Hoy toca crónica sobre el Expocómic de Madrid, el último con
esta denominación por haberse ya rebautizado el evento como “Heroes Comic Con”.
Para los que no asistieron o no están informados sobre lo que pasa entre las
bambalinas del evento, lo primero que hay
que decir es que la Asociación Española de Amigos del Cómic ya no lo dirige. Esto se debe a que, tras el importante incremento de público de los
años anteriores, hubo de pasarse la feria de la Casa de Campo a IFEMA, pasando
a ser desde ese momento la dirección del salón del cómic madrileño ocupación de Easyfairs.
Sábado 3
Un servidor, atendiendo antes a la obligación que la
devoción, no pudo personarse en la feria hasta las 15:00. Ya en la recepción
de IFEMA, presenté la entrada electrónica (no me concedió en esta ocasión el
evento pase de prensa) y me fue canjeada por una pulsera con la que poder
transitar por Expocómic. Debido a que mi primer objetivo de la tarde eran
los miembros de Studio 00 Cómics a las 16:00, me puse a explorar el recinto con
tranquilidad tras coger en Información boleto para la sesión de firmas de las
17:00 para Ramón F. Bachs. El evento estaba razonablemente lleno, aunque no
hasta el punto de impedir a uno moverse con comodidad y sin chocarse con el
resto de público. Una de las primeras áreas en que me fije era la dedicada al
rol y a los juegos de mesa, con numerosas partidas de muestra para deleite de
los asistentes.
Aprovechando que todavía quedaba un rato para las 16:00, y
que aún no había recorrido ni mucho menos por entero el Pabellón nº 3 de
IFEMA, decidí dar un paseo por el Artist Alley para ver que ofrecían los
artistas allí situados. En una primera pasada, cayeron en mí poder tanto uno de los marcapáginas de Verónica Rufo como un ejemplar dedicado de Talia la
brujita y el espejo, cuento ilustrado por David Agundo.
Tras estar un rato de charla con ambos, seguí merodeando por
el pabellón hasta dar con el puesto de Zukate Cómics, lugar donde obtuve al
poco las dedicatorias de Ertito Montana y Roberto Corrotto en Sicarios y Tigre Callejero.
Hecho esto, continué mi particular periplo a través del
evento cuando de repente me topé con la Book Zone, o lo que es lo mismo, la
zona donde Easyfairs había ubicado a buena parte de las librerías y a algunas
de las editoriales que habían acudido a la cita. Si bien por una parte admito
que me gustó bastante que en este Expocómic hubiese más librerías de lo
habitual con respecto a otros eventos comiqueros madrileños, no así su
ubicación, entre unas vallas metálicas con forma de herradura, que más que
parecer invitar a entrar sugería querer dejar la zona vedada. En cualquier
caso, indagando, avisté rápidamente dos puestos siempre recomendables: el de El
Vosque y el de Ediciones Babylon. En el primero le adquirí a Laurielle el tebeo
de Arded, Maderos, Arded comentando con ella mientras lo firmaba, entre otras cosas, lo sorprendido que
me había quedado (como casi todo su público webcomiquero) de la facilidad con
la que morían personajes dentro de la obra. En el segundo, y aprovechando que estaba
Javier Bolado, compré Eraide. La canción
de la princesa oscura, cayendo en esta novela ilustrada firma y dibujo.
A tiro de piedra de la Book Zone se hallaba la zona de
firmas de los autores del Expocómic, lugar a donde me dirigí para no perder mi turno.
Iba yo muy ufano con mi ticket con el número 2 cuando descubrí en la fila que
la organización había hecho por despiste dos listas para Ramón F. Bachs, con el
consiguiente caos de los que hacían cola para él. Al final el problema se
resolvió con una mezcla de buena voluntad y sinceridad de los que allí
esperábamos, reconociendo un servidor que había llegado por la tarde, frente al
resto de los que estaban a la expectativa, de tal modo que me tocó el quinto
puesto de la fila. Mientras esto pasaba, ya empezaron a llegar los autores a
los que les tocaba firmar siendo, naturalmente, Bachs uno de ellos. Finalmente me
tocó el turno, obteniendo de este jovial dibujante una rúbrica en su
prácticamente recién salido de imprenta Manticore integral.
Tocó volver a hacer una breve incursión en la Book Zone,
tanto para obtener Valios de Andreu
Ponsirenas, como para charlar un rato con Henar Torinos ahora que se encontraba
en Ediciones Babylon y, además, comprarle a Carlos Peinado su versión de La
Odisea en tebeo. Acto seguido, volví a la sesión de firmas del Expocómic,
obteniendo una boceto rápido in extremis
de Agustín Padilla dentro de Borderlands:
Orígenes.
La siguiente sesión de firmas empezaba en breve, con quien
estas líneas escribe teniendo sus miras puestas en Belén Ortega, mas no
teniendo número no quedaba sino esperar a que terminasen primero los que si lo
tenían. Para aprovechar el tiempo, regresé al Artist Alley y adquirí Cuaderno de acuarelas Vol. 2 de Clara
Saetiz, no faltando con la dibujante coloquio sobre la estupenda serie de televisión Steven Universe.
Paseando por el recinto para volver a la sesión de firmas
orquestada por la organización, pude comprobar que Star Wars, sobre todo a raíz
del cercano estreno de Rogue One,
tenía una presencia importante dentro del evento a través de la Legión
501, numeroso cosplay, un gigantesco tráiler de la ya citada película, y
multitud de actividades, como clases de esgrima sith a cargo de Ludosport
Madrid.
Cerca ya de la
ansiada firma de Belén Ortega, tenía delante de mí a cinco personas, haciéndose
la espera mucho más llevadera hablando con el resto de gente del lugar, como
es habitual en este tipo de eventos. Finalmente llegó mi turno, obsequiándome
la ilustradora con el precioso dibujo que veis debajo de estas líneas en mi
tomo de Pájaro Indiano.
Poco más hice aquel día dentro del Expocómic, con la notable
excepción de comprar Monster x Monster en
Fandogamia y pasar un divertido rato con Rubén Solas y Manuel Torres allí
hablando de Great Punk Dogs y Team
Skull. Hecho esto, regresé al hogar para descansar de cara al siguiente día del
evento.
Domingo 4
El domingo, al contrario que el sábado, pude asistir al evento
desde primera hora de la mañana, es decir, a eso de las 9:00. Aunque había en un principio poca gente por la lluvia, lo temprano de la hora y el hecho de ser domingo, se iría llenado el pabellón poco a poco. Al igual que el
día anterior, una de las primeras cosas que hice fue coger número para firmas
en Información, teniendo la suerte de ser el nº 1 para Kenny Ruiz. En
el puesto del FNAC, que además de la tienda propiamente dicha tenía
una muy agradecida comiteca para todo aquel que quisiera sentarse a descansar y
leer un rato, tuve la suerte de encontrarme con el dibujante Luis Rodrigo
Duque. Con él estuve conversando largo y tendido de forma muy animada de temas que
iban desde Batman hasta los cambios que se apreciaban con el cambio de
organización dentro del Expocómic. Junto a él, y dando una vuelta por el
recinto, topé con algo que no había visto el día anterior: el puesto con los
tebeos de regalo para los asistentes, un detalle que el Expocómic de este año
todavía ha conservado.
Como todavía no había podido echarle un ojo, me dirigí
cuando me despedí de Duque hacia el stand de Sistema D13 Y Crónicas de PSN,
aprovechando que estaban allí tanto Joan Tretze como Andrés Palomino, para que,
entre muchas risas, me dedicasen, respectivamente, El sistema D13 ¡Crítico! y ¡Por
Crom! Aventuras épicas de un heavy rolero.
A continuación, me sumergí dentro las exposiciones de esta
edición. Para quien esto escribe la más interesante era la que homenajeaba El
Quijote para rendir tributo a Miguel de Cervantes, aunque no dejaba de haber
por ello otras también muy apetecibles, como la dedicada a cómics que cambiaron
el mundo o la de Laura Santolaya.
Tras recrearme la vista con aquellos cuadros enmarcados, me
aproximé una vez más al Artist Alley, cayendo en mi poder Sam Hain, de Lobón Leal y Skisser,
de M. Red Racoon, aprovechando para charlar un rato con ellos y otros artistas
como Noiry, Olaya Valle o David Pérez.
Quedando solamente un cuarto de hora para la sesión de
Kenny, me personé en su cola a eso de las 11:45, pasando el rato comentando sobre la obra de
este autor con el resto de gente a la espera de obtener un dibujo suyo. Llegado
Ruiz, con la jovialidad que le caracteriza, me dedicó el segundo tomo de Dos
Espadas para Álvaro, lo menos que yo podía hacer para agradecerle su
utilísima ayuda en las Jornadas Comiqueras.
Quedaban así más o menos cumplidos todos mis objetivos de
este Expocómic, aunque no por ello me marché todavía del evento, por el cual
todavía andaría un rato, tomando alguna foto y disfrutando lo que ofrecía. De
esta manera, en el escenario principal, tuve la buena suerte de escuchar en un pequeño concierto al
violín de la orquesta Final Fantasy Distant Worlds tocando Suteki Da Ne, preciosa pieza de Final Fantasy X.
Reflexiones y
conclusiones
Si bien este Expocómic, sobre todo si se compara esta
crónica con las otras realizadas en el blog, puede dar la impresión que siguió
la estela de las anteriores ediciones, hay que señalar que no fue así. De esta
manera, si bien hubo añadidos importantes, como el gran stand desplegado por
ECC, hubo a su vez ausencias dolorosas, tal y como las de las editoriales Aleta
o Dibbuks, almas del evento en galas anteriores, o tiendas como Omega Center,
ofreciendo aquellas al público no solamente tebeos, sino también sesiones de
firmas con los autores que los crearon. Y es que Easyfairs ha tenido importantes
desplantes con estas instituciones comiqueras, lo que explica su ausencia de la
feria. El trato a unos cuantos autores no ha sido mejor, ya que varios de ellos
no fueron a Expocómic, o tras ir han declarado por las redes sociales que mucho
debe cambiar la cimentación del nuevo evento para que ellos regresen.
Pese a estos tristes incidentes que Easyfairs debería
cambiar cuanto antes para devolverle el lustre perdido al Expocómic, un
servidor debe reconocer que se lo pasó una tarde y una mañana de lo más
entretenidas. De hecho, quien haya leído la entrada entera habrá visto que
apenas estuve ocioso, siempre con alguna sesión de firmas a la que acudir. En
este sentido, hay que subrayar la importancia de los autores que acudieron a la
cita, ya sea para firmar en editoriales, en el stand del Expocómic, en el
Artist Alley o incluso en la Zona de Fanzines. Respecto a esta última, hay que
decir que la ha hecho mucho más localizable, poblada y notoria que la de la
última edición de Expomanga, lo cual es de agradecer.
Muchas polémicas junto a las más arriba señaladas ha
provocado este evento. Además del cambio de nombre del mismo, también su
composición, pues no poco detractores argumentan que la presencia de
exhibiciones de wrestling o peleas de gallos (los raperos, no los de corral),
pese al entretenimiento que aportan, poco tienen que ver con el mundo del
noveno arte. Esto en bastante cierto, y aunque el nuevo nombre, “Heroes Comic
Con”, con ese “Comic Con”, ya sugiere por donde van a ir los tiros en los
siguientes eventos comiqueros que se orquesten, también es necesario señalar que se
montaron talleres de dibujo para los más pequeños e incluso charlas y clases
magistrales con autores para aquellos interesados en sumergirse en el mundo
comiquero, ya sea como lector o como creador.
En resumidas cuentas, este Expocómic ha sido un evento de
transición, suponiendo el relevo de la AEAC por Easyfairs. Le compete a la
nueva dirección tomar en serio al comic (aparece inmerso después de todo en el
título del evento), tratar como corresponde a las editoriales, autores y demás
profesionales del medio, para ofrecerles a estos y a los asistentes excelentes
celebraciones igual que se ha hecho en las galas de antaño. En ello les va
mantenerse como un importante evento español o ser superados y devorados por
las Jornadas Comiqueras del Fnac y la Japan Weekend de Madrid.