg, no pudiendo resistirme a adquirirle a la segunda la baraja inspirada en el zodíaco que podéis ver en la foto de abajo a la derecha.


El comic promocional del videojuego de mechas Void of Heroes también caería en mi poder tras pasar delante de él, así como el primer número de Onyx Hunters de la siempre encantadora Oreliane y el cuaderno rolero Ready for Adventure de Alma. Incluso se vinieron a mi mochila, dentro de un sobre sorpresa, algunas de las pegatinas de Teresa Serrano, dibujante a la que daba gusto ver animar a otros artistas para que persistieran en sus sueños.


Cuando logré salir del hipnótico Artist Alley, me propuse darme una vuelta por la siguiente sección de puestos, es decir, los comerciales. Uno de los más transitados por los cazadores de firmas sería el de Greyhskull Cómics, librería dónde esa mañana pude reencontrarme con el muy cercano Roger Bonet, dibujante que me dedicaría tanto el primer número de Freelancers como el divertidísimo Cazadores de gonzos, todo ello mientras hablábamos del tebeo tanto en USA como en España y de los desafíos particulares y generales de ilustradores y escritores.


Como hasta la siguiente sesión de firmas en mi agenda todavía quedaba un buen rato, aproveché para explorar el pabellón número 7 de la Feria de Valencia. Además de todo aquello dedicado al comic, los asistentes podían divertirse de varias maneras. Para los más peques, por ejemplo, además de un recinto dedicado enteramente a Playmobil, también había otro de Nerf y Fornite para tiroteos con balas de goma espuma, así como duelos de softcombat.


Para los mayores también había todo tipo de entretenimientos fuera del noveno arte, tal y como decenas de mesas con juegos de rol para todos los gustos, ya preparados para iniciar partidas con árbitros que los conocían. 


Exposiciones como la de Manuel Gago o la de Orígenes Secretos también contribuían a deleitar la vista del público.



Junto a estas alternativas de ocio, había otras muchas más, tal y como talleres y charlas, como ya se verá más adelante. No obstante, en aquel momento, decidí hacer un alto para comer en el mismo Salón. Aquí la organización del evento se esmeró, colocando un merendero bastante grande rodeado de foodtrucks asequibles y para todos los paladares.


Para bajar la comida y estirar las piernas, volví a la zona comercial para ver las editoriales participantes en el evento. Ya pronto pude darme cuenta de lo profesionales que eran muchos de los dibujantes españoles que habían acudido a firmar a las mismas, pues muchos de ellos ya estaban posicionados esperando a los fans mucho antes de la hora oficial de sus sesiones. Tal fue el caso de Chuma Hill, el cual ya estaba en Ominiky Ediciones por lo menos noventa minutos antes de lo estipulado. Charlamos animadamente un buen rato sobre George R. R. Martin, Fromsoftware y Bloodborne entre que aquel me hacía un precioso dibujo de Lady María en su Artbook.


Hecho esto, me dirigí hacia el stand de Cascaborra Ediciones, editorial que ha hecho mucho por devolver su Historia a los españoles a través de la épica bélica. Pues bien, ya a los lápices se encontraba Daniel Torrado, el cual, al igual que Hill, ya estaba en su puesto de combate mucho antes de lo obligado: algo más de dos horas. Mis objetivos con él eran claros: 1539. Castelnuvo y 1740. San Agustín. Y mientras me los dedicaba, además de comentar sobre el público de Cascaborra, estuvimos hablando, como no podía ser de otra manera, de Historia. Mucho ha evolucionado su estilo desde que recreó las peripecias de Bernardo de Gálvez, como ya se reseñará en el blog en otra ocasión.


En un pequeño paréntesis de las editoriales, volví al Artist Alley para, además de charlar un rato con el genial creador de dragones Juan Arrabal sobre la baraja de naipes que ha sacado por Kickstarter amén de otros proyectos, también recoger un encargo de unas pocas horas atrás relacionado con Zombicide de la estupenda Paloma Sauvage, dibujante a la que es un placer volver a ver por el circuito de eventos españoles, lanzado a modo de reto: ver su estilo tan mono (por favor, ver sus homenajes a Pokemon y Disney) con un personaje duro y macarra del ya citado juego.


A eso de las 16:00 acudí al puesto de Spaceman Project, ubicación dónde ya se encontraban dos de mis objetivos de aquella jornada: Caro Waro y Jonatan Cantero. La primera me dedicó su Crepanquine mientras el segundo hacía lo propio con su Korokke, con mucho humor y charlas sobre el Japón feudal de por medio.


Las dos últimas paradas del día correspondieron a Fadogamia y al puesto de Fnac. En la Gran Efe estaban dedicando Dayo y Manuel Álvarez, dedicándome el segundo El último cómic de la historia entre que hablaba de humor loco con él y del síndrome del impostor con el primero. Hecho esto, marché hacia Fnac y, tras un poco de espera animada por el resto de gente en la fila, llegaron Fidel Tovar y Dani Bermudez, dúo que me dedicaría la última parte de Liquid Memories mientras hablábamos del desenlace de este thriller. Hecho esto, tan cansado como satisfecho, y tras dar una última vuelta para sacar algunas fotos, me dirigí hacia la salida para descansar hasta el siguiente día.


SÁBADO 29

Aquel nuevo día lo dediqué sobre todo al turismo, de tal manera que pude visitar el Oceanogràfic, el Museo de las Ciencias y el Hemisfèric de Valencia para mi disfrute. Aunque ello no me quitó de acudir nuevamente la Feria para alcanzar mis últimos objetivos.


El sábado por la tarde el evento estaba sin duda más transitado que el día anterior, aunque sin impedirte circular con comodidad por los pasillos… salvo en un caso muy sangrante: el Artist Alley. El Callejón de Artistas tenía buena ubicación y una longitud considerable como corredor, pero fallaba en la anchura del mismo, de tal manera que se formaban unos atascos bastante molestos dado el éxito que tuvo. Pese a ello, pude hacerme con Seven seas of Rhye, curioso por ver que hacía su autora con la canción de Queen en este fanzine benéfico.


Volviendo a terreno relativamente despejado, a eso de las cuatro y media, volví a Greyhskull, localización donde compré el tebeo de Hernán Pérez del Pulgar (el cual tenía muchas ganas de leer desde el Manchacómic) y obtuve la dedicatoria de su autor, Roberto García.


Y, finalmente, la última compra del evento estaba ante mí: Historias para no dormir, tebeo antológico de Pedro Rodríguez donde lleva a las viñetas relatos de terror famosos como El ladrón de cadáveres o El gato negro. Esta última adquisición pude finalmente permitírmela tras haber logrado conservar algunos euros en el bolsillo tras la jornada turística y levantina.


Y, aunque todavía rondé un rato más por la convención, a efectos prácticos mi paso por el Salón del Cómic de Valencia ya había acabado. Recapitulando: muchas actividades relacionadas directa o indirectamente con los tebeos, muchas editoriales (una veintena en la que se incluyen Fandogamia, Panini, Norma, Cascaborra, Ominiky o Letrablanka, por citar solo algunas) y muchos autores (los 120 traídos por las editoriales y la organización, más los casi sesenta del Callejón de Artistas), de tal manera que el entretenimiento estaba garantizado para los seguidores del noveno arte. A mejorar ahora mismo solo se me ocurre el ancho (que no la longitud) del Artist Alley, aunque estoy seguro de que ese punto se mejorará en las siguientes ediciones por ser fácil de resolver.

 Airin Studio en la zona de talleres

Algo que me llamó la atención fue el escaso número de cosplayers en comparación con otras citas como Madrid o Barcelona, aunque eso no quita que hubiera representantes más que dignos, tal y como este Reaper de Overwatch.

2 comentarios:

  1. Menudo tour por eventos que te estás haciendo. Muchos autores por lo que veo en este salón valenciano, lo cual siempre es un plus muy grande.

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    1. Siempre me había picado el gusanillo de viajar por España, y aprovechar la coyuntura de los salones del comic para hacer turismo en paralelo no es mala excusa ja, ja, ja, ja.

      Pero sí, han ido a Valencia muchísimos autores, y con este artículo me quedo corto. De hecho, sé que fueron entre pitos y flautas 120 nacionales e internacional, y eso sin contar a los del Artist Alley. Así que muy recomendable.

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