En la reseña de hoy voy a hablar sobre la primera parte de
la saga literaria Lirio de Sangre: Odisea, obra de la escritora Aixa “Cirkadia”
Vizuete (http://operacionliriodesangre.blogspot.com.es/).
Casandra Montenegro está harta de su anodina vida: su
familia le desagrada y todos sus vecinos le asquean, siempre teniendo que llevar
una máscara para que no vean los demás como es realmente. Solo sumergirse en la
lectura y la música sacan del hastío a la joven… hasta que una noche todo
cambia en su vida. Una desconocida hace que Casandra pase La Frontera, llegando
a un mundo donde todas las personas poseen algún poder mágico. Pero ella ha sido llevada allí por error, dado que no manifiesta ningún tipo de
capacidad mágica. No obstante, A. Azogue, encargada de los asuntos de
transfronterizos, la acaba involucrando en una misión: debe ir hasta el
territorio de los vanias, recoger unas reliquias gracias a que su falta de
magia la hará indetectable ante estas y devolvérselas a Azogue. Para ello
contará con la ayuda de una escolta, formada por gente a todas luces
inapropiada según Casandra: un alcohólico, una pija, un donjuán y un inútil… No
obstante, la joven necesitará toda la ayuda posible, ya que el viaje, sencillo
a primeras luces, se va a acabar convirtiendo en una peligrosa odisea.
Así empieza Lirio de Sangre, oscura novela de fantasía. ¿Por
qué es oscura? Indudablemente pasan sucesos siniestros a lo largo de la trama,
pero hay un hecho más relevante para darle este adjetivo: la personalidad de
Casandra. La protagonista es una gran creación por parte de la autora, debiendo
esta hacerse pasar siempre por una “niña buena”, ocultando tras esa fachada una
personalidad maliciosa, acomplejada y perturbada. Maliciosa por los
pensamientos malintencionados que tiene, susurrados en su cabeza por su
diablillo interior. Respecto a lo de acomplejada, hay una escena al principio
de la novela que define muy bien esto, al estar escuchando Casandra Estrella Fugaz de Mägo de Oz,
concretamente la parte de: Nunca he
conseguido amar/ Pues no me quiero ni yo, no creyendo ella en la amistad y
mucho menos en el amor. No duda en ponerse en peligro es pos de adrenalina,
y no por deber o por una causa en la que crea.
Respecto a lo de perturbada, hay un momento clave para esta
característica: sin entrar en detalles (para no estropearle la lectura a ningún
posible lector), esta joven llega a tener en un momento dado un revólver entre
sus manos, poniéndole a los miembros de su escolta los pelos de punta la
sonrisa que se le pone en el rostro al empuñarlo. Por todo esto, se puede
apreciar una gran labor a la hora de crear a Casandra, no solo no cayendo en
tópicos, sino además creando una heroína que perfectamente podría valer para
villana.
Pero Casandra no es el único personaje reseñable de la obra,
ya que hay unos cuantos más bastantes memorables. El mensaje más claro de la novela es que no hay que fiarse de las apariencias, pues cualquiera puede hacerse pasar por alguien que no es, ya sea por diversión o por interés. Quizás el mejor ejemplo de esto último se puede ver en cada miembro de la escolta de la protagonista, no queriendo ninguno que los otros averigüen la verdad sobre quien es realmente. Cada uno de los escoltas es por si mismo bastante interesante, y lo es aún más cuando tiene que convivir con sus compañeros. Esto añade más personajes desarrollados al reparto coral; además, su verdadera naturaleza, al ser revelada al lector, le dejará sorprendido y le obligará a mirarlos con nuevos ojos.
Consigue crear la escritora un mundo muy interesante tras la
Frontera, parecido al nuestro en lo que a moda y a costumbres se refiere, pero
también con diferencias importantes, no solo por la magia que posee cada
individuo, sino también por el sentido ecológico de la mayoría de ellos, no
queriendo saber nada de máquinas contaminantes. Cabe destacar lo bien reflejada
que queda la comodidad de las estancias del grupo protagonista en posadas y
hoteles, transmitiendo de maravilla el confort del descanso. También se
transmiten bastante vívidamente otras sensaciones más oscuras, como pueden ser
la desesperación, la agonía o el terror, no faltando ocasiones en un mundo que
puede ser tan fantástico como peligroso. Respecto a esto último, un servidor se queda con el momento en que Casandra, en medio de un monte, ve una cueva y cae en la tentación de bajar por ella... una escena genialmente construida.
Por último, la firma que me dedicó en el libro una jovial Aixa Vizuete en el Expomanga 2014 de Madrid, lugar en el que me hice con la novela aprovechando que coincidíamos ambos en el espacio y en el tiempo. ¡Gracias de nuevo!
Jujuju, acá lo importante es saber que son las "reliquias" por qué las quiere A. Azogue...y si la protagonista se las va a dar una vez obtenidas XD. Ojo que un alcohólico es de mucha ayuda: ¿y si hay que pasar un río hecho de alcohol? ;)
ResponderEliminar¡Ja, ja, ja, ja, ja!
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