miércoles, 3 de diciembre de 2014

Curiosity Shop, de Teresa Valero y Montse Martín – Tomo 3

En la reseña voy a hablar sobre la tercera y última parte de la trilogía de Curiosity Shop: 1915 - La moratoria, teniendo este comic por guionista a Teresa Valero (http://teresavalero-perpetuummobile.blogspot.com.es/) y por dibujante a Montse Martín (https://www.facebook.com/montserrat.martinjuarez). Si no habéis leído los tomos primero o segundo, en vez de continuar con esta reseña, id a las que os dejo a continuación, a fin de no desvelar datos de la trama:




Max y Luna han conseguido escapar de Valsapena y Zarco… pero solo de momento, ya que el italiano y el checo se preparan para seguirlas y recuperar los tesoros visigóticos. Pero estos tesoros pueden verse ensombrecidos por una reliquia aún más antigua y valiosa: la Mesa de Salomón, el artefacto sagrado que además de conceder el conocimiento sobre pasado, presente y futuro, permite hablar con Dios. Pero, ¿la Mesa existe o es solo un mito? Sea como fuere, ambos bandos enfrentados están dispuestos a hacerse con ella a costa del otro.

Con este tomo concluye la saga de Curiosity Shop, dejando el sabor amargo de las despedidas en el paladar de los lectores, por no volver a saber de las andanzas de los grandes personajes que pululan por entre las páginas de este tebeo. Y no es una exageración, ya que da bastante lástima no saber que va a ser de personajes tan interesantes como Max Prado, la cual ha ido madurando desde el primer tomo, ya no siendo más una niña, sabiendo desenvolverse por el mundo y siendo cada vez más adulta y pícara, como prueba la sensacional jugada del narcótico en este volumen; también es muy importante el retrato final de Valsapena, el villano recurrente de la saga, desapareciendo definitivamente en este tercer número todo el glamour de la vida mafiosa que le impregnaba, quedando ya retratado tal y como es. Luna y Zarco también tienen un más que buen desarrollo a lo largo de la conclusión de la saga, dejando en concreto el segundo una ventana a la esperanza y a la aventura al mismo tiempo (brutal el dialogo final que tiene el checo con Valsapena), mientras que la primera abre una puerta  nueva dentro de Curiosity Shop: la de lo sobrenatural; esto, que en un principio había dejado un poco descolocado a un servidor por ser hasta ese momento la obra realista por su verosimilitud, hay que reconocer que tampoco queda precisamente mal, más bien al contrario, sobre todo si deja a los lectores una splash page tan jugosa como las de las páginas 36-37, la cual da para tema de conversación aparte. Tampoco puede olvidarse que ya se descubre quien era La Sirena, resolviendo Teresa Valero también muy acertadamente este punto, dando otra gran sorpresa a los seguidores de la saga.

Pero, por si fuera poco, Curiosity Shop no solo se nutre de grandes personajes. También sigue contando la Historia: costumbrismo español de los primeros años del siglo XX, conviviendo tecnología y tradición, como con la divertida escena del coche y el burro, así como nuevas pinceladas de la Primera Guerra Mundial en el entorno español, ya sea con parroquianos comentando la traición de Italia a Austro-Hungría al pasarse la primera al bando de los Aliados, o con Valle-Inclán viajando hasta las trincheras francesas como corresponsal de guerra para El Imparcial. Tampoco puede faltar en este retrato la religiosidad española, con la interesante subtrama de Los Doce Apóstoles, o con el recuerdo de los sefardíes, que guardan todavía las llaves de sus casas esperando volver algún día (siendo este precisamente el símbolo de la saga). No falta tampoco la intrahistoria, enseñando como se ganaba la gente la vida en 1915: arrieros, médicos, hosteleros, así como el envilecido submundo criminal, con lugares tan sórdidos como los fumaderos de opio.


Respecto al dibujo, Montse Martín (conjunto a Gabor en el coloreado) refleja muy bien lo ya comentado del guión, en lo que respecta a escenas tranquilas y cotidianas, como con lo que sucede en el vagón de un tren durante los viajes o con las estancias en hoteles, así como con las escenas llenas de acción, no faltando persecuciones y enfrentamientos a puñetazos. Mención especial a la genial plasmación de la España de la época, con localizaciones como el recurrente Café del Gato en Madrid, o de nuevo cuño en el tebeo, como con Arjona y Granada, con una espectacular Alhambra, así como con el vestuario de los personajes, que retrotrae a épocas pasadas, tanto en lo que a paisanos como a médicos y sacerdotes se refiere. De los personajes se puede decir que sus gestos reflejan muy bien su personalidad, ya sea con candidez por parte de Max o vileza por parte de Valsapena.    


En conclusión, que si os gustaron los dos tomos anteriores de Curiosity Shop no dudéis en haceros con este también. Hay que agradecer a la editorial Dibbuks que rescatara el final de la serie, ya que tras el descalabro de EDT, bien podríamos los españoles no haberla visto concluir; así, se puede adquirir el comic por un precio de 14€, conteniendo este un total de 48 páginas.

Por último, las dedicatorias que me hicieron en el tomo Teresa Valero y Montse Martín, respectivamente, de abajo a arriba, durante la Feria del Libro de Madrid de 2014. ¡Gracias de nuevo a ambas por vuestra simpatía! (nota: Montse Martín también me hizo un dibujo, pero este de momento no debe ver la luz… no, al menos, hasta que llegue el momento preciso).

2 comentarios:

  1. Qué ganas de tener la saga completa. Números atrás la revista habló de la primer obra, ya el dibujo asomaba fuerte y el guión prometía...ahora tu dices que incluso se supera...jkfndjfngl (baba en el teclado) ;) Muchas gracias por reseñar esto, genio!!!

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