Existe una vieja leyenda sobre La Maldición. Según esta, las
mujeres que la padecen pasan a ver convertido su dedo índice en una varita
mágica, obteniendo grandes poderes en el proceso, pero a un gran precio: una
progresiva locura y degeneración. Lo malo es que La Maldición no es una
leyenda, tal y como Rino y Xental han podido descubrir en las carnes de la
madre del primero y la hermana de la segunda. ¿Podrán salvarlas de la
corrupción o caerán como otras tantas víctimas de La Maldición?
¿Sabéis de esas historias en las que los protagonistas
obtienen poderes mágicos y empiezan a usarlos para mil y un prodigios? Pues Crepanquine
no es una de ellas. Así, la magia que se sucede en sus páginas muchas veces se
sucede sin control y de manera tan demencial como perturbadora, tanto para los
personajes como para los lectores. Esa sensación de incertidumbre y
extrañamiento está muy bien llevada, pues hasta cosa así de la mitad del tebeo
no tenemos una aproximación verdaderamente real a lo que está pasando, e
incluso todavía están por llegar sorpresas de las que dejan ojiplático. Y en
todo este proceso, los personajes son de gran ayuda para la narración. Para
empezar, con Rino y Xental es muy fácil de empatizar, por el deseo de ayudar a
sus seres queridos, junto a su punto de partida en la historieta, al
prácticamente no saber nada de La Maldición, igual que el lector. Las víctimas
de La Maldición (directas e indirectas) logran transmitir más que bien sensación
de impotencia y de haberse metido en algo mucho más grandes que ellas mismas. Las
brujas que han obtenido los poderes de la misma son otro aliciente de la trama,
pues no hay dos iguales en lo psicológico y en lo referente a capacidades
mágicas. Todo lo anterior contribuye a crear una buena historia de fantasía y
suspense con toques de terror bastante potentes.
Respecto al dibujo, Caro Waro sigue dibujando unos
personajes tan expresivos como vivos, tal y como ya se ha visto alguna vez en
este blog. Lo más particular de este tebeo tiene que ver precisamente con La
Maldición, ya que las mujeres convertidas en brujas ven su poder mágico
reflejado en su dedo índice, el cual se convierte en una varita como motivos
vegetales y/o fúngicos, de tal manera que parece que les está creciendo una
planta a lo largo de la mano… y no hay dos iguales, con diseños bastante
atractivos de por medio. La magia que se hace con estas varitas contribuye a
reforzar el terror visual de la obra, puesto que sus hechizos dejan una miasma
muy inquietante a su alrededor, tal y como se puede presenciar en el comedor la
casa de Rino, el concierto de Emxa o la mansión de Evangeline. El acabado del
tebeo es muy curioso en lo visual, puesto que los escenarios están coloreados
con acuarela, mientras que los personajes lo están por medios digitales, con un
contraste destacado pero armónico entre ambas partes.
En conclusión, si os gusta el terror, la fantasía y el
misterio, dadle una oportunidad a Crepanquine. Podéis haceros con esta
obra de manos de Spaceman Project por un precio de 28€, incluyendo entre sus
178 páginas, además de la obra en sí misma, una serie de bocetos muy metaliterarios
y una historia corta que aclara de manera importante un punto bastante turbio
de la trama.
Dejo también por aquí, además, la dedicatoria que me hizo en
el tomo la amable Caro Waro durante el Salón del Cómic de Valencia de 2020.
¡Gracias de nuevo!
Por último, solo queda mencionar una cosa más: el segundo
tomo de Crepanquine está actualmente en proceso de micromecenazgo. Si os
interesa, echarle un vistazo para haceros de una vez con los tomos primero y
segundo pinchado en el siguiente enlace: