En la reseña de hoy toca hablar de Wicca. Las hijas del bosque, tebeo que cuenta al guión con Antonio Sachs (https://twitter.com/sachsantonio) y al dibujo con Pablo M. Collar (https://twitter.com/PabloMCollar).
En la época actual sigue habiendo brujas, pasando estas lo
más inadvertidamente que pueden entre el resto de la humanidad para evitarse
problemas. Sin embargo, el retorno de
Shae, una hechicera del siglo XVII que acabó con todo su aquelarre, amenaza con
poner el mundo de las brujas del XXI en serias dificultades. Es por ello que
Amelia, una de estas últimas, desde Oxford, comenzará a reunir a aliadas con
las que enfrentar a la cainita.
Historias como Embrujadas o Harry Potter han
sabido trasladarnos muy bien la coexistencia paralela de una realidad mundana y
otra mágica, con la segunda debiendo pasar inadvertida a la primera. Por este
derrotero también tira Wicca. Las hijas del bosque, con unas brujas
coetáneas a nosotros que evitan llamar la atención, ya no
para huir de la horca o la pira, sino de destinos incluso peores. Con
este telón de fondo tan sombrío, cuatro brujas van a protagonizar las viñetas:
para empezar, tenemos a Amelia, la más estratega (y manipuladora) del cuarteto,
así como la más misteriosa y menos sedentaria; luego tenemos a Nori, joven que
acaba de salir de un trance bastante traumático y que se está descubriendo así
misma y a sus poderes (todo lo que hace de ella un personaje ideal para que el
lector se identifique con ella y su punto de vista, descubriendo los misterios
de la obra a la par que ella); Malori, adicta, temeraria y presa fácil de la
ira; y Florence, quizás la más humana, hogareña y confiable de todo el grupo. Por
otra parte, los distintos clanes de brujas de la geografía británica están
bastante bien presentados, pues con unas pocas pinceladas y comentarios ya se
forma en nuestra imaginación una buena imagen sobre ellos. Yendo a cosas
mejorables, para empezar, tenemos a la antagonista de la trama, Shae: todo lo
que hay tras ella podía haber dado mucho más de sí, tanto en lo referente a sus
planes y motivaciones como a los vampiros irlandeses, los personajes más
desdibujados de todo el volumen. También hubiera sido interesante ver más del
día a día de las brujas modernas, espinita clavada que queda en el presente
tomo por su número limitado de páginas. No obstante, no sería raro
desarrollarse estos dos elementos si hubiera una más que lógica y apetecible
segunda parte.
Respecto al dibujo, Pablo M. Collar lleva al papel a unos personajes estilizados y agradables a la vista, pero sobre todo, con estilo: lo mismo vemos a brujas con ropa ponible o de calle que vestidas a lo hippy o a lo punk. Lo mismo puede decirse de los peinados, lo mismo recatados que melenudos o incluso con crestas a los mohicano: muy diversos y muy lucidos. Hace el dibujante una buena combinación de escenarios urbanos y otros naturales, sabiendo encajar lo mundano y lo sobrenatural cuando hace falta, tal y como con el muy visual ataque en blanco y negro contra Nori y Florence. Las peleas, a todo esto, llegan a ser bastante espectaculares y diversas, con golpes tanto físicos como mágicos: fuegos, tornados, naturaleza desbocada, transformaciones... Hay algún que otro desnudo, sobre todo en lo tocante al paganismo, pero Collar opta con bastante acierto ilustrarlo con una óptica más anatómica y artística que erótica, dando bastante naturalidad y realismo a los cuerpos de las brujas. Además de tener que mentarse cierta consolidación del estilo de Collar entre el principio de la obra y su nudo y desenlace, también hay que señalar el coloreado (labor en la que cuenta con la ayuda de Cris Serrano), con unos sepias que rápidamente entran por los ojos.
En conclusión, si os gustan las historias de brujas en la sociedad actual, dadle una oportunidad a Wicca. Las hijas del bosque. Podéis haceros con esta historieta de Sallybooks por un precio de 18€, incluyendo entre sus 124 páginas, incluyendo entre las mismas, además de la trama en sí, algunos extras sobre la creación del tebeo y un epílogo de Juan Torres.
Por último, la dedicatoria que me hizo el amable Pablo M. Collar en el tomo durante el Salón del Cómic de Granada de 2021. ¡Gracias de nuevo!
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