En la reseña de hoy toca hablar de Contrapaso, el tebeo de Teresa Valero (https://www.facebook.com/teresa.valero.16).
En el año de 1956, en la España de la Posguerra, los
periodistas de sucesos tenían numerosos problemas para sacar la verdad a la luz
debido a la censura, sobre todo ante casos de homicidio. Uno de estos sufridos
periodistas del La Capital no es otro que Emilio Sanz, camisa vieja falangista que,
junto con la ayuda del recién llegado Léon Lenoir, pondrá todo su empeño en
descubrir que hay detrás de un aparente suicidio, siguiendo un rastro que
apunta muy alto…
Sin rodeos: ¿Otra obra sobre el Franquismo? Sí. ¿Es una obra
que valga la pena tener en las estanterías? Desde luego. No en vano, el trabajo
de años que Teresa Valero ha dedicado al presente volumen se nota muchísimo en
el resultado final: Contrapaso es una magistral combinación de género
negro, costumbrismo, thriller, romance y denuncia social, logrando su autora un
más que buen equilibrio entre todos los elementos que dan lugar a esta
miscelánea. Por parte del género negro, la investigación que llevan los
periodistas, además de jugar con la relación entre veterano y bisoño, nos lleva
al siniestro mundo de los asesinatos en serie y al de los crímenes pasionales
con todo lo siniestro que a esto va aparejado. Más animado, por otra parte,
resulta lo costumbrista, con el día a día de los madrileños en ambientes
familiares, laborales, festivos, médicos, policíacos, de clases bajas, medias,
altas… haciendo todo lo anterior muy cercano al lector. El suspense de la obra
también está muy bien traído, con muchos hilos de los que tirar en un principio
y que, poco a poco, van coincidiendo en una madeja común hasta convertir el
rompecabezas del crimen inicial en una imagen completa y con sentido. La parte
romántica entre Léon y Paloma quizás es el pilar menos cimentado y se hace un
tanto aburrido, quizás por recordar demasiado a lo ya visto en Curiosity
Shop. La denuncia social, por otra parte, está mucho mejor llevada, y no
solo por la ya citada censura en los medios de prensa, sino también elementos
como la represión hacia los vencidos en la Guerra Civil o incluso la
profanación de los ideales de la Falange original.
Al hablar de los personajes, hay que señalar, por una parte, al dúo protagónico y, por otra, al desfile de secundarios que los
complementa. Los dos protagonistas funcionan muy bien como opuestos: Emilio es
el serio, curtido y el desengañado, mientras que Léon es más informal,
inexperto y romántico en el sentido decimonónico, aunque ambos coinciden en su
celo profesional y búsqueda por la verdad, complementándose además en un par de
aspectos más. La portada del presente tomo, si bien muy bonita en los diseños, no
obstante, lleva a engaño: Paloma Ríos no es un personaje principal, sino
secundario en toda la investigación que llevan a cabo los periodistas, si bien
es cierto que es ella la que los acabará guiando a su resolución. Y es que,
igual que Ríos, hay más que buenos secundarios a lo largo de las viñetas de la
obra: la espabilada Charo, forense en ciernes; la cercana Domi, entrañable criada;
el superdotado Luis, estudiante entre dos mundos; la chispeante Magda,
redactora y femme fatale; el sufrido Casado, adusto agente de policía… Todos ellos
dan lugar a un más que buen reparto coral que contribuye a hacer avanzar la
trama y a mostrarla como un organismo vivo y realista, con acciones, sucesos y
vidas más allá de los protagonistas.
Respecto al dibujo, es obligatorio señalar, en primerísimo
lugar, la impresionante labor de documentación llevada a cabo por Teresa Valero:
vestido, uniformes, edificios (como el inefable café Fuyma), peinados,
instrumental de los diferentes oficios… todo ello para dar lugar a un pasado no
demasiado lejano; y este, pese a no estar más allá de 65 años de nosotros, tiene una
elegancia y maneras como de otra época, muy bien trasladadas estas al tebeo. Los
diseños de los personajes dicen mucho de la personalidad de estos: Léon siendo
una suerte de remedo de Clark Gable más apolíneo; Emilio con sus bigotes y
semblante de búho, a un mismo tiempo severo y sabio; Jadraque con una postura y
una mirada a medio camino de lo felino y lo ofidio; el lenguaje corporal de
Victoria, María y Peky, dando pistas este sobre las distintas personalidades
de las hermanas… No faltan, por otra parte, detalles aquí y allá que hacen la
experiencia visual todavía más atractiva: las fotos de Léon y Paloma de niños,
destacando en estas el brillante pelo rojo de la segunda y las miraditas que se
echan; los antiguos tebeos y anuncios dirigidos al público femenino español…
Todo ello redunda en un espectáculo visual muy gozoso para la vista, sin duda
redondeado por los bellísimos colores con los que la autora ha engalanado las
páginas del tebeo.
En conclusión, si os interesa una lectura que combine
crímenes complicados resolver con una buena ambientación histórica y variedad
de personajes tan interesantes como distintos, dadle una oportunidad a
Contrapaso. Podéis haceros con este comic por un precio de 25€, incluyendo
entre sus 152 páginas algunos extras, como el proceso de creación de la
historieta y un prólogo de Elvira Lindo.
Por último, la dedicatoria que me hizo en el tomo en marzo la amable Teresa Valero gracias a la intervención de la librería Viñetas Comic. ¡Gracias de nuevo a todos los implicados!