En la reseña de hoy toca hablar sobre Bella Muerte, comic
que cuenta al guión con Kelly Sue Deconnick (http://kellysue.tumblr.com/) y a los
lápices con Emma Ríos (https://www.facebook.com/emma.rios?fref=ts).
Sissy es una niña que, acompañada por el anciano y ciego
Zorro, va errando de pueblo en pueblo como cuentacuentos a cambio de unas
monedas. Pero un día su vida cambiará de golpe: tras robarle Sissy un misterioso
documento al bravucón Johnny Coyote, la niña empezará a ser perseguida por Big
Alice, temible pistolera y Segadora de la Muerte, una de las agentes de la
Parca. Así, Sissy y Zorro deberán huir desesperadamente de Alice, que busca hacerse
con el documento a toda costa, hasta que, repentinamente, aparece Ginny Cara de
Muerte, mujer tan misteriosa como mortal.
Este comic empieza llamando la atención por la combinación
tan curiosa que hace de western y fantasía, mezclando ambos géneros con muy
buen resultado. A esto hay que sumarle que entre el mundo de los vivos y el de
los muertos no hay una frontera clara y definida, pudiéndole pasar literalmente
cualquier cosa a los protagonistas de la obra. De esta manera, el lector se
embarca en un viaje para el que debe tener abierta la mente, pues, además de
los elementos inesperados tan propios
del realismo mágico, este tebeo viene cargado de simbolismo. Esto último ya se
hace notar al principio de cada uno de los cinco capítulos que componen el
volumen, al ser narrada la historia de Sissy, Zorro, Ginny y compañía a través
del conejo Huesos a una mariposa. Así,
esta pareja de emisor y receptor, durante la narración del periplo de los
protagonistas, se va a ir topando con otros animales cuya actitud sirve de
metáfora (y preámbulo) de lo que les va a pasar a los humanos.
Otra característica de la obra es lo misterioso de la misma,
ya que se van a ir generando muchas preguntas en la mente del lector, tales
como “¿Qué hay escrito en el importante papel que robó Sissy?” o “¿Cuál es el
motivo por el que la Muerte, a través de Big Alice, quiere hacerse con
él?”. Algunas de estas serán respondidas
a su debido tiempo, mientras que otras dejan la respuesta a la imaginación del
lector. Ahí radica uno de los buenos puntos de la obra, lo enigmático de la
misma, ya que no todo se explica. Por esto mismo, así como para entender todo
el simbolismo ya señalado unas líneas antes, conviene hacer una segunda lectura
de la obra, para que esta pueda ser entendida lo más plenamente posible.
Respecto al dibujo, Emma Ríos tiene un estilo realmente
elegante. Tanto es así, que pese a haber escenas bastante cruentas a lo largo
de la obra, junto a los, por otra parte, bellamente coreografiados combates de
espadas, rifles y revólveres, y las brutales heridas producidas por estos, el
trazo sigue manteniéndose muy estilizado. Sabe la autora también representar
muy bien dos extremos opuestos: el del decadente Salvaje Oeste, con burdeles
(no faltando alguna escena explícitamente sexual) y pobreza, y por otra parte,
el mundo místico, espiritual y onírico que tiene que ver con la Muerte, tal y
como se puede ver en los escenarios de la obra (como en él de la portada), los
cuales están, además, bellamente coloreados por Jordie Bellaire (http://whoajordie.blogspot.com.es/).
Los personajes, por su parte, están ilustrados de forma que quedan grabados en
la mente del lector: Ginny, haciendo honor a su apodo, con marcas faciales en
los labios, pómulos y ojos que la hacen parecer un esqueleto. Alice, con su
sombrero negro de ala ancha y sus fríos, fríos ojos de color hielo. Sissy, con
su mirada bicolor y su pellejo de buitre. Quizás una de las representaciones
más llamativas sea la de la Muerte, por
lo poco convencional de la misma, con un uniforme de oficial del Ejército de los Estados
Unidos y con un cráneo pelado de conejo.
En conclusión, si queréis leer una historia adulta,
diferente, con una interesante mezcla de western, fantasía sobrenatural y una
pizca de terror, dadle una oportunidad a Bella Muerte. Podéis haceros con este
comic de Astiberri por un total de 18€, incluyéndose entre sus 160 páginas,
además de la historieta en sí, extras como el proceso de creación de la obra
(tanto de la guionista como de la dibujante) o ilustraciones de otros artistas
homenajeando el comic.
Por último, las dedicatorias que me hizo en el Expocomic de
Madrid de 2014 la amable Emma Ríos. Dedicatorias, en plural, debido a que la
edición de la obra de Astiberri, por otra parte muy cuidada, no permitía por su papel hacer demasiadas florituras en el mismo, de manera que la entregada
autora hacía una sencilla en el tomo, y otra más elaborada en una lámina
aparte. ¡Gracias de nuevo por tu simpatía y entrega, y por dedicarle también el
tomo a Brook!