Continuando con la narración de las actividades que
jalonaron el viernes 11 del Expocómic de Madrid (http://caballerodecastilla.blogspot.com.es/2015/12/cronica-del-expocomic-2015-viernes.html),
hoy toca seguir comentando lo que ofrecía el evento el sábado 12 de diciembre.
El sábado es por lo general el día
fuerte del Expcómic en lo referente a actividades y asistencia, como ya dejaban
entrever las colas para, primero comprar entrada, y luego, acceder al Pabellón
de Cristal. Frente a eventos anteriores como Expomanga o Japan Weekend, las
colas, a pesar de su buena longitud, iban moviéndose con fluidez. ¿La razón?
Seguramente, por el ya visto aforo limitado de otros encuentros comiqueros,
muchos temieron esperar en fila durante horas para nada, decidiendo no
arriesgarse y quedándose en casa. No obstante, los valientes que se la jugaron consiguieron acceder
tras una espera más o menos larga.
Ya una vez dentro, a eso de las 10:30, como aun quedaba hora
y media para la sesión de firmas de Víctor Santos en Aleta, me propuse dar otra
vuelta por la planta baja. Allí, entre otras cosas, se podía contemplar, además
de las exposiciones dedicadas a Star Wars, otras dos. Una de ellas era la
dedicada a David Rubín, el cartelista de esta edición, con distintas páginas de su trayectoria. La otra exposición era la dedicada al nuevo Corto
Maltés, de Rubén Pellejero y Juan Díaz Canales, contando con distintas páginas
a lápiz, tinta y acuarela.
Recordando de otros años que Víctor Santos tiene (y con
razón) buen número de seguidores, me decidí por empezar a hacer cola a las
11:00 en Aleta Ediciones, en espera de la llegada a las 12:00 del artista. Si bien la espera
era de una hora teórica, esta se hizo más amena al irme encontrando allí donde
me posicioné a distintos conocidos que iban y venían: a los autores Miguel
Gómez-Cabrero y Aitor I. Eraña, al editor de Aleta Joseba Básalo o al articulista
Txema SG de todoocio3d, por citar algunos, así como a Guillermo Flascinder,
editor de Grafito Editorial con el que me encontré conversando por vez primera.
Algo más de lo esperado tardó en llegar Santos a Aleta, motivándose su retraso
por la larga cola que ya tenía en Norma Editorial, y cuyo último integrante
tuvo que trasladar consigo hasta Aleta. Tras disculparse por la espera, se
puso manos a la obra, dedicándome Furious
y el primer número de Young Ronins
entre que me comentaba algunos detalles sobre la creación del tebeo
protagonizado por La Señal/Furia y con una buena habilidad para el marketing me
tentaba con otra obra suya, Black Market.
Ya con las primeras dedicatorias del sábado en mi poder, me
dirigí a Dolmen a eso de las 12:45 en vistas a que Enrique Vegas me dedicase su
última obra. Estaba temiéndome una larga fila por ir su sesión a empezar en
apenas quince minutos, cuando me informó uno de los dependientes que yo era el
primero. La suerte aquí se puso de mi parte, porque en menos de 5 minutos ya
empezó a situarse gente a mi retaguardia, siendo esta columna de unas cinco
personas una vez llegó Vegas, firmando este dibujante mi ejemplar de Dulces Sueños.
Tras esto y siendo ya las 13:20, me dirigí raudo al
escenario principal, donde la sesión de firmas organizada por la propia AEAC
estaba teniendo lugar, con la mira puesta en Brian Azzarello. Estas sesiones
tienen la particularidad de ir por número, habiendo que madrugar para
obtenerlos. No obstante, dado que Azzarello es guionista y no ilustrador, su
cola avanzaba con la rapidez que implica no tener que dibujar y solamente
firmar. Esto se traduce en que, cuando llegué hasta el escenario principal, únicamente tenía una persona delante. Cuando al poco rato fue mi turno, le conseguí
comentar en mi tosco inglés, mientras me dedicaba Batman: El caballero de la venganza, lo sorprendente que me había
parecido este comic, así como sobre lo aterrador que me había resultado su Joker, obra que también tuve oportunidad
de leer, comentarios a los que él respondía, entre risas, con sendos “Thank you!”.
Poco antes de irme a comer, tuve ocasión de pasarme por
Ediciones Imagion, aprovechando para que Toni Fernández me dedicase El Acertijo, al tiempo que encargaba
cierto dibujo a Luis Rodrigo Duque.
Ya debiendo de ser cerca de las 14:00, regrese a mi casa a
comer. El lado bueno fue que pude descargar los tomos que ya habían sido
rubricados, y coger los que todavía no lo habían sido, habiéndolos dividido así
para no tener que cargar en exceso. El lado malo es que por ello me perdí la
charla de NEUH (No Es Un Hobby), coloquio que me apetecía bastante oír.
Vuelto ya de comer, llegué de nuevo al Expocómic a las
17:10, personándome de nuevo ante el stand de Imagion para que Kaoru Okino me
dedicase el tercer tomo de Ugnis. A
destacar el cariño hacia los fans de esta artista, pues Okino, viendo que ya
tenía gente preguntando por ella antes
de que empezase su sesión de firmas a las 17:30, ya estaba dedicando
tomos cuando yo llegué, motivo por el que me puse a hacer cola. Llegaría mi turno sobre
las 18:10, tras haber leído durante la espera el capítulo exclusivo del tercer
tomo de su webcomic y tras haber departido con los otros integrantes de la
fila, entre ellos, un chico de Canarias que venía por primera vez al Expocómic
para conocer a Kaoru Okino tras mucho leerla en Subcultura, detalle que como es
obvio ilusionó a la autora.
Acto seguido, me dirigí hacia No Land Comics. Haciendo un
breve ejercicio de analepsis: por la mañana me decidí a empezar dos nuevas
sagas de la editorial: Firewind y 2 Noobs, and 1000 Gold, ya los autores
de ambas, Marcel Pérez y Aitor I. Eraña, estarían dedicando ejemplares durante el
evento. Especial mención a que, acordándose de los dos tebeos que compré el día
anterior, sumados a los tres nuevos, Pedro R. M. Andreo y Xabi Gaztelua me
hicieron un descuento equivalente a un tomo gratis, excelente detalle de No Lands. No obstante, frente a una feria donde había tenido
bastante buena suerte, aquí la fortuna no me fue propicia: Electrocereal me
comunicó que se acaban de marchar ambos autores.
Pero no había tiempo para
desfallecer: había que continuar con la agenda. Y precisamente por eso, más o
menos a las 18: 30, me dirigí hasta Dibbuks, ya que allí estaba dedicando Tony
Sandoval, el cual, a pesar de estar muy afónico, siempre regalaba una sonrisa a los
aficionados.
Una vez tuve La
serpiente de agua dedicada, y tras desearle a su autor una rápida
recuperación de la garganta, me dirigí hacia Norma Editorial por primera vez en
lo que iba de feria, ya que allí dedicaría en breve Raúl Arnáiz y el quinto
número de Leyendas de Parva Terra era
el único que no tenía con dibujo de los cinco que tiene la colección. Mientras
esperaba en cola a que llegase, la Providencia me hizo un regalo: vi a Marcel
Pérez pasar a mi lado, siéndome posible reconocerle gracias a conocerle de
otros eventos donde me dedicó varios tomos de Pandora Box y Final Fanzine.
Tras explicarle a este que no había podido llegar a tiempo a su sesión de
firmas, no dudó en sacar su pluma y dedicarme Firewind, no limitándose a
firmar, sino incluso haciéndome un boceto, hecho que habla muy a favor del
dibujante. Al poco de despedirnos, me llegaría mi turno en la fila para Raúl
Arnáiz, al que felicite por haber sacado segunda edición del segundo tomo de
Parva Terra, y acabar de agotar la primera, y entre que me dedicaba un dibujo,
estuvimos hablando de la saga de marras y de Wakfu.
No puedo acabar la crónica sin mencionar el gran nivel del
cosplay del evento, con los aficionados recreando los atuendos de sus
personajes favoritos con gran maestría, habiendo, además de una importante
representación de Star Wars, disfraces de numerosos comics y videojuegos.
Particular ilusión me hizo ver a una chica con cosplay de Zombierella,
comunicándole nada más verla que estaba en el edificio Lolita Aldea, la
creadora del personaje, indicándole a continuación donde estaba la dibujante,
para alegría de ambas partes implicadas.
Si bien ya pensaba que nada me faltaba por hacer en la
feria, al pasar por delante del stand de la AEAC, aunque al principio no
conseguía identificarle, acabe por reconocer al señor Tresáncoras, aprovechando
el encuentro para adquirir su nueva obra, El
cocinero samurái.
Y ese fue mi paso por la edición de 2015 del Expocomic
madrileño. Próximamente, mis conclusiones.
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