Al igual que sus predecesores, este volumen contiene dos
capítulos bien diferenciados. El primero es La
dinastía de los elfos negros, pieza que cuenta con Hadrien al guión y con
Ma Yi a los lápices. Aquí seguimos los pasos de Gaw´er, un elfo azul que a una
edad muy temprana es captado por los elfos negros para convertirse en uno de
ellos, destino que le llevará hasta la ciudadela de Slurce, bastión donde
aprenderá las artes del asesinato.
Los elfos negros ya sonarán a los lectores de esta saga como
gente peligrosa a la que es mejor no acercarse, tal y como se podía ver con Ulronn
en El cristal de los elfos azules o
con los sicarios de El honor de los elfos
silvanos. Y lo bueno de este episodio es que ya tenía en estos otros dos
esbozos un adelanto de las características de estos mutantes, es decir, no
solamente el funesto oficio al que se dedican, sino la aleatoria (y hasta
cruel) manera en la que surgen. Así, para empezar, este número ayuda a cimentar
más la saga de Elfos. Pero como
historia individual es, además, francamente entretenida. Así, además de ser
interesantes los entrenamientos y cribas que se van haciendo en el espartano
mundo de los elfos negros, también resalta la manera en que va cambiando la
forma de ser de Gaw´er, cada vez menos impulsivo e inocente y más astuto y
cruel a medida que van pasando las páginas de la obra, algo más que necesario
para sobrevivir en el ambiente que le ha tocado madurar. Y hablando de esto
último, vale la pena remarcar lo determinista que es este tebeo, no solo por el
hecho de que todo aquel niño con el gen del elfo negro acabará por convertirse
en un ser malvado, sino por otro hecho que es mejor no mencionar aquí para no
destripar una importante sorpresa de la trama.
Respecto al dibujo, Ma Yi logra diferenciar muy bien el
ambiente de atmósferas totalmente distintas. Basta para ello con ver como son
las viñetas de la vida ordinaria de un elfo azul, entre navegar, faenar y
comerciar en sus ambientes marineros y brillantes, en comparación con las
oscuras y amenazantes estampas de Slurce, con sus negras y retorcidas murallas.
Igual que los escenarios, los combates, la expresividad y los diseños de los
personajes están muy logrados, consiguiendo así crear figuras como el maestro
Varh´in, temible, atlético y elegante al mismo tiempo que destila sabiduría con
su gesto y porte. Además, hay que resaltar ciertos detalles, como el hecho de que
se aprecia muy bien cómo va creciendo poco a poco el protagonista con los años
según se avanza la lectura o que la pigmentación del elfo negro no es
inmediata, sino progresiva.
Por otra parte, tenemos La
misión de los elfos azules, historieta cuyo guión corresponde a Jean-Luc
Istin (https://www.facebook.com/jeanluc.istin)
y el apartado gráfico a Kyko Duarte (https://www.facebook.com/kyko.duarte).
Aquí, por otra parte, se siguen, igual que en el primer volumen, las andanzas
de Lanawyn y Turin, los cuales han recibido de Aamnon una importante misión:
acudir a la ciudad Aspen y descubrir que está provocando una grave mortandad
entre sus habitantes.
Al buen dúo que suponen Lanawyn y Turin, personajes que
iniciaron la presente saga, se unen otros nuevos para dar buen fin a su
periplo: cazadores, marinos, guardianes e incluso otro viejo conocido como
Nerrom, el orco nigromante, lo cual hace del grupo de salvamento uno bastante
variopinto y que da pie a situaciones cotidianas de lo más diversas: pullas,
romances, intercambios de pareceres más o menos amistosos… Si a un servidor ya
le gustó que los elfos azules no mirasen a la humanidad con desdén y tuvieran
bastante trato con ella, aquí gusta más si cabe ver a estos como seres todavía
más terrenales: fallan, tropiezan, sienten miedo… Y hablando de miedo, he aquí
otro importante dato: la obra, que parece que va a moverse por terrenos
parecidos al anterior capítulo, acaba vagando por la senda del terror también,
y de forma bastante cruda, demostrando que Istin puede desenvolverse con
soltura en muy distintos géneros. Los hechos de El cristal de los elfos azules no caen en saco roto y afectarán a
Lanawyn en varios aspectos, para lo bueno y para lo malo, con interesantes
perspectivas de cara al futuro.
Respecto al dibujo, Kyko Duarte sigue en la misma buena
línea del anterior tomo, aunque al igual que su guionista, sabe pasar de la
épica y la investigación a lo tenebroso, tanto a lo que amenazantes espacios se
refiere, sean estos helados llanos o ciudades sombrías, como con los
personajes, con estampas bastante siniestras.
En conclusión, si os gusto el primer tomo de Elfos, no dudéis en haceros con el tercero.
Podéis adquirir este tebeo de 112 páginas de manos de Yermo Ediciones por un
precio de 25€.
Por último, las dedicatorias que me hicieron los amables
Kyko Duarte y Jean-Luc Istin durante la Jornadas Comiqueras del Fnac de Callao
de 2017. ¡Gracias de nuevo!