En la reseña de hoy toca hablar sobre el primer tomo de la saga Procyon, tebeo de Ricardo Machuca (http://comicprocyon.blogspot.com.es/)
que lleva el título de “El asesino que vino del espacio”.
En un crucero vacacional del planeta Tritón 9 se halla un
terrorista preparado para cerrar un negocio armamentístico. Para detenerle, la
Policía Federal ha infiltrado a la agente 22222 en el barco de recreo, teniendo esta
la desventaja de no saber el aspecto del criminal que busca. Si la operación ya
empieza mal para la agente de la ley por esto, pronto empeorará más, ya que las
malas comunicaciones no le dejan contactar con sus mandos y en el buque también
viajan otros forajidos peligrosos.
Ricardo Machuca ha sabido aunar muy bien en esta obra el
género policíaco con la ciencia-ficción. Así, no solo verá el lector como una simple misión de identificación acaba por convertirse en una
mucho más intrincada, sino que observará todo esto dentro de un marco futurista
muy atractivo. El autor va dando pinceladas aquí y allá para dar forma a su
universo de ciencia ficción, no aportando todos los datos de golpe en el primer
tomo, sino solamente unos pocos, de forma que se pueden ir asimilando de forma
sencilla. Ejemplo de esto se puede ver en el caso de los neohumanos, personas
que combinaron su estructura genética con la de distintos animales para
sobrevivir a entornos planetarios hostiles: se introduce el dato de forma
simple y clara mediante una conversación, de tal forma que cuando se les ve a
lo largo de las páginas, su presencia, aunque exótica, no produce
extrañamiento. Y lo que es mejor: se aprenden algunos datos de astronomía, tal
y como sobre la constelación de Canis Minor, por estar aquellos insertados en la trama.
Volviendo a la materia policíaca, el tebeo tiene el acierto
de jugar con el lector, ya que al principio no se sabe ni quién es el
terrorista ni quién es la policía de paisano, de tal forma que durante buena
parte de la lectura se estarán haciendo cábalas sobre la identidad de ambos. Estos,
además, se cruzarán con otros personajes entre los que destaca el enigmático
Procyon (que no en vano da nombre a la saga), de tal manera que el misterio y
la acción aumentan a raudales según se van pasando las páginas. Todos estos
individuos forman un conjunto muy variado que hará las delicias del lector con
sus distintas aportaciones a la trama, conviniendo una segunda lectura del tomo
para repasar ciertos comentarios y acciones que en un principio pasan
desapercibidas pero luego demuestran ser muy significativas. También es importante,
además de la intriga ya comentada, la parte
humorística del comic, con chistes y gags que recuerdan mucho a los clásicos del
humor de Bruguera, con chascarrillos muy castizos y cargados de ironía, tal y
como se puede ver a través de los distintos pasajeros del barco, sean estos piezas
claves de la trama o meros secundarios.
Respecto al dibujo, Ricardo Machuca posee un estilo
aparentemente sencillo, pero capaz de conferir gran elegancia y simpatía a las
páginas del tebeo con apenas unos trazos. Así, el artista transmite a sus personajes gran
personalidad por sus expresiones faciales y corporales, con grandes escenas de
acción cuando hay peleas. Los escenarios son muy
exóticos, ya representen las cabinas de avanzadas naves del futuro o los
lujosos camarotes y animadas fiestas del San
Borondón, isla-navío de la obra, gozando también Machuca de especial habilidad a
la hora de dibujar follaje y vegetación tropical.
En conclusión, si os gustan las historias policíacas y de
ciencia-ficción, así como las de mucho humor e intriga, debéis darle una
oportunidad a la saga Procyon. Podéis haceros con su primer número de manos de
la editorial Dibbuks por un precio de 16€, incluyendo entre sus 124 páginas
extras con más aportes sobre el mundo creado por el autor.
Por último, la dedicatoria que me hizo en el tomo Ricardo
Machuca durante su sesión de firmas en el Expocómic de Madrid de 2015. ¡Gracias
de nuevo por tu simpatía!
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