domingo, 23 de diciembre de 2018

Crónica del Salón del Cómic de Zaragoza de 2018 - Sábado 15

El sábado tocaba continuar y finalizar con lo iniciado el viernes. Pues bien, a eso de las 11:00 el evento volvió a abrir sus puertas ya en fin de semana. 


Tuve  la suerte de que John Wagner, uno de los padres de El Juez Dredd, llegado casi en último momento para homenajear a su compañero de armas Carlos Ezquerra, fallecido recientemente, estaba sin nadie en su fila. Pese a que yo tenía para la misma el décimo puesto, al verme con un tomo de su famoso agente del orden, me hizo un gesto para que me acercase y se puso manos a la obra. Mientras se lo dedicaba a un amigo mío que no pudo venir a Zaragoza, mantuve una agradable conversación con él, saliendo bastante airoso en el intercambio comunicativo pese a la diferencia idiomática.


Hecho esto, me dirigí al puesto de Astiberri para hacer cola para las firmas de Emma Ríos y obtener su dedicatoria en la segunda parte de Bella Muerte. Logrado esto último, y entre que me ponía segundo para la cola de David Rubín, aproveché que al lado tenía el puesto de Sergio Morán para adquirir un ejemplar de El dios asesinado en el servicio de caballeros, al recordar lo que me gustaban las tiras de la detective Parabellum en el fanzine Andergraün; lo mismo acabó por ocurrir con un tomo de Proyecto Alfa, la obra de Caryanna Reuven. Un poco después, sobre las 12:10, David Rubín comenzó a dedicarme La Ficción mientras hablábamos de la creación de la susodicha y su posible (y más que necesaria, en opinión de quien esto escribe) secuela.



Tras estirar un poco las piernas, avancé entre el abundante gentío para ver que dibujantes andaban firmando en las diversas editoriales de la feria. Ediciones Babylon sería la siguiente parada, ya que allí se hallaba Javier Bolado, autor que me dedicaría la segunda parte de Eraide entre que hablábamos de los nuevos y misteriosos diseños que comparte últimamente en las redes sociales.


Tras acabar con Babylon, me seguí moviendo, esta vez con bastantes dificultades, entre el público asistente. Un pequeño remanso de paz lo encontré ante el puesto de Grafito Editorial, localización en la que, con una sola persona por delante, hice cola para Sabrina Cámara, recordando los elogios lanzados por los chicos Fandogamia hacia El Gran Libro de los Magos. Procedería a dedicármelo en cuanto llegó mi turno entre que hablábamos de videojuegos varios.


No muy lejos de allí localicé el puesto de GP Ediciones. Allí me reencontré con Juanfer Briones, el cual me dedicaría Los amantes. La leyenda de Teruel entre que hablábamos de historia y de la caballería española. Creía haber terminado ya allí, cuando me enteré que por el área rondaba Laura Rubio. Además de desvirtualizarla, pude darle las gracias en persona por haberme dedicado Queronea en el pasado, mientras me firmaba Zilia Quebrantahuesos.  


A continuación, a eso de las 13:20, me propuse ir a comer, aprovechando el hueco que deja el Salón a sus visitantes y expositores entre las 14:00 y las 17:00 para tal fin. Tras quedar saciado y bajar la comida con más turismo, volví al evento para dar cumplimiento a mis últimos objetivos. Comenzó la cosa por visitar una vez más los stands fanzineros, donde además de hacerme con Camilo Sexto Definitivo de Jodri, obtuve de regalo el avance especial de Pollo Letal de Iván Sarnago, ambos con la dedicatoria de sus creadores. 


También aproveché el tiempo que quedaba hasta que empezase la presentación del tebeo ganador del primer concurso Braulio Foz de cómic en lengua aragonesa en diversas metas. Una de ellas fue admirar la exposición de Héroes desubicados en el Alto Aragón, con distintos personajes comiqueros actuando en este territorio. Y, por otra parte, retratar a su vez a algunos de los cosplays concurrentes, tal y como los aquí reunidos de Nier o Payday.  




Ya en la Sala Filemón, asistí a la presentación de Fernando Estabén de Illyana mirando problemas, la obra ganadora del ya mencionado premio maño, bastante interesante desde un punto de vista filológico.


Ya quedaba una sola por hacer: la cola para Pepe Larraz. Pese a que creía que era el primero en un principio, del error me sacaron amablemente las cuatro personas que ya la habían formado momentos antes y tras las que no dudé en ponerme una vez aclarado todo. Pasé los casi sesenta minutos que quedaban hasta la llegada del ilustrador hablando sobre comics, cine, juegos, los Jojos y otros temas con los miembros sexto, séptimo y noveno de la cola, dando la casualidad de que este último era el dibujante Manuel Torres, uno de los principales instigadores e inspiradores de mi viaje a Zaragoza. Cuando ya llegó mi turno, y mientras Larraz me dedicaba Kanan: el último padawan, hablé con él sobre Panini, Marvel y DC.   


Y con aquello quedó finalizado mi paso por el Salón del Cómic de Zaragoza de 2018, evento que todavía estaba muy concurrido a las 19:45, con gente todavía en la doble cola esperando para entrar en la feria, pese a quedar poco más de dos horas para que cerrase sus puertas, a raíz del aforo limitado.

 

Próximamente, las conclusiones.

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