Helena está harta de su sombra: ¡la sigue a todas partes sin
su consentimiento y la delata a la hora de jugar al escondite! Por ello, se
pone a buscar el modo de deshacerse de su oscura acompañante… aunque puede que
al final no acabe tan a gusto como ella pensaba.
Este cuento es una estupenda elección para regalar a los
niños que se estén iniciando en la lectura. Para esto hay varios motivos. La
historia no solo trata sobre lo mágico, como ya indica el misterioso título,
sino que incluye ciertas enseñanzas morales que irán calando a lo largo de las
páginas del volumen, y, sin desvelar datos importantes de la obra, se puede
decir que tratan sobre la convivencia de Helena (o de cualquiera) con los
otros. Pero además del propósito educativo, la obra no deja de ser sumamente
entretenida: a pesar de tener cerca de cincuenta páginas, el libro se lee muy
rápido, tanto por ser poco el texto que acompaña a los dibujos, como por estar
este muy bien expresado y redactado, de tal forma que será una experiencia más
que agradable para lectores neófitos.
Respecto al dibujo, Laura Moreno contribuye a hacer la
lectura aún más agradable con sus ilustraciones, así como más amena, al ir
ilustrando a los niños los acontecimientos que narra el cuento. El estilo de
esta dibujante es muy dulce, con personajes muy expresivos, sean estos Helena,
su familia y amigos, o incluso la traviesa sombra de la protagonista, estando llenos
de movimiento y energía, con una preciosa paleta de colores de por medio.
En conclusión, si estáis buscando un libro para regalar a
niños que estén aprendiendo a leer, con La niña que se quitó la sombra haréis
una buena elección. Podéis haceros con este cuento de La Tribu Ediciones por un
precio de 15€, incluyendo el tomo unas 52 páginas totalmente ilustradas. A
continuación, dejó un enlace a la web de la editorial con información y las primeras páginas
del libro: http://www.latribuediciones.com/es/producto/la-nina-se-quito-su-sombra/#laninaquesequitosusombra/PortadaLaniñaquesequitósusombra
Por último, la dedicatoria que me hicieron en el tomo Rosa
Modrego y Laura Moreno durante su sesión de firmas en la librería Delirio de
Móstoles. ¡Gracias de nuevo por vuestra simpatía!
En la reseña de hoy toca hablar de El Vosque – El Otro
Ejército, quinta parte del webcomic y
fanzine de Morán y Laurielle (http://elvosque.es/authors/).
En caso de que desconozcáis la obra, id al enlace en el que hablo del primer
tomo (o del segundo, tercero o cuarto, si ya sabéis lo sucedido en,
respectivamente, El asesino de árboles, Cabezas visibles o ¡Voom!), para no
desvelaros datos de la trama:
El Otro Reino finalmente ha invadido El Vosque. El Otro
Ejército tiene como objetivo llegar hasta el castillo, con la misión de
conquistar este baluarte para descabezar definitivamente al reino invadido.
Pero los distintos habitantes del lugar no se lo van a poner fácil…
La invasión que se venía perfilando en los tomos anteriores,
finalmente ha llegado. El hecho de que cada una de las razas que forman parte
del reino intervengan para protegerlo, permite indagar un poco más en cada una
de ellas: el déficit de atención y sadismo de las hadas, la atracción y magia
de las náyades… También se presta particular atención a las gentes del Otro
Reino, con algunas pinceladas de su política y sus habitantes, algo siempre de
agradecer a la hora de desarrollar una sociedad en una obra de ficción.
Interesante también resulta el contraste entre la magia natural y la
antinatural, y sin destripar nada del argumento, el cierto relieve y
profundidad que le aporta al tebeo. De criticar algo, sería que cuando el Otro
Ejército bordea el lago de las náyades, no se den cuenta de que se les viene
encima una ola gigante: cierto que están sordos con tapones para no oír los
cantos de sirena, pero estando pendientes en todo momento de la orilla para que
no les asalten las náyades, cuesta creer que no vean venir una ola gigante
hacia ellos. Este quinto tomo, igual que sus predecesores, hace un uso
importante del humor, siendo incluso más negro de lo habitual por la batalla
que se está librando, aunque tampoco deja de lado el más simpático o ingenioso.
Respecto al dibujo, Laurielle sigue con su buen hacer visto
en los tomos anteriores, con un estilo cada vez más consolidado. Este se puede
ver particularmente en los combates que pueblan las páginas del capítulo, con
sangrientas luchas en las que no faltan desmembramientos y macabros trofeos,
como el ojo con el que un hada parodia a los habitantes del Otro Reino o con
los floridos cadáveres de las hadas como complementos del uniforme de los
invasores, con una genial la escena de las tropas invasoras veteranas.
En conclusión, que si os ha gustado hasta ahora El Vosque,
no dudéis en continuar con su lectura, pues se acerca con este penúltimo tomo a
su clímax. La manera de
leerlo es la habitual: o gratis como el webcomic que es (aquí el enlace:http://elvosque.es/comic/2162/el-otro-ejercito) o comprarlo en formato físico
por 5€, con la ventaja de tener extras exclusivos, como tres (¿o cuatro?)
historietas inéditas sobre el origen de Alguien, de manos de Delfina Palma,
Henar Torinos y Pedro R. M. Andreo.
Por
último, la dedicatoria que me hicieron en el tomo Morán y Laurielle durante el
Expocomic 2014 de Madrid. ¡Gracias de nuevo por vuestra simpatía!
La valoración en general del Expocómic es más que positiva. Se
ha conseguido crear un genial evento para los aficionados al tebeo. En este
sentido, una pieza clave han sido las editoriales, que además de llenar el
Pabellón de Cristal de comics, han contribuido al disfrute trayendo buena
cantidad de autores con los que los fans podían conversar mientras les
dedicaban sus tomos. Imagion, Fandogamia, Astiberri, Dolmen, Norma, Babylon, Dibbuks,
Ominiky, y especialmente Aleta, han sido responsables de esto, presentando un
amplio abanico de artistas con estilos diferentes. Si a los traídos por las
editoriales añadimos a los invitados por la propia AEAC, se ve un buen conjunto
internacional, y no solamente por autores extranjeros, como podían ser el
estadounidense Brian Azzarello o el mexicano Tony Sandoval, sino por autores
patrios que han conseguido publicar sus obras tanto dentro como fuera de las fronteras
españolas, como Lolita Aldea, David Rubín o Víctor Santos en el ámbito
americano, y Raúl Arnáiz, Juan Díaz Canales o Gabor en el ámbito franco-belga,
por poner solo algunos ejemplos. A estos profesionales ya asentados hay que
sumarles los más jóvenes, es decir, los fanzineros y los estudiantes de la ESDIP, más los situados en La Isla,
lugar que contaba lo mismo con artistas noveles que con otros ya asentados,
como Jonboy Meyers o Nacho Fernández. Todo esto contrasta con algunos
comentarios de que apenas había tebeos en el Expocómic, aunque conviene admitir
que estaría bien que junto a las tiendas especializadas únicamente en figuras,
camisetas o posters, hubiera más puestos de librerías, aunque también hubo
algunos, y con buenas ofertas incluso. ¿A mejorar en este apartado? Además de
procurar atraer a más tiendas de cómics como se ha señalado hace un momento, tratar
también atraer a editoriales ausentes este año, como Planeta y ECC (no así
Panini, que si acudió a la cita madrileña).
Firma de El Taller 3ª Temporada
de Jóse Manuel Criado
Pero además de conocer a los autores, ya fuera en charlas o
sesiones de firmas con estos, así como contemplar sus exposiciones varias, los
aficionados tenían muchas otras actividades para divertirse. Además de la zona
de videojuegos ya comentada en la crónica del viernes, estaba la zona de
juegos, con una buena variedad de juegos de rol y mesa para disfrute de los que
quisieran probarlos, con encargados procedentes de Expojuega para dirigir las
partidas de todos aquellos que se animasen a probarlos. No faltó tampoco una
zona de talleres y una tebeoteca para que los más pequeños pudieran descansar
del ir y venir por la feria de sus padres, ya fuera dibujando y pintando, o
sencillamente leyendo comics en un rato de esparcimiento. Interesante también
fue la charla de actores de doblaje Eduardo Gutiérrez, Blanca Rada y José
Padilla, la cual, fue colgada en Youtube para alivio de las que no pudieron
presenciarla por cortesía de Fusion Freak:
Dentro de las novedades de cara a futuras galas, la más
importante a mencionar es la nueva ubicación que tendrán Expocómic y Expomanga
a partir de ahora: IFEMA. Mucho tiempo llevan los aficionados pidiendo este
cambio a la AEAC, pudiéndose finalmente llevar el traslado a cabo en 2016.
IFEMA ofrecerá un mayor espacio a ambas ferias, de manera que la cuestión del
aforo limitado, con toda la problemática de las colas, debería quedar resuelta.
No en vano, al tener el mundo del noveno arte una fanaticada cada vez mayor, es
natural que los pabellones de la Casa de Campo se hayan quedado pequeños. Desde
Caballero de Castilla, se le desea a la AEAC mucha suerte con el nuevo
emplazamiento.
El sábado es por lo general el día
fuerte del Expcómic en lo referente a actividades y asistencia, como ya dejaban
entrever las colas para, primero comprar entrada, y luego, acceder al Pabellón
de Cristal. Frente a eventos anteriores como Expomanga o Japan Weekend, las
colas, a pesar de su buena longitud, iban moviéndose con fluidez. ¿La razón?
Seguramente, por el ya visto aforo limitado de otros encuentros comiqueros,
muchos temieron esperar en fila durante horas para nada, decidiendo no
arriesgarse y quedándose en casa. No obstante, los valientes que se la jugaron consiguieron acceder
tras una espera más o menos larga.
Ya una vez dentro, a eso de las 10:30, como aun quedaba hora
y media para la sesión de firmas de Víctor Santos en Aleta, me propuse dar otra
vuelta por la planta baja. Allí, entre otras cosas, se podía contemplar, además
de las exposiciones dedicadas a Star Wars, otras dos. Una de ellas era la
dedicada a David Rubín, el cartelista de esta edición, con distintas páginas de su trayectoria. La otra exposición era la dedicada al nuevo Corto
Maltés, de Rubén Pellejero y Juan Díaz Canales, contando con distintas páginas
a lápiz, tinta y acuarela.
Recordando de otros años que Víctor Santos tiene (y con
razón) buen número de seguidores, me decidí por empezar a hacer cola a las
11:00 en Aleta Ediciones, en espera de la llegada a las 12:00 del artista. Si bien la espera
era de una hora teórica, esta se hizo más amena al irme encontrando allí donde
me posicioné a distintos conocidos que iban y venían: a los autores Miguel
Gómez-Cabrero y Aitor I. Eraña, al editor de Aleta Joseba Básalo o al articulista
Txema SG de todoocio3d, por citar algunos, así como a Guillermo Flascinder,
editor de Grafito Editorial con el que me encontré conversando por vez primera.
Algo más de lo esperado tardó en llegar Santos a Aleta, motivándose su retraso
por la larga cola que ya tenía en Norma Editorial, y cuyo último integrante
tuvo que trasladar consigo hasta Aleta. Tras disculparse por la espera, se
puso manos a la obra, dedicándome Furious
y el primer número de Young Ronins
entre que me comentaba algunos detalles sobre la creación del tebeo
protagonizado por La Señal/Furia y con una buena habilidad para el marketing me
tentaba con otra obra suya, Black Market.
Ya con las primeras dedicatorias del sábado en mi poder, me
dirigí a Dolmen a eso de las 12:45 en vistas a que Enrique Vegas me dedicase su
última obra. Estaba temiéndome una larga fila por ir su sesión a empezar en
apenas quince minutos, cuando me informó uno de los dependientes que yo era el
primero. La suerte aquí se puso de mi parte, porque en menos de 5 minutos ya
empezó a situarse gente a mi retaguardia, siendo esta columna de unas cinco
personas una vez llegó Vegas, firmando este dibujante mi ejemplar de Dulces Sueños.
Tras esto y siendo ya las 13:20, me dirigí raudo al
escenario principal, donde la sesión de firmas organizada por la propia AEAC
estaba teniendo lugar, con la mira puesta en Brian Azzarello. Estas sesiones
tienen la particularidad de ir por número, habiendo que madrugar para
obtenerlos. No obstante, dado que Azzarello es guionista y no ilustrador, su
cola avanzaba con la rapidez que implica no tener que dibujar y solamente
firmar. Esto se traduce en que, cuando llegué hasta el escenario principal, únicamente tenía una persona delante. Cuando al poco rato fue mi turno, le conseguí
comentar en mi tosco inglés, mientras me dedicaba Batman: El caballero de la venganza, lo sorprendente que me había
parecido este comic, así como sobre lo aterrador que me había resultado su Joker, obra que también tuve oportunidad
de leer, comentarios a los que él respondía, entre risas, con sendos “Thank you!”.
Poco antes de irme a comer, tuve ocasión de pasarme por
Ediciones Imagion, aprovechando para que Toni Fernández me dedicase El Acertijo, al tiempo que encargaba
cierto dibujo a Luis Rodrigo Duque.
Ya debiendo de ser cerca de las 14:00, regrese a mi casa a
comer. El lado bueno fue que pude descargar los tomos que ya habían sido
rubricados, y coger los que todavía no lo habían sido, habiéndolos dividido así
para no tener que cargar en exceso. El lado malo es que por ello me perdí la
charla de NEUH (No Es Un Hobby), coloquio que me apetecía bastante oír.
Vuelto ya de comer, llegué de nuevo al Expocómic a las
17:10, personándome de nuevo ante el stand de Imagion para que Kaoru Okino me
dedicase el tercer tomo de Ugnis. A
destacar el cariño hacia los fans de esta artista, pues Okino, viendo que ya
tenía gente preguntando por ella antes
de que empezase su sesión de firmas a las 17:30, ya estaba dedicando
tomos cuando yo llegué, motivo por el que me puse a hacer cola. Llegaría mi turno sobre
las 18:10, tras haber leído durante la espera el capítulo exclusivo del tercer
tomo de su webcomic y tras haber departido con los otros integrantes de la
fila, entre ellos, un chico de Canarias que venía por primera vez al Expocómic
para conocer a Kaoru Okino tras mucho leerla en Subcultura, detalle que como es
obvio ilusionó a la autora.
Acto seguido, me dirigí hacia No Land Comics. Haciendo un
breve ejercicio de analepsis: por la mañana me decidí a empezar dos nuevas
sagas de la editorial: Firewind y 2 Noobs, and 1000 Gold, ya los autores
de ambas, Marcel Pérez y Aitor I. Eraña, estarían dedicando ejemplares durante el
evento. Especial mención a que, acordándose de los dos tebeos que compré el día
anterior, sumados a los tres nuevos, Pedro R. M. Andreo y Xabi Gaztelua me
hicieron un descuento equivalente a un tomo gratis, excelente detalle de No Lands. No obstante, frente a una feria donde había tenido
bastante buena suerte, aquí la fortuna no me fue propicia: Electrocereal me
comunicó que se acaban de marchar ambos autores.
Pero no había tiempo para
desfallecer: había que continuar con la agenda. Y precisamente por eso, más o
menos a las 18: 30, me dirigí hasta Dibbuks, ya que allí estaba dedicando Tony
Sandoval, el cual, a pesar de estar muy afónico, siempre regalaba una sonrisa a los
aficionados.
Una vez tuve La
serpiente de agua dedicada, y tras desearle a su autor una rápida
recuperación de la garganta, me dirigí hacia Norma Editorial por primera vez en
lo que iba de feria, ya que allí dedicaría en breve Raúl Arnáiz y el quinto
número de Leyendas de Parva Terra era
el único que no tenía con dibujo de los cinco que tiene la colección. Mientras
esperaba en cola a que llegase, la Providencia me hizo un regalo: vi a Marcel
Pérez pasar a mi lado, siéndome posible reconocerle gracias a conocerle de
otros eventos donde me dedicó varios tomos de Pandora Box y Final Fanzine.
Tras explicarle a este que no había podido llegar a tiempo a su sesión de
firmas, no dudó en sacar su pluma y dedicarme Firewind, no limitándose a
firmar, sino incluso haciéndome un boceto, hecho que habla muy a favor del
dibujante. Al poco de despedirnos, me llegaría mi turno en la fila para Raúl
Arnáiz, al que felicite por haber sacado segunda edición del segundo tomo de
Parva Terra, y acabar de agotar la primera, y entre que me dedicaba un dibujo,
estuvimos hablando de la saga de marras y de Wakfu.
No puedo acabar la crónica sin mencionar el gran nivel del
cosplay del evento, con los aficionados recreando los atuendos de sus
personajes favoritos con gran maestría, habiendo, además de una importante
representación de Star Wars, disfraces de numerosos comics y videojuegos.
Particular ilusión me hizo ver a una chica con cosplay de Zombierella,
comunicándole nada más verla que estaba en el edificio Lolita Aldea, la
creadora del personaje, indicándole a continuación donde estaba la dibujante,
para alegría de ambas partes implicadas.
Si bien ya pensaba que nada me faltaba por hacer en la
feria, al pasar por delante del stand de la AEAC, aunque al principio no
conseguía identificarle, acabe por reconocer al señor Tresáncoras, aprovechando
el encuentro para adquirir su nueva obra, El
cocinero samurái.
Y ese fue mi paso por la edición de 2015 del Expocomic
madrileño. Próximamente, mis conclusiones.
Hoy toca crónica sobre el último Expocómic de Madrid,
celebrado los días 11, 12 y 13 de diciembre, aprovechando estas primeras líneas
para volver a agradecer a la Asociación Española de Amigos del Cómic el pase de
prensa que se me concedió un año más.
Llegado al evento sobre las 12:00, y debido a que el evento
empezaba a las 11:00, apenas tuve que hacer cola para conseguir la ya mencionada acreditación. A destacar de esta edición la valla que impedía el normal acceso
al Pabellón de Cristal desde la salida de metro de Alto Extremadura, por
estarse construyendo la Ciudad de la Seguridad, por lo que había que acceder al
lugar desde Lago o rodeando la barrera por el parking.
Una vez ya en el Pabellón de Cristal, comprobé que el
viernes, como es habitual, comenzaba calmado, con poca gente deambulando por el
recinto. Empecé mi andadura dirigiéndome hacia el stand de Dibbuks, donde
estaban los dibujantes de la tercera temporada del Taller, volviendo a saludar
a los que ya conocía, encontrándome por vez primera a José Luis Criado, al que
aproveche para pedirle en una dedicatoria en el tomo a Cernuro, su personaje en Nemetón. Poco después, llegaron también
a Dibbuks otros dos autores: Gol y Ricardo Machuca, los cuales me dedicarían, respectivamente
Cervantes: La ensoñación del genio y
el primer tomo de Procyon.
Tras el encuentro con esta pareja de autores, me aproximé
al stand de Aleta Ediciones, con tan buena suerte que no solo hallé todavía allí a Nacho Fernández, sino que le encontré libre, hechos fortuitos que
aproveché para pedirle que me firmase Los
mundos de Valken. Además charlar un rato con él y comunicarle que estaba
encantado con que fuera a haber segunda parte, me di cuenta de que tenía al lado
haciendo cola al estupendo escritor Francisco Javier Illescas, felicitándole
por sus estupendos artículos y empezando una ilustrativa conversación a tres bandas entre
él, Nacho y un servidor.
Con una parte importante de los objetivos de las mañana cumplidos,
empecé a explorar el recinto ferial más a fondo. La expectación por la película
El Despertar de la Fuerza se hizo notar, entre otras cosas, por medio de exposiciones dedicadas a Star Wars,
ya fuera con los originales de la serie de Darth
Vader de Salvador Larroca, o con varios homenajes a la saga por parte de
diversos artistas.
Respecto a los fanzines, estos se ubicaban en zonas de paso
de la planta inferior, con todo el tránsito que ello conllevaba. De esta forma
me tope con el stand de Mar-i-vel, reencontrándome con Sergio Ballester,
adquiriendo Arkam. En medio de una
agradable y divertida charla sobre las películas y series de DC y Marvel, el
autor me dedicó el tebeo con este desternillante encuentro entre las Harleys Quinns
de distintas tierras, más concretamente, la clásica u original y la de la
futura Suicide Squad.
Además de con tebeos y autores, el público asistente podía
tener acceso a otras actividades, como las que estaban en las zonas de juegos
de mesas y videojuegos, con una buena variedad en ambos casos. Respecto a la
segunda de ellas, los aficionados pudieron disfrutar de juegos que todavía no
están en el mercado, como Dark Souls III
o Naruto Shippuden: Ultimate Ninja Storm
4, estando este último anunciado gracias a un gigantesco zorro de nueve
colas. No obstante, lo que definitivamente llamaría mi atención fue la cabina
en la que se podía jugar a Star Wars:
Battle Pod… pero no adelantemos acontecimientos.
Gracias a una banderola en la que salía la elfa Amanda, me
dirigí hacia el stand de El Vosque, donde sin dudar cogí el sexto y último tomo
de la saga homónima, consiguiendo la pertinente firma de Morán mientras
charlaba un rato con él y Ulises Lafuente, que también tenía allí una silla
para él y un hueco en la mesa para sus Art
88/46, anunciándome el segundo autor que el siguiente tomo estaba próximo.
Volviendo sobre mis pasos en dirección a la entreplanta, di
con el puesto de No Lands Comics. Cayeron en mí poder durante ese día el quinto
volumen de Aartha. Chronicles of the No Lands y el cuarto de Aarthalans Adventures.
Justo en aquellos instantes pasaron cerca unos cosplayers
vestidos con la aterradora apariencia de las criaturas de Lovecraft, no
pudiendo el que esto escribe, ni el personal de No Lands tampoco, evitar la
tentación de hacerles fotos. Hablando de cosplay: en esta materia también se
notaba la cercanía de la nueva entrega de Star Wars, pues el evento estaba bien
surtido de fans caracterizados como distintos personajes de la saga.
Una vez vuelto a la entreplanta por la que solo había pasado
fugazmente antes, me propuse visitar La Isla, ubicación del artist alley o
callejón de artistas de los eventos madrileños. Llegados a este punto hay que
señalar la encomiable labor de la iniciativa, por permitir a distintos artistas
(no solo dibujantes, también escultores incluso), hacer piña en un lugar preeminente
de la entreplanta. Cierta polémica hay sobre que los fanzines no estuvieran con
ellos: ¿no eran acaso los sketchbooks, posters y láminas que se vendían en La
Isla financiados por el bolsillo de cada autor? Fuera como fuera, quizás esta
separación acabo por beneficiar en teoría a los autoeditores, pues al estar en la planta
baja estaban rodeados por un mayor trasiego de gente. Polémicas a parte, me dirigí a la mesa de
Iskion Studio, donde pude comprar los geniales sketcbooks de las artistas Julia
Madrigal y Clara Saetiz, conversando sobre varias materias con ellas, aunque en
particular sobre Mad Max: Furia en la
carretera, mientras me dedicaban sus obras.
Como ya eran más de las 15:00, por aquello de que el tiempo
se pasa volando cuando te estás divirtiendo, me retire a comer. Una vez de
vuelta a la feria, me acerque a otros puestos donde todavía no había estado.
Por un lado, el compartido por Imagion y Neuh, obteniendo del primero los
comics de El acertijo y la tercera
parte de Ugnis, en vistas a las
firmas del día siguiente, y Always High
(vaya nombrecito…) del segundo, con firma inmediata de Jorge Lewis. Tras esto,
me acerque a Fandogamia, donde puede hablar con Rubén Fernández sobre su Great Punk Dogs tras que Manuel Torres
me dedicase el sexto número de Andergraün.
Recordando que Pandapon Studio iba a dejar varios tomos de
su serie de tiras Otakus y Mazmorras en
Fandogamia, fui a pedirlo, pero aún estaban por llegar, igual que el segundo
sketchbook de Pedro Delgado en La Isla. Entre que llegaban ambos tomos a sus
respectivos destinos, decidí darle una oportunidad a Star Wars: Battle Pod, juego que tenía bastante cola para tratarse
de un viernes. La espera distaba de ser aburrida, pues me quedé embelesado viendo
entre tanto a la gente batallando al Dark
Souls III, juego en el que los monstruosos enemigos no daban tregua a los
jugadores que se decidían a probarlo. Una vez llegó mi turno, me metí en la cabina
del juego a la expectativa, con una amable y atento encargado explicándome cuales
eran los controles del juego nada más empezar. Tuve el placer de jugar la
segunda batalla de la Estrella de la Muerte (o lo que es lo mismo, la de El Retorno del Jedi) como piloto rebelde…
y fue una auténtica locura de lo emocionante que resultó, bien merecía la pena la
cola para acceder a la máquina de recreativa. Como una imagen vale más que mil
palabras, os dejo un tráiler del videojuego:
Finalmente, pude hacerme poco rato después tanto con Otakus y Mazmorras, con la suerte de que
Helena Bermejo y José Palacios me lo dedicaron, como con el segundo sketchbook
de Pedro Delgado. A destacar de este autor (además de ser el progenitor de La
Isla), que al enterarse de que ya tenía su primer libro de bocetos de otra
edición del Expocómic, me hizo un descuento en el segundo. Este tomo tenía un
total de 3 portadas alternativas según el gusto del consumidor, decidiéndose el
que esto escribe por la que contaba con Imperator Furiosa.
Marcaba el reloj las 18:00, y con los objetivos cumplidos
ese día en el Expocómic, me dirigí al Fnac de Callao para asistir a las
Jornadas Comiqueras que allí tenían lugar.
Este paralelo evento comiquero, llevado a cabo por Fnac
durante toda la semana al calor del Expocómic, organizó distintas actividades y
pudo traer a distintos autores a presentar y dedicar sus obras a los lectores. Como punto
positivo, el gran esfuerzo que realizaron por dar a conocer el mundo del noveno
arte. Como punto negativo, el despiste con algunos de los autores que tenían que firmar ese día, no
poniéndoles los organizadores una mesa con sus respectivos tomos con antelación o situándoles
apartados del resto autores en los límites de cada pasillo, con lo que era
difícil encontrar a algunos guionistas e ilustradores. Errar es humano, y más
con una cita que tiene a 60 autores invitados, y aunque no fue malintencionado ni uno
ni otro fallo (los encargados del Fnac destilaban simpatía y ganas de ayudar a
autores y aficionados), sí que conviene recordar estos graves fallos para perfeccionar futuros encuentros.
Llegó a mí este conocimiento de primera mano, y todo ello
buscando a Lolita Aldea, a la que se acabaría situando hacia el final de uno de
los pasillos del tercer piso, si bien en ningún momento le falto una sonrisa
para sus fans cuando estos iban localizándola. Caso similar fue el de Studio
Kôsen, en una posición más periférica aún si cabe que Aldea. Al menos, este
tipo de casos fueron los menos, y a la mayoría de autores se les podía encontrar
fácilmente, completando mi recorrido por el Fnac al toparme con la mesa de
David Rubín para que me dedicase la saga de Aurora West. Especial mención al
señor Peter, que a cambio de que yo le pidiera a Rubín que le dedicase sus
entradas del Expocómic (no en vano este autor había hecho el cartel del evento
de este año, quedando plasmado aquel en los boletos), me cedió su sitio en la
cola, por haberle surgido un compromiso. Comenté con el jovial autor (que nunca
para de dedicar y dibujar hasta que ya no le quedan seguidores allá donde va) lo
mucho que me había gustado su participación en la obra de Paul Pope, y
estuvimos comentando esta, y alguna que otra obra del mundillo. Por mi parte, y
con el triple objetivo del Fnac cumplido, me retiré bastante agotado al calor
del hogar. Lo bueno de la jornada es que había podido cumplir todos mis
objetivos, por lo que el sábado, el día más agotador, podría tomármelo con
relativa calma (crónica del sábado: http://caballerodecastilla.blogspot.com.es/2015/12/cronica-del-expocomic-2015-sabado.html).