Hoy toca reseña múltiple, y más concretamente, de fanzines
de muy distinto tipo, de tal manera que, por sus distintos géneros, es bastante
probable que haya alguno que te acabé llamando la atención.
Presentes del pasado,
de Casel (https://twitter.com/CaselHunter)
y Tucanpasa (https://twitter.com/tucanpasa),
nos muestra cinco historias que se van sucediendo cronológicamente en el tiempo
y que en cierta medida están relacionadas e interconectadas entre sí: la de un
obrero de 1925, la de dos jóvenes en 1939, la de un músico en 1950, la de una
artista en 1980 y la de un mecánico en 1999. Ya sea a la hora de hablar sobre
superación personal y adversidades, así como de amoríos, estas cinco
historietas dejan buen sabor de boca al lector cuando las termina. Y pese a su
mayor o menor lejanía en el tiempo, en todas uno puede sentir empatía hacia sus
personajes: destinos truncados, metas dificultosas, esperanza pese a lo
anteriormente señalado… Y todo ello con un apartado gráfico que, si bien no es
perfecto y todavía tiene que mejorar en varios aspectos (como la carencia de
fondos o la rigidez de algunas figuras), cumple con su función de ilustrar la
trama y reflejar los golpes de la vida en los rostros de los protagonistas.
Aquel que viene,
de The Curly Fugu (https://www.facebook.com/TheCurlyFugu/),
tiene por protagonista a una familia que, desde su solitaria mansión en medio
del bosque, recibe a un misterioso desconocido que cambiará para siempre sus
vidas. Esta obra de terror, además de por el ambiente claustrofóbico que tan
bien ilustra y narra, goza de otra gran ventaja: qué es exactamente la amenaza
que acecha a los habitantes de la casa. Esta ambigüedad es interesante, puesto
que hay diversas maneras de interpretar este peligro sombrío. El relato se
encuentra ilustrado en todas y cada una de sus páginas, ayudando su estilo
macabro, con el uso del blanco, el negro y el rojo como única paleta, a hacer
de su lectura algo todavía más inquietante.
En Yo y mi ansiedad,
de Andrea “Tau” Fernández (https://twitter.com/tautuaje),
una joven debe enfrentarse a diario a dos monstruos muy reales: Ansiedad e
Inseguridad. La autora ha hecho en este tomo un ejercicio muy valiente de
sinceridad, exorcizando en el papel estos males que la acosan, al igual que a
mucha otra gente. Ese es sin duda algo muy meritorio de este fanzine, es decir,
poner cara a estos trastornos para que los que los padecen vean que no están
solos y el resto sepa de esta lucha psicológica. Los dibujos acompañan en todo
momento al diario de Tau, con una Ansiedad a veces más grande y más temible y
otras más pequeña y risible, pero siempre destacable por su inquietante rostro
cadavérico, chocando en mucho esa faz muerta e inexpresiva con unos gestos muy
llenos de emoción por parte de la autora.
En Monroe (obrita perteneciente a la
saga GRLFRNDS),
de Bamidala (https://twitter.com/Bamidala),
dos chicas se conocen y, pese a que la pasión rápidamente las une, más
rápidamente todavía las separará. He aquí otro volumen con carácter
autobiográfico, así como valiente, en este caso sobre los amoríos truncados de
su creadora. Experimental tanto en la desencantada narración como, en cierta
medida, en la manera de ilustrar la relación con Monroe, visualmente cabe
destacar el bonito y encantador coloreado, así como el diseño de las dos
protagonistas.
En Éramos perfectas,
de Alejandra M. Campos (https://twitter.com/alex_taki),
nos encontramos con tres amigas que, de jóvenes, se sometieron a cirugía
estética para que su grupo de pop pasase de amateur a profesional; sin embargo,
aquellas operaciones solo salieron como se esperaba en una de ellas. Alejandra
M. Campos demuestra seguir teniendo talento para crear personajes
psicológicamente complejos, atormentados y realmente dignos de lástima, tal y
como ya se pudo ver con Spyglass o Solo soy una chica.
No falta tampoco crítica social en medio de este drama, pues como ya queda reflejado
en el título, las operaciones de belleza estética no solo son en muchos casos
innecesarias, sino peligrosas si quién las hace no es un profesional. Y todo
ello sin contar con lo complejos que pueden devenir de ellas. El dibujo, sobrio
y en blanco y negro, sin ápice de humor frente a otras obras de Campos, no duda
a la hora de plasmar el dolor humano, sea este físico o psicólogico.
Me llama "Presentes del pasado", aunque hay otras que el guión también es tentador. Gracias por la review :)
ResponderEliminar¡Un placer, para eso estamos!
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