jueves, 28 de julio de 2022

Brigada, de Enrique Fernández

En la reseña de hoy toca hablar de Brigada, el tebeo de Enrique Fernández (https://www.facebook.com/enrique.fernandez.92).

 


Ivro ha sido puesto al cargo de la brigada enana de Macson para combatir en la guerra. Sin embargo, una fuerza misteriosa lo arrastra a él y a sus soldados a un extraño reino invadido por la niebla. Este fenómeno meteorológico dista de ser natural, ya que lo provoca el misterioso Voirandeer, el cual trae consigo ataques de monstruos contra las poblaciones locales al mismo tiempo que distorsiona el tiempo y el espacio entre estas últimas. A Ivro y los suyos no les queda otra que ponerse al servicio de las brujas del lugar, con la esperanza de que, mientras topografían las inconexas aldeas de la región y defienden a sus habitantes, acaben por descubrir entre todos una manera de volver a casa.

 

Dentro de la fantasía como género no es raro ver aparecer a enanos, si bien estos suelen ocupar papeles secundarios. Pues bien, en Brigada la cosa cambia y es que el grupo principal de personajes está formado por enanos. Enanos tercos, enanos astutos, enanos a los que les gusta gastarse la paga en la taberna, tal y como mandan los cánones. Pero también se caracterizan por otra cosa: con la excepción de Ivro, todos fueron mandados al frente para compensar sus crímenes pasados, por lo que buena parte de ellos tienen taras morales o psicológicas de alguna clase. Y eso ayuda a dar mucho empaque al grupo, puesto que no hay dos enanos iguales y cada uno tiene características únicas que lo diferencian de los demás y le dan una nota de color: Ivro es el más marcial y digno, Ouar es mudo y visionario, Erwin es malicioso, Voro tiene cierto sentido del honor... La única pega que se me ocurre es no haber ahondado en los crímenes de cada miembro de la brigada por quedar estos ignotos, pero tampoco hace excesivo mal a la lectura.  

 


Pero es que Brigada no se limita solo a tener buenos protagonistas. La historia y el mundo por el que pululan es también entretenido de leer. Así, por ejemplo, el misterio que rodea al Voirandeer, su niebla y la llegada de los enanos a su entorno tienen buen trasfondo. Eso sí, antes de llegar a su resolución, lo enigmático está bien llevado, hasta el punto de que el primero de los tres capítulos que forman la historieta es en un principio incluso confuso (aunque con la relectura gana); distinto es el caso de los capítulos segundo y tercero, puesto que la narración fluye ya de otra manera y todo se va hilando poco a poco según avanzan las páginas. No faltan, por otra parte, unas cuantas sorpresas dentro de la trama que, una vez aparecen, además del golpe de efecto, permiten atar cabos y unir las tramas secundarias a la principal.

 


Respecto al dibujo, Enrique Fernández llama poderosamente la atención del lector con los diseños de sus personajes. Sin ir más lejos, si hablamos de sus enanos, aparentan a primera vista ser esculturas, casi piezas de un juego de mesa... al menos cuando están estáticos, ya que cuando empiezan a combatir despliegan unos movimientos más que vigorosos y unos semblantes fieros o taimados según el caso. Los elfos no cumplen los ideales de belleza de esta raza dentro del imaginario fantástico, y es que parecen más vikingos que seres divinos: desgarbados, animalizados (incluso simiescos) y brutales. Los monstruos tienen diseños bastante imaginativos y espectaculares de ver, de tal manera que en los combates lucen bastante bien. Tres cuartos de lo mismo puede decirse de la magia, la cual destaca notablemente dentro de un coloreado más que bueno ya de por sí: la hechicería adquiere todo tipo de formas, algunas hermosas y muchas terroríficas, quedando muy claro por las ilustraciones que la magia no es algo que tomar a broma.

 


En conclusión, si os gustan las historias de magia y fantasía con un tono que no sea idealizado y, sobre todo, si os gustan los enanos, dadle una oportunidad a Brigada. Podéis haceros con este comic de la editorial Spaceman Project por un precio de 30€ con 176 páginas, incluyendo estas algunos extras sobre el proceso de creación de la obra. A continuación un enlace, cortesía del autor, con las primeras páginas de la misma: https://issuu.com/verkami/docs/brigada1_previewes 

 

Por último, la dedicatoria que me hizo el amable Enrique Fernández durante el Cómic Barcelona de 2022. ¡Gracias de nuevo!  


miércoles, 20 de julio de 2022

La casa de la playa, de Séverine Vidal y Víctor L. Pinel

En la reseña de hoy toca hablar sobre La casa de la playa, tebeo que tiene de guionista a Séverine Vidal y de dibujante a Víctor L. Pinel (https://www.facebook.com/victorLpinel).

 


Juls está embarazada de Thomas, su marido, el cual murió hace poco en un accidente de tráfico. Para despejarse la cabeza y cobrar nuevos bríos, va a la casa de la playa de sus abuelos, para reunirse con sus padres, tíos, hermanos y sobrino. Pero surge un problema: el tío Albert quiere vender la casa para obtener su parte de la herencia, aunque Juls y el resto de la familia deseen quedarse a toda costa con la casa… ¿Qué ocurrirá?

 

Melancolía y añoranza son las primeras palabras que vienen a mi cabeza para definir este tebeo. Y es que La casa de la playa tiene la habilidad de hacer aflorar en el lector recuerdos de tiempos pasados y mejores, sobre todo si estos tuvieron lugar durante vacaciones y en familia: cariño, juegos, risas, locuras… Y, en paralelo a esto, es también capaz de reflejar percances y decepciones que todos hemos sufrido: riñas, egoísmos, descortesías, desengaños, fatalidades… Y todo este sentimentalismo está muy bien narrado por los personajes y su entorno, de tal manera que se hace muy fácil empatizar con ellos y ponernos en sus zapatos, ya sean estos niños, jóvenes, adultos o ancianos.



A todo lo anterior hay que añadir el magnífico ejercicio de costumbrismo que se hace a lo largo de los capítulos: 2018, 1968, 1959 y, nuevamente, 1968 y 2018 son los años en los que nos sitúa la trama, del presente al pasado y del pasado al presente, con una distribución y estructuración de los cinco capítulos que al principio puede parecer rara, pero que está más que bien traída, dando detalles sobre lo que ha ido pasando en la casa poco a poco hasta completar el lienzo argumentativo. Todo ello en una costa francesa en la que se va viendo el ir y venir del tiempo, con cómo ha ido evolucionando la sociedad y el mundo en paralelo. Podría hablar en mucha más profundidad de la trama, pero estoy seguro de que la destriparía de alguna manera a posibles lectores, así que no indagó más en este sentido.

 

Respecto al dibujo, Víctor L. Pinel ha mejorado con los años su estilo de dibujo visto tiempo atrás en El Taller, aunque sigue conservando el tono agradable que le caracteriza. Las disposiciones de las páginas están muy bien coreografiadas en lo que a movimiento de personajes se refiere, siendo más que dignas de un storyboard de cine. Los gestos y movimientos de aquellos se hacen muy naturales, y todos ellos tienen algún rasgo distintivo que los hace inmediatamente distinguibles del resto del reparto. Los escenarios tienen bastante trabajo y detalle tras de sí, de tal manera que si se suma la más que buena labor de coloreado, tenemos un tebeo visualmente más que bonito y muy en tono con la historia que se cuenta.

 


En conclusión, si os interesa una lectura veraniega con la que rememorar tiempos pasados y empatizar con los protagonistas, dadle una oportunidad a La casa de la playa. Podéis haceros con este tebeo de 176 páginas de la editorial Nuevo Nueve por un precio de 22€.

 

Por último, la dedicatoria que me hizo el amable Víctor L. Pinel en el tomo durante la Feria del Libro de Madrid de 2021. ¡Gracias de nuevo!


miércoles, 13 de julio de 2022

Lo que cuenta es la palabra, de Carlos Asorey Brey

En la reseña de hoy toca hablar de Lo que cuenta es la palabra, antología de microrrelatos de Carlos Asorey Brey (https://www.facebook.com/carlos.asoreybrey.9).

 


Los microrrelatos son un reto literario que entraña su dificultad, tanto por su deber de sorprender al lector (ya sea con ingenio o por medio del terror) como por el acotado espacio de los mismos: 200, 100 palabras, y a veces incluso menos. Ya por ese motivo una antología de microrrelatos se hace interesante de leer, por ver como el autor se defiende ante semejante lid.

 

Este es el caso de Carlos Asorey, que recopila en Lo que cuenta la palabra la friolera de 111 microrrelatos. Estos suelen tener como temas lo fantasmal, lo amoroso y lo criminal (particularmente en lo que a malos tratos se refiere), aunque eso no quita que de vez en cuando también aparezcan los viajes temporales y otros elementos de la ciencia ficción como extraterrestres, por lo que hay todo tipo de relatos para todo tipo de público.

 

Hablando en plata, un servidor puede decir que le han gustado 48 de las 111 historias. Tiene el autor a bien señalar bajo cada una el origen de la misma, casi siempre concursos literarios que no ganó, junto al tema de los mismos, de tal manera que se hace la experiencia todavía más curiosa al poder verse la idea inspiradora de los ciento once cuentos. En ellos, el autor, además de ceñirse a lo esencial, eliminando toda la paja que pueda sobrar (algo clave en lo que a microrrelatos se refiere), se hace muy cercano y, dependiendo de la situación, o muy entrañable, o muy tremendista, con algunos golpes de efecto muy buenos, unos bellos, otros demoledores. De poner alguna pega: como los microrrelatos estaban pensados originalmente para mandar a concursos, la sorpresa final de algunos ya se ve venir por ser un tema relativamente recurrente del autor; por ello, más que leer la obra de seguido, es recomendable irla disfrutando poco a poco, mediante una buena dosificación.

 

En conclusión, si os gustan los microrrelatos entretenidos y de temas muy dispares, dadle una oportunidad a Lo que cuenta es la palabra. Podéis haceros con esta obra de 153 páginas de manos de Huerga y Fierro Editores por un precio de 15€.

 

Por último, la dedicatoria que me hizo el amable Carlos Asorey en el libro durante la presentación que hizo en Madrid en junio de 2022. ¡Gracias de nuevo!


viernes, 1 de julio de 2022

Tebeos sobre la guerra en Marruecos

Desde que nació Marruecos como tal allá por 1670, no pocas guerras han tenido los habitantes de este reino con los de al lado, es decir, con los de España. Es por ello que, a continuación, reseño brevemente dos tomos muy recomendables sobre las luchas hispánicas en el norte de África, cada una con su particular óptica.

 

Para empezar, en 1860: Castillejos, observamos como las tropas decimonónicas españolas, defensoras de un imperio que todavía tiene un pie en todos los continentes, se enfrentan al ejército de Sultán para defender los límites de Ceuta y el honor de su nación. Guionizado por Javier Diéguez, este tebeo nos cuenta la batalla de Castillejos sobre todo desde el punto de vista del soldado de a pie, aunque también desde la posición de algunos mandos, particularmente del general Prim. El autor hace buen reflejo de la oleada patriótica que inundó la España de 1860, con soldados de prácticamente todas las regiones ibéricas luchando codo con codo o con la participación de las cantineras en el socorro de los heridos en batalla. La épica está también muy bien transmitida a la par que se retratan las dificultades a las que se enfrentaron los combatientes europeos en un territorio sumamente desconocido para ellos. La narración, contada por un veterano a su nieto varios años después de la efeméride, es tan entrañable como solemne, y sirve para cambiar el tono del tebeo de cuando en cuando según se viaja del presente al pasado y viceversa. 

 


 Respecto al dibujo, Carlos Morán (https://www.facebook.com/carlos.moran.90834) lleva al tebeo un estilo cartoon muy resultón a la vista. Las tropas españolas reflejan muy bien la uniformología de la época con todo el cuidado y documentación de la época que esto implica, aunque caso distinto pasa con los marroquíes: si bien llevan los norteafricanos ropas muy vistosas, parecen más salidas de Las mil y una noches que del territorio Alauita, de manera similar a lo que ocurría en 300 con los persas. Los combates, por otra parte, son espectacularmente recreados en las viñetas y los momentos de violencia no escasean en lo que casquería y salvajismo se refiere, aunque la camaradería y compañerismo también están ahí. El coloreado acompaña bien a las ilustraciones, con predominio de tonos grises y morados para la batalla, de tal manera que queda muy bien reflejado lo inhóspito del Rif y de la batalla.

 


Por otra parte, tenemos 1921: El Rif. Tocaba a los españoles volverá a combatir sobre aquellas áridas peñas, no ya contra Marruecos, sino contra las cabilas rebeldes al Sultán en virtud del Protectorado junto a Francia. Si bien España lleva a aquel lugar del mundo el ferrocarril, escuelas y hospitales mientras en paralelo hay actividad armada armada contra las levantiscas tribus locales, todo el progreso realizado estuvo a punto de perderse en 1921. Y es que el general Silvestre, confiado en la victoria, extendió demasiado las líneas españolas, provocando que la posición de Igueriben quedase aislada y fuera asediada. De esta manera, el líder rebelde Abd el-Krim no solo se hace con Igueriben, sino que provoca que el ejército de socorro español que iba a liberarla se estanque en Annual y se acabe desbandando ante el temor a los rifeños en un sálvese quien pueda.

 



Y es aquí donde se produce el infame Desastre de Annual, con los fugados huyendo desordenadamente hacia Melilla a medida que la zona oriental de Protectorado va siendo controlado por los rebeldes. Fue en esta situación tan comprometida cuando el Regimiento de Caballería de Cazadores de Alcántara se hizo inmortal, al cubrir la retirada de sus compatriotas aún a costa de su propia vida. Y es justo en estos jinetes en los que se centra el tebeo guionizado por Javier Yuste, gentes normales y corrientes de mantuvieron la disciplina en todo momento y, espada en mano, protegieron a los que por una razón u otra eran incapaces de defenderse hasta que las bajas prácticamente hicieron desaparecer al regimiento como tal. Esta narración también va a saltos, dando especial importancia a la amistad y compañerismo de los de Alcántara en los meses previos al Desastre, con sus distintas ilusiones, miedos, miserias individuales y la hermandad del grupo; en este sentido, mención especial a la vida cotidiana de los quintos y civiles del Protectorado. Respecto a lo bélico, el tebeo muestra lo peor y lo mejor de la guerra, es decir, tanto lo heroico como lo despiadado. De poner un pero: el Desastre como tal no se ve en el tebeo más allá del epílogo del autor, y si bien está muy bien sintetizado con una estupenda prosa, hubiera sido genial ver este trasladado a las viñetas.

 


Respecto al dibujo, Antonio Gil (https://www.facebook.com/generalmcallister) plasma en el papel el Desastre con un estilo realista y adusto: personajes con rostros que no sería nada raro ver por la calle, unos caballos muy bien perfilados (tarea nada fácil, por cierto), un ambiente en el que se puede percibir el calor… En lo que a violencia se refiere, la ilustraciones no se quedan cortas: la crueldad de los rifeños ante sus prisioneros, lo brutal de los choques de la caballería, la peligrosidad de los francotiradores… El escenario está pintado de manera relativamente sencilla, pero efectiva y el Rif queda más que bien reflejado, labor en la que contribuye mucho el color, el cual ayuda en mucho en darle más atractivo el tomo.

 

En conclusión, si os gusta la historia bélica de España, dadle una oportunidad a estos tebeos de Cascaborra Ediciones de 66 y 64 páginas y, respectivamente, 16 y 15€, con algunos extras en cada uno.

 


Por último, las dedicatorias que me hicieron los autores en sus respectivos tomos, el uno en el Salón del Cómic de Barcelona y el otro en el de Granada. ¡Gracias de nuevo por vuestra amabilidad!